Superyerbales alcanzan a 19.000 kilos de hoja por hectárea

martes 14 de enero de 2020 | 6:00hs.
Con nuevas prácticas y genética se consiguen mejores rindes.
Con nuevas prácticas y genética se consiguen mejores rindes.
Vctor Piris

Por Vctor Pirisvpiris@elterritorio.com.ar

Años de investigación y desarrollo tecnológico permiten lograr casos sorprendentes en el cultivo de la yerba mate entre Misiones y Corrientes. Se trata de rindes en kilos de hoja verde que se acercan a triplicar promedios productivos considerados buenos en plantaciones normales (alrededor de 8.000 kilos).
Y los casos son cada vez más frecuentes entre diversas empresas yerbateras tanto desde la zona Norte hasta en la zona Sur productora. Para este ideal productivo se adoptan buenas prácticas productivas y también tecnología desarrollada específicamente para el sector en el Nordeste argentino.
Desde la estación experimental del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta) Cerro Azul, los ingenieros agrónomos Mario Kryvenki y Sebastián Bárbaro dialogaron con El Territorio y recordaron buenas experiencias en el aumento de productividad de yerbales.
Apuntaron que hubo casos en que se llegó a superar los 19.000 kilos por hectárea. Pero se remarca que tales números se dan con un trabajo consciente entre genética de plantas, fertilización, cuidados sanitarios y manejo de podas.
También aconsejaron que los pequeños productores pidan asesoramiento para hacer estudios de suelo en sus chacras, como medida básica para mejorar la productividad de sus yerbales.
Sobre la meta de tener superyerbales, Kryvenki apuntó que se trata de ensayos en los que se lleva la producción a lo óptimo posible. Y aunque son casos extraordinarios, no dejan de ser un buena meta para optimizar la producción sin ampliar superficie.
“Los valores que rondan los 19.000 kilos y a veces en algunas parcelas un poco más, se están alcanzando en ensayos. Obviamente esto no es fácil replicarlo a nivel productivo porque la situación que encontramos en campo puede variar. Se puede tener buen manejo de suelo y de planta, pero la calidad genética no es lo mejor frente a las que disponemos hoy. Por ahí hay plantaciones con más de 30 años, que en su momento eran el mejor material genético que se conseguía en ese momento, pero eso hoy quedó atrás. Para lograr resultados extraordinarios se debe conjugar genética, manejo de planta, manejo de suelo, manejo nutricional y manejo sanitario. Son como cinco patas que hay que tenerlas en cuenta”.
Y remarcó: “Cada variante hay que llevarla al óptimo. A nivel comercial, ya hay empresas en la región que están en lotes de varias hectáreas con 16.000 kilos de promedio, haciendo un buen uso de un plan nutricional y haciendo un buen manejo de planta, la poda de cosecha es muy importante”.

¿Los mejores rendimientos en que años de la planta se dan?
Mario Kryvenki: A partir del octavo al décimo año, la planta va incrementando producción y llegando a esa edad se queda en una meseta. A partir de ahí hay años en que sube, años que baja, pero ya es muy poco lo que se puede elevar en rendimiento. A esa edad (10 años) se estabiliza la cosecha.

¿Cuándo hay que cortar o eliminar yerbales viejos?
Sebastián Bárbaro: No por ser plantas viejas el rinde es malo, lo que ocurre es que las plantaciones viejas tienen bastantes fallas (espacios vacíos sin aprovechar). Así, en vez de líneos de plantas cada tres metros, los hay cada diez o quince metros. La evaluación no es por el rendimiento de la planta sino por la superficie que rinde la hectárea. Hoy en día se enfatiza en tener plantaciones de densidades medias, de 1.600 a 2.200 plantas por hectárea. Pero hay yerbales viejos que tienen o quedaron con 1.000 u 800 plantas por hectárea, es una densidad muy baja. En esos lotes hay que aumentar la densidad.

¿Se animan los productores a cambiar plantaciones?
SB: Pasa mucho por la decisión del colono, la recomendación que les damos nosotros es una evaluación más amplia de decir ‘una hectárea de yerba mate te rinde más si es nueva’, porque también tiene un costo todo eso. Todo tiene un costo inicial bastante alto. En vez de una recomendación, lo que cada técnico hace es una charla con el colono y se llega a un punto que sea beneficioso.
Plantaciones con yerbales donde vemos que el suelo que se tiene es muy pobre, que con la densidad que tienen no van a superar los 3.000 kilos por hectárea y tal vez sea un motivo para hacer una interplantación. O erradicar las plantas para una plantación nueva. Pero todo depende de la presencia del técnico en la chacra. Porque hay suelos que soportan más, que tienen una capacidad de recuperar fertilidad mayor a otros. También viendo las plantas que hay y haciendo una interplantación podemos pasar a un nivel de rendimiento mejor sin tener que erradicar nada.
MK: El Inym hace unos años inició un programa de reconversión de los yerbales degradados, el famoso tres por uno. Ahora, también es cierto que cuando se hace control de maleza, una cosa es machetear (limpiar) una hectárea con 2.500 o 3.000 plantas y otra distinta es trabajar sobre una hectárea con 600 o 700 plantas que están degradadas, enfermas o quemadas por el sol. Obviamente hay un costo de producción, ese costo fijo se puede repartir en 3.000 kilos de hoja verde u 8.000 o 10.000 kilos. El que termina decidiendo qué hará con una plantación vieja es el productor.

