2020-02-19

La defensa solicitó la excarcelación extraordinaria de Rolando Lovera

La pequeña Selene padecía una sería discapacidad, al punto que ni siquiera podía sentarse o comer sola. Su única manera de expresión era el llanto y para movilizarse por sus medios tenía que arrastrarse de espaldas. A simple vista, los médicos del hospital Samic que recibieron su cuerpito sin vida corroboraron la existencia de hematomas y excoriaciones en varias partes del cuerpo. Presentaba marcas recientes y otras de larga data. En primera instancia su mamá se justificó diciendo que la nena padecía convulsiones y se golpeaba sola, pero después afirmó que se cayó del changuito. Ante tales contradicciones quedó detenida. Luego la mujer acusó a Lovera, quien entonces era su concubino. En realidad, la pareja convivió menos de un mes: desde el 31 de diciembre del 2014 hasta el 29 de enero de 2015. Según Aguirre, las primeras semanas todo transcurrió con normalidad, pero a partir del 21 de enero el sujeto comenzó a maltratarla a ella y su hija, las tenía recluidas, amenazadas y no tuvo oportunidad de pedir auxilio. Ya en el juicio, varios testimonios descreditaron el supuesto cautiverio. “Su coartada fue totalmente desvirtuada con la exposición de los médicos y peritos”, expresó la fiscal en su alegato. “Aseguró que fue víctima de violencia de género, pero vimos las grabaciones de las cámaras de seguridad de la arenera donde trabajaba Lovera y observamos cómo se movía con total libertad. Se la vio llegar por sus medios y después andaba sola con el celular en la mano, como también lo dijeron los compañeros de trabajo de Lovera”, detalló Salguero.

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