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“Sin esos edificios muere el registro de nuestra vida como sociedad”

domingo 19 de marzo de 2017 | 8:11hs.
“Sin esos edificios muere el registro de nuestra vida como sociedad”
“Sin esos edificios muere el registro de nuestra vida como sociedad”

La investigadora y arquitecta Graciela de Kuna sumó un análisis y reflexión sobre la importancia de revalorizar aquellos lugares que fueron clave en la constitución de un pueblo y cuyas paredes hoy son tentadas por el abandono. “Conservar su historia es la importancia fundamental que tiene el restauro de sus estructuras, de aquellos edificios emblemáticos que hicieron posible a esa gente llegar hasta allí, a partir de su trayectoria en su mundo. Sin historia no nos reconocemos como integrantes de nuestro mundo, los edificios son hitos que referencian esa historia nuestra, si desaparecen, se deterioran y mueren, muere también un registro de nuestra vida como sociedad”, señala de Kuna en diálogo con El Territorio.

 

De Kuna es doctora, egresada de la Universidad de Sevilla y magíster por la Universidad Nacional de Misiones (Unam). Se desempeña como profesora titular regular e investigadora de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales y de la Facultad de Arte y Diseño de la Unam y profesora de la Facultad de Arquitectura de Universidad Católica de Santa Fe, además de oficiar como subdelegada Regional NEA Argentina del Consejo Mundial de Monumentos y Sitios (Icomos).

 

“Cada lugar da cuenta de algo en particular, de aquello que aconteció a sus habitantes, en determinado tiempo y en tiempos sucesivos, a partir de la interacción que tuvieron con los mismos. Cuando llegué a Posadas hace más de 30 años, había desaparecido el bar Tokio, sin embargo muchos de sus habitantes se referenciaban en él, decían: ‘Nos encontramos en el T…’”, relata.

 

 

 

Recientemente, se han desarrollado procesos de restauración y ampliación de bienes sin el debido respeto a sus cualidades históricas, tratando de borrarlas inclusive, como si los misioneros carecieran de historia, con una voluntad permanente de hacer desaparecer los rastros de su pasado. Eso es muy peligroso, ya que sin pasado no hay futuro posible, no podemos reconocernos en buenos o malos actos de ese pasado y proyectarnos en un futuro en común. No es inocente la voluntad permanente de pérdida de registros históricos, de embellecer sin que haya un trabajo responsable detrás. La vida urbana no es un parque temático, de plástico y alejada de la realidad, es el fruto del trabajo y esfuerzo de sus habitantes.