Sotelo, el ladrón que eligió la muerte antes que ser juzgado por violador

miércoles 17 de abril de 2019 | 7:00hs.
Sotelo, el ladrón que eligió la muerte antes que ser juzgado por violador
Sotelo, el ladrón que eligió la muerte antes que ser juzgado por violador
Carlos Cardozo

Por Carlos Manuel Cardozo fojacero@elterritorio.com.ar

Su foto recorrió todas las pantallas a través de los noticieros, medios digitales y redes sociales y la condena social se hizo inmediata por el terrible delito que recaía sobre sus espaldas. Fueron 101 horas de una búsqueda llena de tensión que ocupó a centenares de policías. Una búsqueda que terminó en muerte.
Hace exactamente un año, Franco Emanuel Sotelo (24) falleció sobre la ruta nacional 12 tras ser arrollado por un camión de mediano porte que literalmente lo pasó por arriba. Su vida, dedicada principalmente a los robos que ocurrieron en toda la provincia, llegó así su fin.
Desde el 2014 a su muerte, 15 causas en diferentes puntos de la provincia lo ubicaban como un “hábil ladrón” que supo hacerse con botines millonarios como el de un atraco en Puerto Iguazú, aunque esa cantidad de expedientes pone en duda esa afirmación. Sin embargo, los ojos de la provincia se posaron en él por un hecho que no figuraba en sus antecedentes: el rapto y abuso sexual a una menor de edad de Pozo Azul, a quien dejó al borde de la muerte.
Al día de hoy no hay certezas que confirmen la autoría de ese hecho, debido a que los estudios sobre la sangre hallada en su vehículo aún no se incorporaron a la causa. Las informaciones en su momento indicaban que iban a tardar un mes debido a que en la actualidad se hacen en Misiones, pero aún no se conocieron los resultados. Autoridades judiciales de San Vicente -que investigan el abuso - expresaron que los informes serán remitidos a sus pares de Posadas , pero en la capital provincial aseguran que irán a la Capital de la Madera.
El ataque ocurrió en horas de la mañana del sábado 14 de abril, sobre la ruta provincial 20. Dos hermanas de 6 y 12 años se dirigían a un kiosco cercano a su casa, a dos kilómetros de la zona urbana de Pozo Azul, cuando fueron interceptadas por el conductor de un automóvil blanco, quien descendió, golpeó con una pata de cabra a la mayor y subió por la fuerza a su hermana.
La más pequeña fue hallada horas más tarde a 35 kilómetros del lugar, en un camino de tierra de Santiago de Liniers, con un fuerte golpe en la cabeza y en un evidente estado de shock. Primero fue trasladada al Samic de Eldorado, donde confirmaron el ataque sexual, y luego la llevaron a Posadas donde quedó internada por varios días. También se recuperó allí su hermana. 

De San Vicente a Posadas
Un ataque similar en San Pedro, de donde era oriundo el sospechoso, se había registrado antes, aunque en esa oportunidad el secuestro de otra menor no se concretó. Ese mismo día la Policía de Misiones anunció la detención de un sujeto calvo que se movía en un Gol blanco, pero con el correr de las horas los indicios señalaron a Sotelo.
Mediante eso las autoridades del Juzgado de San Vicente, a cargo del juez Gerardo Casco, le pidieron colaboración al juez Marcelo Cardozo, titular del Juzgado de Instrucción Uno de Posadas, que entonces estaba en turno. Así, se dispuso un allanamiento en el barrio Los Kiris, pero cuando la comitiva policial y el juez llegaron al lugar, el sospechoso escapó por los tejados, dejando un bolso con ropa sobre la cama.
“Rápidamente le sacó como cuatro cuadras a los policías, era muy hábil, impresionante lo que corría”, señaló ayer una fuente de la investigación. El delincuente robó ropas de una casa vecina y esa misma noche empezó una búsqueda policial con diferentes direcciones y grupos especiales de la Policía. Algunos incluso la definieron como “una cacería”.
La indignación a esa altura era generalizada y aumentaba cada vez que un nuevo parte médico evidenciaba el daño hecho a la pequeña del norte provincial. Y más aún cuando se conoció que un suboficial de la Comisaría Primera, Hugo Provenzal, habría advertido mediante un mensaje a la mujer del sospechoso que su pareja “se mandó una cagada, decile que se borre”.
También en ese entonces se sumó el testimonio del empleado de un lavadero, quien atendió a Sotelo y notó al abrir su vehículo que había mucha sangre en la butaca del acompañante y la parte trasera. El propietario del coche dijo entonces que un amigo había recibido un botellazo en la cabeza en medio de una pelea y él lo había asistido. 
El lunes las informaciones concentraron la búsqueda en Garupá y media hora después cerca de 300 policías sitiaron la zona.
Con las primeras averiguaciones, los uniformados lograron establecer que el señalado pervertido adquirió una gaseosa en la zona y luego hizo contacto con un poblador de la costa con la intención de conseguir una canoa para escapar por el río Paraná hacia Paraguay.  Sin embargo, aparentemente reculó en su plan y decidió volver a ingresar al tupido monte de la zona. Efectivos especializados realizaron varios rastrillajes y barridos entre la vegetación, logrando encontrar la botella y el saco de un traje que había robado.
Al parecer lo vieron salir y entrar al monte, por lo que el rango de búsqueda se acotó significativamente. Sin embargo, no lo encontraron sino hasta el martes, cuando luego de una persecución se produjo el desenlace que todos conocen. Las fotos de Sotelo, esta vez sin vida sobre la calzada, se volvieron a hacer virales.
Según se reconstruyó, cerca de las 16.45 el presunto depravado corrió desde las cercanías del ex local bailable 622, atravesó la colectora y subió un terraplén de diez metros hasta ganar la arteria nacional donde lo encontró la muerte. El conductor, que se dirigía en sentido Posadas - Candelaria, no pudo evitar impactar contra su humanidad, y el deceso se produjo en el acto.
Los testigos, tres civiles y dos policías, coincidieron en que Sotelo se sentó sobre el hormigón armado que divide las dos manos de la calzada y al ver el camión se paró, abrió los brazos en una clara actitud suicida. Estaba muy cansado de tanto huir, puesto que los rastrillajes en la zona se habían extendido durante toda la noche y ese día.
Los efectivos encontraron entre sus pertenencias una identificación falsa, cerca de 2.000 pesos, 800 dólares y un poco de marihuana. Se había cortado el pelo y tenía el torso desnudo. Sus tatuajes, en especial uno de San La Muerte, confirmaron que se trataba de él. La búsqueda había llegado a su fin y no había responsable preso. 

