Trío implicado en el crimen de Álvez guardó silencio y seguirá detenido

sábado 12 de octubre de 2019 | 6:00hs.
Un revólver marca Taurus calibre 32 sería el arma utilizada para el crimen.
Un revólver marca Taurus calibre 32 sería el arma utilizada para el crimen.
 Jorge Posdeley

Por Jorge Posdeley fojacero@elterritorio.com.ar

Los tres detenidos por el crimen del carpintero Rodrigo Álvez (35), cometido el último fin de semana en El Soberbio, se abstuvieron de declarar ayer a la mañana ante la Justicia y fueron formalmente imputados de los delitos que se les acusa.
Tal como estaba previsto, los brasileños Ronaldo K. (61) y su hijo Andre K. (34), como así también la pareja de este último, Carina (17), fueron trasladados bajo fuerte custodia ayer desde sus celdas de detención hasta las instalaciones del Juzgado de Instrucción Tres de San Vicente.
Allí tenían programada la audiencia de declaración indagatoria ante el magistrado Gerardo Casco y, en esa instancia, todos los implicados tenía la oportunidad de brindar su versión de los hechos, aunque optaron por abstenerse de declarar.
Cabe mencionar en este punto que los imputados tienen derecho a no declarar e incluso está contemplado que ese silencio no le signifique presunción de culpabilidad alguna.
Luego de ello, las autoridades al frente de la causa procedieron a exponerle y notificarle de la batería de elementos, indicios y pruebas que contra ellos se registran, como así también de las imputaciones que les caben.
De esta manera, según indicaron fuentes consultadas por este matutino, la Justicia decidió imputarle a los brasileños el delito de homicidio triplemente agravado por alevosía, uso de armas de fuego y la premeditación de dos o más personas en el hecho, al tiempo que al menor de ellos también lo acusaron por las amenazas proferidas a los testigos que permitieron esclarecer el caso.
A la muchacha, en tanto, le cabió la imputación de “encubrimiento” y al menos por el momento continuará privada de su libertad, al igual que sus consortes de causa.
Las fuentes añadieron que ahora será el turno de iniciarse la toma de testimoniales, donde los testigos deberán comparecer ante la Justicia para ratificar todos sus dichos aportados en sede policial, entre ellos el de los dos testigos clave del caso.

Trampa y crimen
El crimen de Álvez se descubrió el sábado pasado, cerca de las 16.30, y para el lunes al mediodía el hecho ya estaba prácticamente esclarecido, al decir de los pesquisas que parece ese entonces había logrado recolectar un importante cúmulo de elementos probatorios que permitían reconstruir el hecho.
Tal como viene publicando este matutino, el cadáver de Álvez fue hallado por un artesano al costado de la ruta costera 2, camino a los Saltos del Moconá, y a unos 40 kilómetros del casco urbano de El Soberbio.
Cuando la Policía acudió al lugar constató que además de lesiones cortantes el hombre también presentaba un orificio de bala en la zona de la nuca y ante ello el caso comenzó a investigarse como homicidio.
Durante el fin de semana los pesquisas se manejaron con cautela y paciencia, pero el lunes a la mañana el pueblo de El Soberbio vio cómo una importante cantidad de patrullas y efectivos policiales salían a toda velocidad hacia el paraje Primavera, en Colonia Paraíso.
En una vivienda de esa zona detuvieron a los tres implicados, quienes quedaron acorralados tras el relato de dos testigos que ante la Policía contaron con lujo de detalles cómo se llevó adelante el crimen de Álvez.
De esta manera, según lo que se pudo reconstruir, el último viernes Álvez primero visitó a su ex pareja y luego le pidió una motocicleta a un amigo para ir hasta la casa de su madre, pero a ese lugar nunca llegó y tampoco nunca devolvió el rodado al horario que había pautado.
Los pesquisas allí encontraron un vacío temporal en el recorrido de Álvez, lo cual se terminó de develar con el aporte de los denominados testigos clave.
Es que el carpintero en realidad fue a un encuentro con Carina -una de las detenidas- con quien aparentemente tenía intenciones de mantener un encuentro amoroso pero terminó encontrándose con los brasileños que casi sin mediar palabras lo atacaron a machetazos y mazazos y luego asesinaron de un tiro en la nuca.
Por el relato de los testigos incluso se cree que fue el propio Luis (34) quien utilizó el celular de su joven pareja para citar en el lugar a Álvez y de esa forma tenderle una trampa mortal.
“Por suerte agarraron a esos bandidos que hicieron esa maldad a mi hijo. Él no lo merecía, fue una trampa lo que hicieron. La chica lo llamó para pactar un encuentro. No sé si le dijo que no tenía marido. No sé”, señaló luego de todas las detenciones Celia Da Rosa, madre de Álvez, en diálogo con este diario.
Toda la violenta secuencia habría sido presencia por los testigos. Allí fueron amenazados por el menor de los implicados y por eso la Justicia también le imputó el delito de amenazas.
Cabe recordar que Luis André K. (34) incluso registra un antecedente por homicidio en Brasil, hecho por el cual fue condenado a diez años de prisión pero actualmente gozaba del beneficio de la libertad condicional. Su anterior crimen fue cometido en 2015, en Tiradentes Do Sul, a unos 15 kilómetros de la frontera con El Soberbio.

Más pruebas clave
En el lugar los pesquisas también incautaron prendas, machetes y mazas con manchas de sangre, rastros que incluso detectaron en el baúl de un Chevrolet Corsa que habría sido utilizado para transportar el cadáver de la víctima hasta el lugar donde posteriormente fue descartado.
Toda la secuencia narrada por los testigos incluso fue confirmada a partir de las pericias con reactivo de luminol elaborada por los investigadores.
En ese primer procedimiento también había demorado a Evaristo Z. (54), quien 24 horas después fue liberado y su aporte también fue importante ya que al apenas recuperar la libertad fue hasta la localidad brasileña de Tiradentes Do Sul y trajo un arma de fuego calibre 32 y un celular, posible arma homicida y aparato de la víctima, respectivamente.
De esta manera, las autoridades del Juzgado de Instrucción Tres de San Vicente tienen en el tapete un cúmulo de elementos que daría por completamente cerrado el caso.