Se encendió la primera llama festivalera

Antes de ser crepúsculo, el sol encendió la antorcha, fibra identitaria que se vivirá por tres noches hasta mañana, en el 49° Festival Nacional de la Música del Litoral en el anfiteatro Manuel Antonio Ramírez, de Posadas.
Minutos antes de las 20, Los Grillitos Sinfónicos, en un ensamble con músicos y escuelas de baile que se ganaron un lugar en el escenario en el concurso de talentos juveniles, dieron la apertura a la fiesta de la cultura guaraní junto al Paraná.
El recitador de Santa Ana, el pequeño Víctor Alvez Do Reis, alzó la voz: “Soy sangre de paisano guaraní, mi cosecha no ha llegado porque es tiempo de sembrar... soy la historia que no pierdo cuando gano Mbororé”. Por estos versos las gradas le aplaudieron de pie y el niño nombró uno a uno a los grandes músicos de la región.
El artista plástico Bernardo Neumann pintó en vivo un cuadro, de cuya venta se donará el dinero a la asociación civil El Refugio que rescata a animales maltratados y abandonados.
“Voy a hacer un cuadro referido a Misiones, en especial a las Cataratas del Iguazú, es hermoso poder contribuir desde la pintura con El Refugio que hace una labor inmensa y que toda ayuda es poca. Y también es un honor ser parte del festival”, dijo el artista.
En tanto, el ensamble tuvo al frente a Pamela Ayala, que presentó los números y cantó con Los Grillos El mensú.
El ballet oficial del festival, dirigido por Luis Marinoni, en su cuadro apertura homenajeó también a este personaje sufrido de la tierra colorada que es hombre y mujer y niño de trabajo incansable y poco reconocido.
“Nora Urdinola le pone voz al cuadro para rescatar la historia del mensualero, danza y voz no se superponen sino que se complementa y que tanto tiene que ver con el legado guaraní, que es la danza, la música,  el canto, el relato oral, que son la manera de transmitir cultura”, dijo Marinoni a El Territorio.
De a poco, el histórico anfiteatro se fue poblando más y más estallando en aplausos y sapucays, palpitando la espera de las grandes presencias como Mario Bofill, Los Mitá y Moni Encina.
Un viento que se había reservado durante el día se despertó en la noche para desvelarse junto a posadeños y visitantes en el calor de la expresión popular.