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Seis meses de prisión a obereña por hurtar 276 pares de medias

sábado 17 de agosto de 2019 | 0:05hs.
El hurto fue perpetrado hace dos meses en el negocio situado sobre la avenida Rivadavia de Buenos Aires.
Cristian Valdez

Por Cristian Valdezfojacero@elterritorio.com.ar

Una obereña fue condenada a seis meses de prisión de cumplimiento condicional y a pagar parte de las costas del juicio por haber hurtado 276 pares de medias de un comercio situado sobre la avenida Rivadavia de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Se llama María Cristina Miño, tiene 40 años y hace bastante tiempo habita un monoblock del barrio Ejército de los Andes, en Ciudadela. No tiene empleo y el juez que la condenó, Rodolfo Bustos Lambert -del Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional 25-, además de declararla reincidente en función de una condena anterior por un delito similar, ponderó su estado de indigencia para eximirla de pagar el honorario de su defensor oficial.

Canasto celeste
El episodio que sentó a la obereña en el banquillo por el delito de “hurto simple en grado de tentativa, en calidad de autora” ocurrió a las 14.20 del pasado 25 de junio, 16 días después de haber cumplido 40 años.
Miño se defendió dando una versión diferente ante el magistrado, involucrando incluso a otra misionera, pero el testimonio de algunos testigos -entre los que estaba el dueño del comercio y el uniformado que la detuvo- fue clave para que el veredicto sea condena y no absolución.
De acuerdo a lo expuesto en el debate, esa tarde la misionera intento apoderarse de un canasto plástico color celeste conteniendo 23 paquetes, con 12 pares de medias cada uno, del local cuyo propietario es Hernán Ríos. Con el producto en sus manos, corrió por la avenida hasta que a una cuadra fue demorada por el oficial de Policía Franco Alarcón.
El alerta llegó de parte de un hombre que en ese momento caminaba por la vereda contraria y observó el movimiento, avisó al uniformado que al tener a la mujer aprehendida averiguó en los locales hasta dar con el damnificado que reconoció las medias como suyas.

“‘Llevá esto’, me dijo”
Sobre el final del debate oral Miño habló por primera vez ante el magistrado, dando su versión de los hechos. “El día que pasó esto yo iba a una entrevista de trabajo. Iba del barrio donde vivo hasta Liniers y de ahí en tren hasta Once. Tenía que llegar a un restaurante en Acoyte y Rivadavia”, inició relatando, recordando que “venía cruzando, me encuentro a una chica que era de mi barrio y me dijo ‘llevá el canasto y esperame en la esquina’. Por eso yo agarré el canasto, crucé la avenida Rivadavia y cuando estaba a mitad de cuadra, me gritan. ‘¡Señora! ¡Señora!’, me decía el policía. Suelto el canasto. Me dice: ‘¿De dónde lo trajiste? ¿De dónde lo agarraste? ‘¡De por allá!’, le digo yo, ‘de por la esquina’, y me quedé porque como tengo una causa, capaz me llevaban presa. No sabía qué contestarle”.
Sobre la mujer que -según ella- le pidió que camine con el canasto repleto de medias, aseguró: “La conozco del barrio, ella trabaja hace un montón en la parrilla. Me dijo ‘llevá este canasto’ y no le pregunte para qué. Me dijo ‘llevá a la esquina y esperame ahí’, en eso el policía me alcanzó”.
También se explayó sobre la entrevista de trabajo mencionando a dos personas, una mujer que la recomendó y el dueño de un local gastronómico peruano conocido como Lucho.
En ese contexto contó que desde hace varios años está radicada en Buenos Aires, que se fue de Oberá para mejorar su economía, pero no consiguió trabajo estable, por lo que le cuesta parar la olla, teniendo en cuenta que desde que se separó de su marido, atiende sola a sus cuatro hijos, sin ayuda monetaria de éste. “Yo soy el sostén de mis hijos. El más chico tiene autismo, está en tratamiento, al otro lo atacó un perro con traumatismo de cráneo y también está con tratamiento. Igualmente van al colegio, juegan al fútbol”, reseñó.

Culpable
Su testimonio no convenció a la fiscal Verónica Zotta, quien dio por acreditada la responsabilidad penal de Miño, dando crédito a lo explicado por el oficial Alarcón sobre cómo se enteró de que la mujer se había apropiado del canasto con medias y cómo hizo para demorarla e investigar que lo había hurtado del comercio, siendo el propietario de éste el que lo reconoció. “Entiendo que las pruebas producidas conforman un cuadro cargoso que resulta idóneo para acreditar participación de Miño y la materialidad del hecho”, aseveró la fiscal.
La defensa, en tanto, atacó la importancia que le dieron al sujeto que apuntó a la obereña ante el oficial de policía, que hasta la instancia de debate no había sido identificado. “El hecho de recibir las medias de un tercero, sin saber su procedencia, pudo haber sido una actuación imprudente de parte de mi asistida, pero de ninguna manera constituye la materialidad ilícita que la Fiscalía pretende atribuirle en carácter de autora. Sí pudo haber colaborado en la acción de otra persona de manera involuntaria, realmente no se sabe, porque nadie vio el momento cuando una persona levantó ese canasto del negocio, y qué hizo después; el supuesto transeúnte del cual habla el policía no fue individualizado y es más, por lo que dijo originalmente, sólo la vio cruzar la avenida”, expuso el defensor Martín Adrogué.
El juez Bustos Lambert, al valorar los elementos expuestos, declaró la culpa de Miño. “Considero que la conducta endilgada a la imputada ha quedado acreditada con certeza”, dictaminó e impuso una serie de reglas de conducta que la mujer deberá cumplir para no ir a la cárcel. Pesó en contra de la obereña la condena de dos meses en suspenso por otro hurto simple en grado de tentativa dictada por el Juzgado Correccional 1 de San Martín.
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