La situación del policía y el camionero

Oscar Klein y Hugo Provenzal, camionero que atropelló a Sotelo y policía señalado por facilitar su fuga dos días antes siguen ligados al proceso. Klein en su momento fue imputado por homicidio culposo, mientras que uniformado lo acusaron formalmente por encubrimiento agravado por su condición de funcionario público. Los dos permanecen en libertad, pero fuentes del caso indicaron que en ambos casos se determinará la falta de mérito. En el caso del trabajador al volante, todavía se esperan las pericias accidentologicas, mientras que con relación al policía, el hecho que haya hablado con la mujer de Sotelo y no con él mismo favorecieron a su situación.


La bala calibre 22 en su cuerpo aún no tiene dueño

El cuerpo de Sotelo fue a una segunda autopsia.
Con la muerte de Franco Emanuel Sotelo (24) las labores de la Policía de Misiones  y la Justicia no terminaron. El cuerpo fue sometido a dos autopsias, ya que en pleno velorio se detectó una bala y una herida que causó muchas suspicacias. Y los grises aún están presentes.
Es que la madre del joven denunció el viernes 20 de abril en la Fiscalía de Instrucción Uno, cuya titular es Amalia Spinnato, que su hijo habría sido baleado por la espalda por alguno de los más de 300 policías que lo buscaron intensamente durante alrededor de tres días y eso habría ocasionado su muerte el martes a la tarde.
Al mediodía, funcionarios de la Secretaría de Apoyo para las Investigaciones Complejas del Poder Judicial (Saic) fueron hasta el salón velatorio donde despedían al muchacho, secuestraron el cajón y lo precintaron. De inmediato, con custodia de la Gendarmería Nacional, se lo llevaron para los estudios.
Y la segunda necropsia reveló lo que no había detectado la primera: el fallecido tenía una bala a la altura costal. También se hizo hincapié en dos heridas en el brazo izquierdo, que daban cuenta de que algo lo había atravesado. Aún no se estableció si se trató de una bala o no.
¿Quién le disparó a Sotelo? Durante este año no pudo ser determinado, aunque las pericias balísticas determinaron que no se trataba de un arma 9 milímetros, que son las utilizadas por las fuerzas policiales. Se habló de un sereno, no nunca pudo ser encontrado. Las suspicacias en torno a ello siguen estando vigentes.
De todas formas la autopsia no dejó dudas. El señalado abusador murió a causa del impacto del camión, y las pericias preliminares sobre ese vehículo - a las que tuvo acceso este medio - así lo confirman. Sobre la bala, es un pituto pequeño de calibre 22, lo que explica por qué no se detectó en un primer momento. Es que muchas veces la piel se cierra cuando recibe el impacto de este tipo de proyectil.
Según se determinó, ese plomo ingresó por la nalga e hizo un recorrido interno hasta alojarse en el torso. No hay dudas que le dispararon por la espalda, posiblemente cuando escalaba algo, pero según las fuentes consultadas, por el ángulo del recorrido no pudo haber sido cuando subía el terraplén momentos antes de su muerte. 

]¿Otro balazo?
En relación a la otra lesión, que fue solamente superficial, el profesional que hizo la autopsia dijo que “podría ser coincidente con una herida de bala”, lo que da cuenta de que no hay seguridad. Los estudios para establecer si había restos de pólvora aún no fueron incorporados al expediente.
En las fotografías que se hicieron sobre el cuerpo claramente se nota que dañó el miembro superior del fallecido, ingresó por el antebrazo, a la altura del codo y salió por la parte trasera del brazo propiamente dicho, por lo que no pudo ser un disparo por la espalda. La teoría más fuerte es que un hierro del camión causó ese daño, pero no hay coincidencias en ese punto.
Si bien varios vecinos declararon ante la prensa haber escuchados disparos, fueron menos quienes lo hicieron en sede judicial. Más allá de eso, un testigo clave, quien vio cómo Sotelo pasó frente a su casa corriendo de los policías dijo que ese momento se escucharon estallidos de armas.
El joven subió a su moto a un efectivo y atravesó la ruta por un túnel que hay en ese sector para buscar cercar al delincuente, aunque éste finalmente decidió inmolarse frente al vehículo.
La única certeza al momento es que el ataque a Sotelo y sus circunstancias no están del todo claras. Fuentes del caso se preguntaron por qué no intervino una fuerza federal para investigar sobre este aspecto.