¿Cuál es el abono que se usa más o el ideal?
SB: Tenemos ensayos desde hace varios años, que también los empezó el ingeniero Alberto Sosa, que forma parte de nuestro grupo en el Inta. Durante muchos años se dedicó a investigar como línea de base de partida qué elementos y que cantidad de nutrientes extrae una planta de yerba mate. Actualmente se sabe que por 3.000 kilos de hoja verde se extraen 24 kilos de nitrógeno, 5 kilos de fósforo, 23 kilos de potasio. Con la dosis de que uno sabe cuánto extrae, se puede empezar a hacer algunos cálculos en base a la cosecha. Si mi yerbal me rinde 3.000 kilos, que es muy bajo, requiero 24 kilos de nitrógeno; ahora si me rinde 16.000 kilos, que ya estamos hablando de alto rendimiento, la cantidad de nitrógeno se multiplica a 128 kilos.
Y también lo que se ha investigado es ver cuánto más me conviene agregar y que me responda la planta a esa dosis extra de fertilizante. Se sabe que hasta un 50% más como máximo la planta responde. Le agrego lo que extrae más un 25% más y ahí logro un incremento en el rinde, va de la mano al momento en el cual tengo que hacer la aplicación.
En yerba sabemos que es un cultivo que brota arrancando los primeros calores, entonces ya en septiembre el fertilizante tendría que estar en el suelo y tal vez una segunda aplicación de fertilizante por noviembre o diciembre. Y en algunos casos hasta una tercera dosis en verano.
Estamos hablando de fertilizantes granulados, es lo que comúnmente se usa. Hoy por hoy hay también empresas que hacen fertilizantes específicos para la yerba mate.

¿Se puede suplantar el abono químico?
MK: Hay diferencias entre el abono y el fertilizante en la jerga local. Cuando hablamos de fertilizante estamos pensando en algo químico, en algo que te da nutrientes específicos. Con un abono ya estamos hablando de materia orgánica en descomposición que aporta nitrógeno, potasio, fósforo, entre un montón de otras cosas más. El abono o compost es más recomendable para suelos con muy baja capacidad de fertilización.
Ahora, los momentos de aplicación de uno y otro son distintos. Si tengo que incorporar un fertilizante químico, es un fertilizante que yo incorporo y a los pocos días está disponible para la planta, en cambio un abono o compost, ya necesita una descomposición en el suelo para que ese nutriente quede libre, por lo menos en esos casos en agosto los primeros días tendríamos que estar haciendo la incorporación del abono.
¿De qué dependerá si usamos uno u otro? Los colonos van más allá de la planta, puntean con la pala en el suelo y ven su aspecto físico. Cuando la estructura de la tierra es mala, nos conviene un compost o un buen abono. Hay también un fertilizante que además aporta materia orgánica y productos que el suelo necesita.
Después hay compost que los puede hacer el colono en su chacra con residuos de industrias de la yerba, del tabaco, de la forestación, del corral, con cama de pollo, en mezclas y en dosis adecuadas que con el tiempo permiten tener nutrientes que remplazan al fertilizante químico. Y siempre cada dos o tres años hay que aportar materia orgánica al suelo.

Entonces, lograr un superyerbal no es algo que se da por casualidad.
SB: La planta de yerba vive en un ambiente en relación con el suelo, el clima, el estado de fertilidad, la biología del suelo y la planta con su genética y el tipo de poda. Si todo esto se mantiene en niveles óptimos, seguramente vamos a tener valores altos. Influyen también las lluvias, que es lo único que no manejamos nosotros.
Pero la clave es que en aquellos factores en los que podamos intervenir, lo hagamos bien. Sale lo mismo hacer una planta bien que hacerla mal. Desde el Inta, con las capacitaciones que damos, apuntamos a que hacer las cosas bien.
El fertilizante es un costo que depende del punto de vista que se analice. Si con su uso puedo lograr saltar de 6.000 kilos a 10.000 kilos por hectárea, hay que hacer un análisis de costos y ver su beneficio.


Análisis del suelo, el punto de partida

Para el ingeniero Mario Kryvenki, la productividad en hojas de las plantas debe entenderse en un “equilibrio de sistema”. Explicó que para determinar eso es vital un análisis de suelo. “Si no conocemos ciertos parámetros del suelo, no vamos a tener el resultado que queremos. Es muy importante conocer la acidez que hay, son cuestiones básicas para tener noción de cómo está el sistema y que posibilidad de éxito hay con un plan de fertilización. Y tal vez también se descubra que lo primero que se tiene que hacer es corregir la acidez”, explicó.
Enfatizó que conocer la realidad de la tierra es vital y que si “está muy pobre de materia orgánica, tal vez con la primera lluvia se pierde la mitad del fertilizante que le agreguemos.”
El ingeniero Bárbaro acotó que en la Argentina hay cerca de un 10% de producciones que utilizan muestreos de cómo están los suelos. “En Misiones yo dudo que estos análisis se hagan sobre el 10% de la superficie de yerba mate que hay. Es más, los que frecuentemente piden estudios son empresas por necesidad de certificaciones. Pero, después de muchos años de insistir, ya hay más colonos que piden análisis de sus suelos”.
Finalmente remarcaron que en el Inta Cerro Azul se realizan análisis de suelo. Y recordaron la existencia de un programa entre el Inta y el Inym con varios técnicos que asesoran a grupos de productores y se están realizando análisis físicos de la tierra en las chacras.