Ramona dejó todo para cuidar a sus cinco hermanos huérfanos

lunes 17 de septiembre de 2018 | 7:00hs.
Aserraron maderas y comenzaron la construcción de una casa nueva.
Aserraron maderas y comenzaron la construcción de una casa nueva.
La vida de Ramona Soledad Albrindi (24) tuvo un giro inesperado. Hace menos de un mes su padre falleció de cáncer y ella dejó su vida en Dos de Mayo para quedarse al cuidado de sus cinco hermanos en paraje Sierra Grande de Fracrán, que se ubica entre los municipios de San Pedro y San Vicente.

De esta forma la familia quedó constituida por catorce personas. El desafío es grande y las necesidades son múltiples, sin embargo el amor incondicional y la fuerza de voluntad están por sobre todas las carencias materiales.

La mujer es madre de cuatro niños y madrastra de otros tres menores, de entre 6 y 15 años, hijos de su actual marido. Al grupo familiar con nueve miembros, ahora se sumaron sus cinco hermanos de entre 3 y 15 años, quienes hace siete meses perdieron a su madre, y hace semanas falleció también su padre.

Antes de partir, el hombre solicitó ayuda a su hija mayor, Ramona, quien residía en Dos de Mayo, junto a su propia familia.
La mujer no dudó un instante en abandonar su hogar para trasladarse a Facrán junto a su esposo, Mario Ostapiuk. “Soy la hermana mayor, y como tal, no podía negarme al pedido de mi padre. Los últimos tiempos fui quien cuidó también de él, ahora estamos acá, son 12 los niños que necesitan ayuda. Todos van a la escuela, no va ser fácil, pero la unión y la fuerza nos ayudarán a salir adelante”, sostuvo emocionada a El Territorio. “Estoy feliz de poder estar, no quiero que por ninguna razón alguien se quiera llevar a alguno de ellos”, continuó.

Ramona además relató que la familia, desde tiempos en que sus padres Claudia y Nicolás estaban vivos, llevaba una vida muy sufrida y recibían la ayuda permanente de los vecinos. Fueron numerosas las campañas solidarias que se llevaron a cabo para que puedan subsistir, como así también las asistencias de Acción Social municipal.

Y ahora la situación no fue diferente, pasados unos días desde que falleció Nicolás, nuevamente los lugareños se conmovieron y dieron difusión en las redes sociales de la terrible situación por la que estaban pasando. Los posteos en Facebook conmovieron a la comunidad y a las autoridades y la ayuda comenzó a llegar. Tal es el caso que el viernes por la tarde se acercó personal municipal de San Vicente con el objetivo de asistir a los miembros del ensamblado clan.

Crecer entre carencias

La vivienda que habitaban los Albrindi se estaba cayendo debido a que las tablas de la pared y del piso estaban podridas. En ese marco, se decidió encarar una nueva construcción a fin de mejorar la calidad de vida de los menores. En el interior de la casa las comodidades son nulas y el mobiliario está muy deteriorado. Asimismo no disponen de agua potable, carecen de utensilios de cocina y los niños necesitan ropas y calzados para asistir a clases. “Acá tenemos lo que ven, mi papá no tenía para comprar las cosas de la casa, lo que hay está viejo pero funciona. Me gustaría un secarropas para que los chicos tengan ropa seca y puedan ir a la escuela, algunos no tienen zapatos y el agua para todos la tenemos que cargar con balde de un pozo que está en un potrero, a unos 500 metros de la casa”, expresó Ramona.

Los recursos económicos que percibe la familia constan únicamente de la Asignación Universal por Hijo (AUH). El hombre de la casa es agricultor. Y en estos días Ramona llevará adelante los trámites necesarios para lograr la tenencia de sus hermanos y que de esta forma puedan también recibir la AUH, por lo que por ahora toda ayuda es bienvenida. En ese sentido, la mujer aportó: “Estamos agradecidos con la gente que siempre nos ayudó, los de Acción Social que supieron estar con mis padres y ahora vinieron también a traer ayuda. Ojalá se concrete la bomba para poder tener agua en nuestra casa”.

En medio de tanta tristeza por la que pasó todo el clan familiar, Laura, una de las hermanas, cumplió 15 años. Y gracias al gesto de cariño de los vecinos, pudo celebrar compartiendo una torta.
Un destello de luz entre tanta oscuridad.