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Tambores para el santo negro

Ayer se celebró el Día de San Baltasar, en honor al único Rey Mago de color. Hubo candombe y baile en el Parque Paraguayo. Es una fiesta popular en Corrientes y Paraguay

miércoles 07 de enero de 2009 | 1:00hs.
Tambores para el santo negro


El único negro de los Reyes Magos se llamaba Baltasar, según predica la tradición católica. Es evidente que aquellos hombres y mujeres, víctimas y herederos de la Trata de personas desde el África hayan encontrado en Baltasar la imagen de sus antiguos dioses o ancestros.
“El sincretismo se dio en toda América. Tenían que disfrazar a los santos católicos para no ser castigados”, afirma Julio “El Ichu” Castillo, artista y docente y quien elabora un libro sobre la influencia de la raza negra en la música de la región.
La fiesta de San Baltasar tuvo su iniciativa en esta ciudad hace un años, a través del grupo bautizado como la Sociedad de Tamboriles Purgación Culera. Ayer a la noche, coincidiendo con el Día de Reyes, el grupo convocó a una veintena de aficionados al candombe para tocar en el Parque República del Paraguay.
“El sentido de la fiesta es la de hermanarnos en el tambor, más allá de la cuestión económica y social de las personas. El ritual de fuego - que se enciende para afinar el cuero de los instrumentos - va templando el espíritu del tamborero”, explica Alexandro Sellanes, integrante del grupo de tamborileros.
Cuando la Sociedad de Tamboriles Purgación Culera pasa tocando sus instrumentos musicales por los pasillos de Villa Cabello, los vecinos salen a curiosear.
“Todos los gurisitos agarran unos cartones y les prenden fuego, como que nos siguen con antorchas”, cuenta Sellanes, integrante del grupo que desde mayo pasado hacen las “llamadas” en el Parque República del Paraguay, es decir se reúnen para tocar candombe afro uruguayo en una caminata que realizan por los alrededores de Villa Sarita, la que suele durar aproximadamente una hora y media. Luego parten a la zona oeste de Posadas y largan el culebrón por otra hora más en algún pasillo de Villa Cabello.
Alexandro aclara que “la diferencia es bien marcada” cuando se toca dentro de las cuatro avenidas y o si el grupo desembarca en un barrio.
“En la zona del parque paraguayo pasamos tocando y las ventanas de los edificios se cierran. Cuando vamos a Villa Cabello las ventanas se abren, la gente baja de los edificios más altos”, compara Sellanes, un uruguayo nativo que vive hace años en Posadas.
Cuando comienza a sonar la cuerda, es decir el conjunto de tambores, el ritmo puede subir o bajar pero no se detendrá hasta el final pautado.
Sellanes trabaja en una carpintería que fue noticia en mayo pasado cuando se incendió. Luego del siniestro no sólo continuaron trabajando en muebles sino que también comenzó a funcionar como un taller o búnker donde reparan y fabrican tambores, casi con los mismos métodos que los luthiers del Uruguay pero con madera de la región.  La construcción de tamboriles implica un sutil trabajo de herrería - para ajustar las tiras de madera que forman el cuerpo- y de curtiembre.
Es que los parches que llevan los instrumentos musicales son de cuero de animal, preparados por Javier Alonso, uruguayo residente en esta ciudad y también integrante de la Sociedad de Tamboriles.
Los elementos que conforman el cuerpo del tamboril representan un hábito ancestral relacionado a la armonía del hombre y la naturaleza.
“Con la madera y el cuero se fusionan tres de los seres vivos mas importantes: el árbol el animal y el hombre. En nuestra agrupación, si el tambor con el que vienen a tocar tiene parche de plástico todo bien, pero le decimos que le ponga cuero. De todas maneras, igual todos son bienvenidos. En esta ciudad, el candombe recién esta queriendo nacer. La cultura del tambor explotó hace veinte años en las ciudades más grandes del país. Esa oleada recién está llegando acá”, reflexiona Sellanes.

Afro paraguayos
En Corrientes, el chamamé se mezcló ayer con los tamboriles para celebrar al santo negro. En la capital de esa provincia, por ejemplo se encuentra el barrio llamado Cambá Cuá, que significa cueva de negros.
En Paraguay es popular la fiesta de San Baltasar que se realizará este fin de semana en Fernando de la Mora, también en un lugar llamado Kamba Cuá. Así conmemoraron a un santo que no es reconocido por la Iglesia Católica pero a quien se lo venera con hábitos cristianos.
Allí hacen novenas y procesiones donde invocan a San Baltasar, tocan tambores y rezan al Dios cristiano. Es una fiesta alegre y contagiosa que intenta mantener las tradiciones de los afro paraguayos.
Es por eso que hay músicos, como Rolando Chaparro que, junto a artistas de la zona, se animó a mezclar la polca paraguaya con el candombe. En Kamba Cuá residen unas 300 familias, descendientes de los 250 lanceros - hombres y mujeres- que acompañaron a Artigas en su exilio al país guaraní. Según asegura Castillo, en Asunción “hay 20 mil descendientes de negros, según un censo. Aunque hay más personas con rasgos de esa raza”.


Los kamba, una etnia de Angola
En la lengua guaraní, negro se dice hu, aunque se usa cambá como sinónimo para designar la misma palabra. Según cuenta el músico Julio Castillo, Cambá proviene de Kamba, una etnia de Angola que probablemente arribó a toda esta región junto al caudillo oriental José Artigas alrededor de 1814 y 1820. “Es la misma etnia que habitaba en Corrientes y en El Chaco”, asegura el percusionista.

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