“Sabía que a mí me tocaba la contención”

domingo 16 de junio de 2019 | 6:00hs.
Oscar acompañó a su hijo a un viaje a Alemania y el lazo se hizo más fuerte.
Oscar acompañó a su hijo a un viaje a Alemania y el lazo se hizo más fuerte.
Griselda Acuña

Por Griselda Acuñasociedad@elterritorio.com.ar

Oscar Benegas (53) sólo siente orgullo cuando se detiene a pensar en su presente. Aunque sus hijos ya dejaron el nido y viven en el otro extremo del país, disfruta de los logros conquistados por sus retoños hoy convertidos en adultos.
Alejandro (33), Federico (22), y Camilo (21) son el fruto de su matrimonio con Gladys Ramírez (53). Los tres están en Mendoza, donde su vocación los llevó a echar raíces. El primero en irse fue Alejandro, quien desde muy pequeño se destacó por su poder de determinación. “Uno trata de fijar lineamientos para la vida, siempre apuntalando la preparación y el estudio”, dice Oscar en diálogo con El Territorio al tiempo que recuerda “mi mensaje fue que lo que hagan, siempre lo hagan convencidos de lo que están haciendo”.
Federico estudia ingeniería mientras que Camilo se volcó a seguir los pasos del mayor de los Benegas y optó por medicina. Alejandro es especialista en diagnóstico por imágenes y en medicina nuclear. Su trayectoria no termina ahí: también es miembro de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y se desempeña como coordinador de los Servicios de Medicina Nuclear y Diagnóstico por Imágenes del Centro de Medicina Nuclear y Molecular (Cemener) en Entre Ríos.
Quizás por ser el más grande, con Alejandro forjaron un lazo de complicidad. Cada decisión siempre pasó primero por la consulta con su padre, que lo alentó sin cuestionamientos. Lo alentó incluso cuando era difícil sentirlo tan lejos de casa. Es que en 2004, ni bien terminó el secundario en el Colegio Roque González de Posadas, Alejandro rumbeó para Cuba. Allí, en La Habana, se recibió de médico gracias a una beca que le facilitó aquel país.
“Decidió irse y nosotros sólo teníamos que darle apoyo. Yo sabía que me iba a tocar la contención acá... de la madre, que fue la que más sufrió, y de los hermanos, que eran chicos. Nosotros en esa época nos veíamos por Messenger cada quince días y la conexión era muy mala”, cuenta.
De alguna manera las vueltas del destino premiaron ese vínculo padre -hijo. El año pasado viajaron a Alemania los dos sólos. Si bien hicieron muchos viajes en familia, vacaciones, paseos, esta vez fue diferente. Oscar fue a acompañar a su primogénito a una actividad académica en la cual, el médico debía oficiar como disertante. En aquella ocasión, presentó -junto a su equipo de trabajo- un ensayo sobre el diagnóstico precoz del cáncer de próstata. “Lo que le pasa a él es fruto de su dedicación”, señala su papá.
“Ese viaje fue distinto; fue seguir de cerca su crecimiento. Los logros de los hijos generan más felicidad que los propios”, cerró.