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Sin cables ni energía, la URSS espió a Estados Unidos

domingo 10 de noviembre de 2019 | 5:00hs.
Sin cables ni energía, la URSS espió a Estados Unidos
El 4 de agosto de 1945, el embajador estadounidense en la URSS, Averell Harriman, visitó el campamento juvenil de Artek, donde recibió de un grupo de pioneros -organización  soviética de tipo scout- un regalo especial: una talla de madera exótica en forma del Gran Sello de EE.UU. Tras un examen de la impresionante obra por los servicios de seguridad, el halagado enviado la colgó en la pared del despacho de su residencia. Durante los próximos siete años, los agentes de la inteligencia soviética escuchaban todo lo que sucedía en la sala más protegida de la misión diplomática estadounidense. Podrían haber seguido haciéndolo muchos más años si el micrófono no hubiera sido revelado por una casualidad. El elemento central de la operación fue un dispositivo único escondido dentro de la talla. Carente de algún cable o fuente de energía, el endovibrador -así se llamaba el mecanismo- consistía en una antena, de 23 centímetros, y una cavidad con una membrana de alta sensibilidad. Como tal, era totalmente pasivo y por eso no podía ser detectado en estado inactivo a través de los métodos tradicionales. No obstante, siendo expuesto a una señal de radio de cierta frecuencia, se despertaba: la membrana resonaba y modulaba las vibraciones acústicas en radioondas reflejadas, que a su vez se captaban por antenas instaladas en dos pisos francos de la inteligencia soviética en un edificio vecino. Durante el período de la actividad del endovibrador, se sucedieron cuatro jefes en la Embajada de EE.UU. en Moscú. A pesar de que el despacho sufrió varias reorganizaciones, nadie de ellos decidió remover el Gran Sello tan brillante y adecuado al entorno.
ste modo, el Kremlin sabía de las decisiones de los embajadores estadounidenses antes de que estos se lo comunicaran a la Casa Blanca.

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