Planeaban asesinar al juez Verón con sicarios brasileños

miércoles 24 de junio de 2020 | 5:00hs.
Planeaban asesinar al juez Verón con sicarios brasileños
Planeaban asesinar al juez Verón con sicarios brasileños
Carlos Cardozo

Por Carlos Manuel Cardozo fojacero@elterritorio.com.ar

“Filmá todo, así ya voy armando, es necesario, yo sé lo que te digo. Hacele seguimiento estos días temprano, cuando sale a trabajar. Lo mandamos a un semáforo y chau de última. Preocupate por eso porque ese nos va a traer problemas a todos. Foto, filmación y el horario que sale para el trabajo. Esa es la hora, yo traigo la gente”. Así, mediante mensajes de texto, se planeó un magnicidio que no llegó a concretarse.
Sobre las espaldas de Néstor Fabián “El Negro” Rojas (43) pesan acusaciones por tres homicidios y dos condenas por narcotráfico. Es uno de los personajes más sanguinarios de la historia misionera reciente, sobre todo porque se vanagloria de haber cometido esos crímenes e infunde miedo a partir de ellos. 
Por ese perfil en la actualidad está alojado en la Complejo Penitenciario Federal I de Ezeiza, en Buenos Aires, un penal considerado de máxima seguridad. Sin embargo, su actividad criminal no cesó intramuros e investigadores de Gendarmería Nacional descubrieron que perpetró un plan para asesinar, nada más y nada menos, que a un juez posadeño.
El blanco era Fernando Verón, magistrado titular del Juzgado de Instrucción Tres de Posadas, quien investiga a Rojas como el autor material del doble crimen de El Acuerdo, ocurrido en diciembre del 2015 y en el cual fueron acribillados Sebastián Vega (35) y Rodrigo Ibarra (37). 
La causa tiene siete implicados, pero sólo Rojas y Julio Luis Morínigo, ambos imputados por los delitos “doble homicidio calificado por el concurso premeditado de dos o más personas, criminis causa y por el uso de arma de fuego”, están en condición de detenidos. A Rojas, que cayó en agosto del 2018, aún no le dictaron la prisión preventiva y ese estancamiento sería uno de los motores del intento de magnicidio. Pero eso, claro, no es todo. 
Este medio pudo indagar que el juez Fernando Verón ya sabía de los planes de atentar contra su vida desde el último viernes, justo cuando cumplió 12 años al frente de ese juzgado, por lo que ahora cuenta con una custodia policial. Por ahora, no hará declaraciones públicas sobre el tema. 
También se supo que la última vez que Rojas y Verón se vieron las caras fue hace un mes, en una ampliación de indagatoria que se hizo mediante una videollamada. Allí, Rojas mostró, como en otras ocasiones, toda su irascibilidad. Entonces, ya había pergeñado sacar del medio al magistrado de la única forma que conoce: con plomo. 

La detención
El descubrimiento del plan para acabar con la vida del funcionario judicial inició casi de casualidad en un control de rutina de Gendarmería Nacional el 26 de mayo último sobre la ruta nacional 12, a la altura de Candelaria. Allí fue detenido el posadeño Luis Miguel Baden y un ciudadano paraguayo indocumentado, quien tenía una Glock 9 milímetros entre sus pertenencias. 
El auto era robado, pero los efectivos de Gendarmería se detuvieron sobre el misionero. Es que ya lo investigaban desde septiembre del año pasado, cuando se determinó que asistió a un grupo de cuatro brasileños a quienes la misma fuerza atrapó en San José con armas, silenciadores, precintos, ropas de la Policía Federal Argentina -gorras, chombas, camperas- y un poco de marihuana.  
Esos delincuentes fueron rápidamente asociados a bandas criminales como el PCC o el Comando Vermelho y si bien no quedaban en claro sus intenciones en suelo misionero, entonces se supo que el “nexo local” le llevó comida y estuvo en contacto con el grupo en su estadía aquí en Misiones. Este es un punto también clave en esta historia.
Ante eso, los efectivos de Gendarmería Nacional decidieron rápidamente ir a allanar su casa, ubicada sobre calle Salvador Miqueri, a dos cuadras de la ex ruta 213. Del procedimiento participó el juez Marcelo Cardozo, donde fue incautado un fusil M16, municiones y elementos con las inscripciones de la fuerza federal como cascos, guantes tácticos y pasamontañas. 
También detuvieron a un soldado del Ejército Argentino, cuñado de Baden, y otro joven que estaba en el lugar de los hechos.
El nexo entre una pesada banda de delincuentes, un soldado y un paraguayo indocumentado señalado como presunto sicario encendieron, al igual que las detenciones en San José, todas las alarmas. De todas formas, el posterior análisis de los aparatos telefónicos descubrió que “era algo mucho más grave de lo que pensábamos”, como dijo una alta fuente de la fuerza la semana pasada. 

