Semana inestable con lluvias cortas y sin tormentas fuertes

lunes 22 de octubre de 2018 | 7:20hs.
Clima
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Alfredo Yaquinandi

Por Alfredo Yaquinandi Computador Científico

Los centros de alta y baja presión obedecen a patrones de la circulación general de la atmósfera. Y uno de los efectos principales del cambio climático es potenciar la volatilidad atmosférica, producto del calentamiento del clima que modifica el balance de la atmosfera, generando vientos ascendentes de mayor intensidad que acentúan la inestabilidad produciendo fenómenos severos. Como consecuencia de esta dinámica, la habitual circulación del oeste que se observa en la alta atmósfera misionera, se ve intensificada.

Ante este escenario de circulación, los sistemas frontales que avanzan desde el sur, concentran su capacidad de precipitación en el este del país y la disminuyen en el oeste. Algunos efectos severos que, por fortuna no se han producido en nuestra región, son los fenómenos ciclónicos y los tan mentados tornados que, si bien no podrían recorrer la quebrada geografía misionera, nada les impide presentarse fugazmente en lo alto de serranías (como diría Luis Pentrelli, futbolista de la década del 50: “bajo, toco y me voy”).

Un fenómeno que sí es frecuente en nuestra región, son los “vientos descendentes” internos de las nubes de tormenta, igualmente acentuados por el cambio climático. Frecuentemente, es dable observar tierra arada en las laderas de las serranías misioneras, que justamente son producidas por una nube de tormenta, al chocar contra el suelo en pendiente, libera sus vientos descendentes, que azotan con ráfagas de 150 a 200 Km/h, a una pequeña región del tamaño de una cancha de futbol, y frecuentemente vienen acompañados de granizo de gran tamaño.

Para poder anticipar estos fenómenos, es crucial estudiar los microclimas, que en Misiones son numerosos y variados, producto de su relieve y de su posición en un enclave tropical frecuentado por perturbaciones atmosféricas del Pacífico que circulan hacia el Atlántico. Pero el análisis de superficie debe estar complementado con el estudio de los niveles altos de la atmósfera, para poder anticipar posibles situaciones de bloqueo que son la primera alerta que nos anuncia que el tiempo severo se avecina.

Viento Sur y lluvias débiles

Actualmente no hay señales de ninguna situación climática preocupante, más allá de una mayor irregularidad en las lluvias, frecuentes esta semana: débiles entre hoy a la noche y mañana a la mañana (10 a 15 mm), vespertinas y moderadas entre miércoles y el jueves y abundantes sólo para la zona Sur el día viernes. Virtual ausencia de lluvias para la próxima semana, y temperaturas más uniformes, producto del viento Sur, que soplará a diario esta semana y la próxima, ante un frente frío instalado en el norte misionero que bloqueará la llegada de vientos tropicales.

Recién en los primeros días de noviembre volverá el viento Norte con lluvias y tormentas nuevamente intensas. Las temperaturas mínimas ya no bajarán de 17 ó 18º. Nuestra atención debería centrarse en las temperaturas máximas, que sólo se frenarán hoy en 23 y 24º para luego ir en diario aumento. Las tormentas no pasarán de ocasionales descargas eléctricas sin fenómenos severos.

En el Este del Pacífico tropical recientemente se ha detectado una anomalía de alta presión. Esta es una zona donde es común observar un campo bárico de este signo (basta considerar los desiertos del norte de Chile y la zona semiárida del noroeste argentino). La potenciación de este sistema puede proyectarlo esta semana hacia el este y su primera víctima serán las lluvias en el Litoral que se desplazarán al SE de Brasil, quedando ausentes desde el sábado 27 hasta los primeros días de noviembre.

Crecida del Paraná

Paralelamente una onda muy cálida (oscilación de Madden Julian) se desplaza sobre el Pacífico ecuatorial hacia costas americanas y habrá de generar lluvias torrenciales en Brasil desde el Matto Grosso hasta Minas Gerais, en el primer acto formal del nuevo “Niño”, con una crecida extraordinaria en el río Paraná que puede provocar desbordes en los arroyos misioneros hacia fines de diciembre o comienzos de enero.

Adiós al amigo

Permítaseme terminar esta nota con un recuerdo al amigo Aguara-í, que me recibió en ésta, su página, con los brazos abiertos, luego de haber sido “vecinos de página” por muchos años. En su honor quiero recordar una anécdota que algún día volqué en esta columna y que le agradó mucho: En los barrios posadeños, y en muchos pueblos de Misiones, se acostumbra guardar el auto en la vereda, a la sombra de algún añoso árbol, mientras la gente circula temerariamente por la calle, en una suerte de “mundo al revés”.

Pero recién pude comprender lo acendrado de este hábito, un día cuando me encontraba entrando con mi auto en el garaje de casa, y un grito de sorpresa de un niño en la calle me hizo detener: “Mira papá, -exclamaba el niño-, ese señor está metiendo el auto ¡adentro de la casa!”.