Homicidio en A 3-2: El barrio, dividido entre quienes exigen justicia y los que celebran

martes 03 de julio de 2018 | 8:30hs.
Homicidio en A 3-2: El barrio, dividido entre quienes exigen justicia y los que celebran
Homicidio en A 3-2: El barrio, dividido entre quienes exigen justicia y los que celebran
Arnaldo Alejandro Amarilla (33) murió como consecuencia de los disparos que efectuó la Policía o a instancias de las agresiones que sufrió en una pelea. Eso es lo que se está tratando de determinar, en tanto que afuera de ese ámbito, en el barrio, las opiniones se dividen entre los que piden justicia y los que creen que, por el modo de vida que llevaba, el hombre murió en su ley y ante eso observan como injusta las detenciones de los oficiales de la Comisaría Décima.

Recorrer la zona un día después del crimen fue sumergirse en un mar de opiniones pero la gran mayoría desde el anonimato. “Yo hablo pero no me expongas porque no es fácil vivir acá, en este barrio”, fue la respuesta común. Y así varios opinaron distinto.

“Desde siempre fue un tipo conflictivo, no dejaba en paz a nadie y cuando tomaba, los fines de semana, era peor. Se ponía pesado, buscaba pleito en la calle y no enteramos que desde que está con los padres, muchas veces tuvieron que irse de la casa porque se ponía violento con ellos. Ese es el perfil de este hombre, no puedo justificar el crimen pero era lo que se veía venir. En algún momento alguien iba a hacer justicia para tranquilidad del barrio”, opinó un vecino que vive a tres cuadras de donde lo mataron.

En consonancia con eso, otra vecina contó que el sábado, desde las 20, tuvieron que llamar varias veces a la Policía “porque en la cancha había dos grupos, tomando, se decían cosas, se amenazaban. Pelearon como tres veces, porque cuando los patrulleros llegaban, se escapaban y ni bien se iban, estos tipos regresaban. Una de las peleas fue terrible, y este Amarilla ligó feo hasta con botellas se dieron. Es cosa de cada fin de semana, por eso, a mi no me da bronca por lo que pasó, se veía venir, pero el miedo es por lo que pueda pasar a partir de ahora con esta gente que quedó resentida”.

“La Policía está para cuidar”
Sobre la pelea, efectivamente existió. En un informe oficial remitido por la Policía, hablan de cinco intervenciones previas al homicidio.

Un adolescente conocido de Amarilla contó que éste intervino y le pegaron mucho en todo el cuerpo. “Le pegaron, le encajaron un botellazo, le patearon todo. Pero él estaba bien después, los milicos le encajaron un escopetazo. Se bajaron a los tiros cuando vieron que estaba sentado en la vereda y fue ese mismo que le había amenazado un par de veces”, aseguró.

Golpeado por la situación, el joven dijo que “no vamos a esconder nada, la verdad tiene que salir a la luz y este policía deberá ser condenado por lo que hizo”.
La suya es una de las voces que pide el esclarecimiento del asesinato: “No es verdad lo que dicen, él no le tenía miedo a los malandras, por eso hay quien lo tilda de violento y que se merecía la muerte, pero ¿quién se merece la muerte? Nadie. Mas allá de las peleas, no era mal tipo. Trabajaba, se interesaba por sus hijos. Es una injusticia por donde se lo mire, nada justifica lo que le hicieron”.

De la misma forma lo ven otros allegados, pero sobre todo la familia de la víctima. “Es cierto que cumplió una condena por homicidio, es así, él reconoció que mató a un hombre en una pelea, hace alrededor de quince años, pero pagó en la cárcel por ese error y ahora nadie puede achacarle nada y menos decir que se merecía lo que le hicieron. Es doloroso tener que aceptar la muerte de mi hermano, como para soportar que digan eso”, opinó Romina, hermana del fallecido.

Sobre eso, agregó que “es gravísimo lo que pasó. La Policía está para cuidar, para prevenir, pero acá hicieron todo lo contrario. Los vecinos saben cómo actúan ellos (por los policías) en el barrio, que amenazan, que son pesados y le buscan la vuelta a los chicos para llevarlos presos, para cagarlos a palos en la comisaria. Esto es consecuencia de esa forma de proceder y le tocó a mi hermano, como tranquilamente pudo haber sido otro en el barrio. Mas allá de todo lo que digan, con mi familia vamos a luchar hasta que se sepa toda la verdad, sin esconder nada”.

De esa manera, con opiniones dispares pasan las horas en el populoso A3-2. Pese a eso, el barrio sigue conmocionado, con muchos vecinos agradecidos a la fuerza de seguridad pero otros tantos lamentando el fatal desenlace.

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