El plan
El primer indicio fue la relación del paraguayo con El Negro Rojas, ya que se supo que “trabajaban juntos”. Pero el barrido digital develó todos los detalles: la idea era interceptar al funcionario en la vía pública con motocicletas y ultimarlo allí, tal y como describen los mensajes al principio de esta nota. 
También se supo que ya se había hecho una inteligencia previa, que el plan ya estaba encaminado para la primera quincena de marzo y fue postergado por el cierre de fronteras ante el avance del coronavirus. Los mensajes de texto describen cómo Rojas encargó fotografías, seguimientos y filmaciones, y que el punto elegido para dar muerte al juez era un semáforo. 
Las investigaciones de la fuerza federal también reconstruyeron que los encargados de hacer toda la logística previa eran el posadeño y el paraguayo, los dos detenidos en el vehículo sobre la ruta. Luego, el crimen iba a estar en manos de unos brasileños que vendrían con equipos de comunicación, vehículos y armamentos propios,  aunque ellos nunca entraron en acción. 
Con todas esas informaciones se realizó un allanamiento en el pabellón de Rojas, donde se incautaron anotaciones de interés para la causa y aparatos “para comunicarse con el mundo exterior”, aunque no un celular. El procedimiento se hizo el viernes, con autorización del titular del Juzgado Federal de Lomas de Zamora, Federico Villena.    

Preocupación
Ayer, actores del poder judicial mostraron su preocupación por la vulnerabilidad que tienen respecto de estas bandas criminales internacionales, manifestando que la escalada de violencia sólo podría ir en aumento si concretaban su plan asesino.
Consultado al respecto, el secretario de Gobierno, Marcelo Pérez, valoró la coordinación en el trabajo de las fuerzas federales y la Policía de Misiones para desarticular estas bandas. “Vamos a seguir trabajando para ir hasta las últimas consecuencias y con todo el rigor de la ley para que organizaciones de este tipo sepan que no es fácil ingresar y operar en suelo misionero”, remarcó.

