Víctima de un asalto, perdió una pierna

domingo 03 de noviembre de 2019 | 5:00hs.
Víctima de un asalto, perdió una pierna
Víctima de un asalto, perdió una pierna
H ugo Villegas tiene 46 años, es oriundo de Zárate, Buenos Aires, pero desde hace diez años reside en Bernardo de Irigoyen. Es discapacitado y no cuenta con ningún beneficio estatal, aunque trabaja desde muy joven y actualmente cumple tareas administrativas como personal civil en el Ejército Argentino, donde entró a la edad de 33 años. Sin embargo, su historia está marcada por un hecho injusto. 
Cuando tenía 13 años y se encontraba cursando el primer año del colegio secundario industrial en San Miguel, Buenos Aires, sufrió un intento de asalto en una estación de trenes. En el forcejeo cayó a las vías y fue embestido por un ferrocarril, situación en la que perdió una pierna y sufrió serios daños en la otra, que en gran parte fue reconstruida en el Hospital Militar Campo de Mayo, donde fue atendido inmediatamente.
“Mi rehabilitación llevó casi dos años y ahí volví a estudiar, pero ya no en el industrial sino en la escuela secundaria nocturna y pude terminar mi carrera de perito mercantil. A todo eso yo ya estaba trabajando también, cuando terminé el secundario, en una empresa de mensajería en motos y además hacía otros trabajos como ventas callejeras”, recordó. Y continuó: “Mi objetivo era terminar el colegio industrial y seguir la carrera militar como oficial o suboficial, pero con el accidente no lo pude concretar”.
Sin embargo, con el título de perito mercantil y otros cursos que realizó de mecanografía y computación, “me fue más fácil probar suerte para ocupar una vacante para personas discapacitadas en el Ejército argentino como personal civil, así pude presentar todos los requisitos que pedían para cubrir el cargo”.
Hugo viene de una familia humilde, pero que nunca lo abandonó y siempre le inculcó la cultura del trabajo, por eso decidió tomar aquella situación trágica en una oportunidad de superación y hoy trabaja normalmente. 
Está casado, tiene tres hijos y reside junto a su familia en el barrio Juan Pablo II de Bernardo de Irigoyen, donde además cuenta un pequeño comercio para ayudar a solventar los gastos de la casa, ya que su esposa tiene baja visión y no posee pensión porque es extranjera. 

Fundación Mírame, un espacio para la inclusión

H ace poco menos de un año, un grupo de personas aunó esfuerzos para crear un espacio donde ofrecer diferentes servicios a las personas con discapacidad, fue así que nació de manos de la familia Ragotin, con apoyo de varios profesionales, la Fundación Mírame. 
El objetivo es insertar laboralmente a los jóvenes que terminan la escuela especial y no tienen dónde formarse, mediante talleres que buscan generar la autonomía e independencia que necesitan para salir a la calle, además de fortalecer la inclusión social. 
La fundación designó días y horarios para impulsarlos en la cocina, educación física y expresión a través del arte. “En la parte de cocina realizan la planificación de lo que van a realizar ese día, los ingredientes que necesitan, cocinan, limpian, también se trabaja enseñándoles higiene personal, cuidado de la ropa, del cuerpo. En la parte de expresión, siempre se busca ver qué es lo que les gusta a ellos, que puedan emerger la subjetividad, que se den cuenta que tienen la capacidad de decidir por ellos mismos. Es un trabajo de hormiga pero vemos resultados muy buenos”, señaló Tamara González, psicopedagoga de la Fundación Mírame. 
El fruto del trabajo que se realiza en la fundación queda reflejado en el compromiso y entusiasmo tanto por parte de los pacientes como de sus familiares, quienes sostienen que los jóvenes se involucran responsablemente en las tareas que deben realizar en la casa. Este es uno de los mayores desafíos de la sociedad: romper las barreras.