Se internó en el monte para asistir a parturienta

jueves 20 de septiembre de 2018 | 5:00hs.
Se internó en el monte para asistir a parturienta
Se internó en el monte para asistir a parturienta
La enfermera Sofía Giménez (49), quien trabaja en los municipios de San Pedro y Pozo Azul, volvió a dejar de manifiesto su verdadera vocación al caminar más de un kilómetro en el monte para asistir a una parturienta que dio a luz en su casa.
El hecho ocurrió en el martes, cuando la guardia del Caps de Pozo Azul recibió un llamado telefónico proveniente de la aldea mbya Alecrin. El motivo de la emergencia era solicitar el traslado de una embarazada que estaba a punto de parir a su quinto hijo.
Al llegar al sitio, el equipo de salud advirtió que por la falta de un camino la ambulancia no iba a poder llegar hasta la aldea. Sin dudarlo, la enfermera tomó sus utensilios de trabajo y se internó en medio del monte a fin de asistir en el parto. Para ello, caminó mil metros a lo largo de un cañadon rodeado de selva. Al arribar a la comunidad advirtió que la paciente ya había entrado en trabajo de parto y comenzó con su tarea que derivó en un final feliz.
Ayer, El Territorio dialogó con la profesional de la salud que tiene 24 años de experiencia y  desde hace cuatro se desempeña en el nuevo municipio de Misiones.
“La ambulancia no pudo llegar hasta la aldea porque es un trillo por un cañadón, entonces fui lo más rápido que pude, ya no pudimos trasladarla por lo que la niña nació ahí, pesó unos 3.300 kilos. Gracias a Dios todo salió bien y están perfectos. Después salimos de la comunidad, lleve al bebé en brazos hasta donde pudo llegar la ambulancia y ambos fueron derivados al Samic de Eldorado”, relató Giménez.
La fortaleza de la parturienta y la calidez de la enfermera quedaron registradas en un video en donde se ve a ambas saliendo del monte, en compañía del cacique.
Según detalló Sofía, no es la primera vez que le toca asistir a un parto ya que son frecuentes los nacimientos en las aldeas de la zona. En ese marco, resaltó que para ella el sonido más hermoso es el del primer llanto de un recién nacido. “Es algo muy hermoso, ver nacer a un nuevo ser es impresionante, poder ayudar en ese momento llena el alma. Las madres aborígenes son muy tranquilas y eso ayuda a que el trabajo sea exitoso. Yo lo hago con mucho amor”.