Rojas y su posible plan con los brasileños de San José

El 14 de septiembre del 2018 fueron detenidos por Gendarmería Nacional cuatro hombres brasileños en el cruce de San José. Éstos estaban en una camioneta Honda con armas de fuego, precintos, silenciadores y vestimentas de la Policía Federal Argentina (PFA).
La ropa incluso tenía abrojos con los nombres Ortigoza, Nebrisky, Flores. Un bordado con el apellido Nebrisky también apareció el mes pasado en la casa de Baden. 
No tenían documentos y portaban un solo celular. Se trataba de dos jóvenes de 26 años, otro de 28 y el más grande de 35. Uno dijo que era empleado,  otro electricista, el tercero que no tenía empleo y el cuarto que es chofer.  
Todos tienen antecedentes por narcotráfico en su país y en la actualidad están alojados en el mismo lugar que El Negro Rojas. Es que por las sospechas de que podrían pertenecer al PCC o el Comando Vermelho se determinó su rápido traslado a Buenos Aires. 
Las investigaciones realizadas por la fuerza arrojaron que habían estado una semana en Posadas marcando rutas y haciendo inteligencia. Se alojaron en una cabaña a la costa del río y fue Luis Miguel Barden quien le brindó apoyo e incluso les llevó pizzas. 
Por ahora no hay demasiados elementos que echen luz sobre el plan de ellos en Misiones, aunque sí se sabe que se comunicaban con un teléfono en Ezeiza. Usaba el alias Negro Parra y el procedimiento de detención de Baden cerró el círculo: Rojas también estaba detrás de esa banda. 
Las órdenes que recibieron los implicados eran claras: si el procedimiento se complicaba en algo, debían matar al blanco. Por eso los investigadores creen que iban a mejicanear una carga en Corrientes. 
Tenían todos los datos y el destino de la droga, que venía de Paraguay, era Brasil. Esta semana El Territorio informó que a dos de ellos la Cámara Federal de Apelaciones de la provincia le denegó la excarcelación. 
La causa “cayó” primero en el Juzgado Federal de Posadas, pero la magistrada Skanata se declaró incompetente y remitió las actuaciones a la Justicia ordinaria: el expediente, vaya casualidad, fue remitido al Juzgado de Instrucción Tres de Posadas, a cargo de Verón. 
Verón también dijo que no era su competencia, algo que fue rechazado por Skanata, por lo que será la Corte Suprema de la Nación la que defina quien lo investigue. 
Pero esto posiblemente no lo sabía Rojas en marzo y por esta razón le dijo a Baden: “Preocupate por ese que nos va a traer problemas a todos”.

El Negro Rojas, el criminal más peligroso de los últimos tiempos 

Una de las últimas fotos de Rojas, antes del traslado a Ezeiza.

Jorge Posdeley

Por Jorge Posdeley fojacero@elterritorio.com.ar

La historia de Néstor Fabián “El Negro” Rojas (52) debe contarse por capítulos, aunque esos capítulos en realidad son fojas de un extenso prontuario en el cual se anotan delitos de narcotráfico y múltiples asesinatos en Misiones. 
Su nombre era una ficha repetida en las anotaciones de distintos investigadores, pero su figura tomó mayor resonancia a fines de 2015, cuando descubrieron que estuvo detrás del doble homicidio mafioso perpetrado en la zona de El Acuerdo en Posadas.
A pesar de haber sido identificado como uno de los sicarios que aquella noche actuó para asesinar a sangre fría a Sebastián Vega (35) y a Rodrigo Ibarra (37), Rojas logró mantenerse en clandestinidad agigantando aún más su sombra, pero su fue propia sed criminal la que lo terminó dejando expuesto al cometer otro homicidio, el de su propio socio, casi tres años después. 
De acuerdo a lo que se pudo reconstruir, el narco-sicario como lo presentan los pesquisas, registra sobre sus espaldas dos condenas por narcotráfico y mientras cumplía la última de ellas en la cárcel federal de Candelaria aprovechó un permiso de salida transitoria para nunca regresar y moverse en la clandestinidad durante un largo tiempo.

