2016-06-07

"Hay que ser buena persona y después buen deportista"

Santunino Mieres quedó huérfano a los 9 años pero gracias al fútbol salió adelante y es un reconocido deportista entrerriano. Ahora se dedica a formar niños y darles contención
Santunino Luis Mieres es el DT de los chicos de Paraná. Lo conocen como Nino, aunque alguna vez, en su juventud rebelde, también lo apodaron manzana... en relación a que era la fruta podrida que corrompía al cajón.
Nino dirige la escuelita de fútbol La Fragua y logra que cientos de niños de entre 7 y 10 años aproximadamente, tengan no sólo un lugar de contención sino también un espacio donde aprenden a ser buenas personas y buenos deportistas.
"Le pusimos La Fragua porque buscamos un nombre que se asemeje a las cosas que uno quiere hacer, o trata de hacer. La fragua es una herramienta de trabajo que tienen los herreros, ahora ya casi ni se ve , pero se usa para moldear el hierro, enderezarlo. Creo que esto cierra justo con los chicos de estos lugares, para que no se tuerzan hay que enderezarlos", destacó.
En esa línea, Nino explicó que el trato con los niños es siempre respetuoso y además de inculcar una vida sana, según el DT, el deporte le quita la ambición de no poder hacer otras cosas.

Lecciones de fútbol y de vida
"Esto los saca de algunas cosas feas, le brinda un tiempo que otras cosas no se las brindan, porque si el nene no tiene una guía buena, alguien que le hable... cae en mañas" entendió Nino. Por eso la escuelita es un factor importante ante las adversas realidades que viven los niños. "A algunos padres les gusta el deporte y otros no saben ni como es el casco de una pelota pero los traen y están tranquilos porque acá sus hijos están aprendiendo algo bueno. Acá no fuman, no toman, no se drogan, no se roba, acá no existen los mentirosos. Eso vendría a ser como un mandamiento que les transmito", explicó Nino.
Además, cuando los descubre en alguna "macana" los chicos sufren la sanción de no poder jugar un par de fechas, tal como los deportistas profesionales.
Así, Mieres manifestó que cree que a través de actividades como éstas, los niños no sólo logran evitar los vicios sino ser personas de bien: "Siempre les digo yo: 'hay que ser buena persona y después buen deportista'. Con todo esto se logra que pasen a ser personas queridas, no rechazadas", relató a la producción de Uniendo Destinos.

Dedicación y pasión
Nino conoce la realidad de los chicos porque lo vivió en carne propia. Creció en un barrio humilde, quedó huérfano a los 9 años y encontró en el fútbol un motor de vida y el reconocimiento en su profesión.
De esta manera, decidió devolverle a la sociedad, al club donde se crió, algo bueno y arrancó con la escuelita que hoy le ocupa la mayoría de su tiempo y energía. "Es una pasión que tengo, es algo que me enloquece, yo no sé que haría si no tengo los gurises", argumenta.  "Siempre les digo a ellos, ustedes tienen que rogar por mí para que no me enferme, porque lo único que me puede separar de ustedes es que me enferme", agregó.
Nino no sólo es el técnico sino que trata de estar presente en la vida de los niños, conocer sus historias, saber que necesitan. "A veces veo que le está faltando un par de zapatillas y me preocupa porque los veo jugar descalzos. Pero si no les dejo jugar descalzos, le estoy metiendo un régimen donde no tengo cómo darle solución. A algunos chicos le falta documentación, el grupo sanguíneo, muchas cosas. Yo siempre estoy pensando en solucionarle a Pedro lo que Juan no pudo y así a veces me meto en problemas ajenos. Pero es una cosa que me nace y lo hago con gusto", detalló.
Por eso, su sueño es darle más entidad a su proyecto. Lograr la personalidad jurídica, tener un lugar específico donde funcione la escuelita para poder hacer más. "Lo más lindo sería tener un lugarcito, donde pueda darle de comer a los chicos tal vez una por semana, por que hay algunos que la necesitan, yo también la necesite, y sé lo que es eso", subrayó Nino.


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