El doble crimen  
Nada más se supo de él hasta la noche del 17 de diciembre de 2015, cuando en Posadas se descubrió el crimen de dos personas dentro de un Chevrolet Agile que estaba estacionado sobre la avenida Bustamante y calle 97, detrás de la zona conocida como El Acuerdo. 
Las víctimas de ese hecho fueron los mencionados Vega e Ibarra. Los cuerpos estaban en los asientos traseros y presentaban varios impactos de bala en distintas partes del cuerpo. 
Por la forma en la que fue cometido el hecho, de inmediato surgió entre los pesquisas la hipótesis de un ajuste de cuentas ligado al narcotráfico. 
La investigación del caso fue compleja y desde un principio intervino el magistrado Fernando Verón, titular del Juzgado de Instrucción Tres de Posadas. 
Después de varias semanas de pesquisa, los investigadores pudieron dar con los primeros sospechosos y uno a uno fueron cayendo todos los presuntos involucrados, aunque Rojas nunca fue hallado. 
La principal teoría que se maneja en cuanto al caso es que Vega fue convocado a ese lugar para un supuesta transacción narco, que en realidad no era otra cosa que una emboscada mortal por las sospechas que recaían sobre él por haber “vendido” un cargamento que anteriormente había caído en Corrientes. 
En este caso hay un total de siete personas involucradas con diferentes participaciones, aunque solamente Julio Luis Morínigo, el otro sindicado sicario, se mantiene tras las rejas ya que los demás fueron excarcelados a medida que pasaba el tiempo y la causa continuaba en etapa de instrucción. 
Mientras todos estos involucrados desfilaban ante la Justicia y los pesquisas continuaban recibiendo informes de todo tipo en cuanto al caso, Rojas seguía prófugo y era la mayor preocupación de todos. Desde ese momento el narco-sicario se transformó en el hombre más buscado de la provincia y poseía un pedido de captura internacional. 
Se sabía que Rojas era tan peligroso como hábil para manejarse en las sombras. Además de los contactos que tenía y las distintas identidades que manejaba, las fuentes sostuvieron que siempre tuvo un poderío económico que le permitió mantenerse constantemente en movimiento por distintos lugares. 
Se supo también que el criminal se movía por distintas localidades paraguayas como ser Encarnación, Ciudad del Este y Ápe Aime, frente a Montecarlo. Incluso, en septiembre de 2016, los pesquisas que estaban detrás suyo habían marcado una casa suya en Encarnación para atraparlo, pero el operativo se frustró. 
En Misiones, en tanto, se movía por las localidades de la ruta nacional 12. Jardín América, Gobernador Roca, Montecarlo, Eldorado y Puerto Iguazú, formaban parte de su itinerario en la tierra colorada. En la Triple Frontera tiene un hermano y también uno de sus hijos. En esa zona, debido al intenso movimiento de personas y el poco control, se sentía seguro, manifestaron las fuentes en aquél entonces. 

Volver a matar
Pero su figura volvió a quedar en el centro de todo y bajo la mira de los investigadores cuando otro crimen con ribetes mafiosos sacudió a la provincia. 
Fue a comienzos de agosto de 2018, en la localidad de Gobernador Roca, donde el mecánico Aldo Cantero (31) fue asesinado de tres disparos y al llegar al lugar la Policía descubrió una carga de dos toneladas de marihuana ocultas, semienterradas, dentro de una pieza. 
De inmediato, los pesquisas comenzaron a trabajar en el caso y en pocos minutos tuvieron frente a ellos una imagen de seguridad que captaba a Rojas junto a la víctima en un supermercado de la zona. Eran amigos. Eran socios. Pero el narco-sicario terminó matando a su compañero después de una cena al sospechar que Cantero estaba a punto de traicionarlo. 
De igual forma, la captura de Rojas demoró casi dos semanas. Con cautela y sin ventilar detalles, los investigadores comenzaron a seguirlo en silencio, hasta que el gran golpe se dio. 
Fue el 13 de agosto y el múltiple homicida fue atrapado en un complejo de cabañas posadeño donde pretendía realizar una transacción de cocaína a un grupo de entrerrianos. 
Por fin, el criminal más peligroso y más buscado de la provincia había caído e iniciaba allí su largo recorrido ante la Justicia.
Sin embargo, detrás de las rejas Rojas tampoco hizo sencilla la labor para las autoridades que lo tenían a su cargo. 
Durante cada una de sus comparecencias fue trasladado bajo extremas medidas de seguridad y su estadía dentro de los penales misioneros donde estuvo siempre fue un “fierro caliente”. Dado su perfil, todos temían que en cualquier momento lograse mover sus vínculos para poder fugarse o ser rescatado. 
Ante ello, en julio de 2019 se decidió su trasladado al penal de máxima seguridad en Ezeiza, provincia de Buenos Aires, desde donde siguió operando y moviendo sus peligrosos vínculos en el exterior para saciar su sed de venganza. Matar al juez de la causa de El Acuerdo, era el plan. Afortunadamente, falló.