Piedra sobre piedra, para salvar el portal

domingo 28 de noviembre de 2004 | 2:00hs.
El portal este del templo mayor de la Reducción de San Ignacio cuenta con una placa de piedra de casi tres metros de largo en la que se destaca la insignia de la Compañía de Jesús en una síntesis de la cultura de los jesuitas y la de los guaraníes. Esta placa estaba en peligro ya que las vigas de madera que la sostenían estaban podridas. En un meticuloso trabajo realizado por un equipo dirigido por el arquitecto Marcelo Margadán, las vigas fueron reemplazadas y la placa, liberada de líquenes y hongos.
Adriana Hermida, restauradora que participó en el trabajo, explicó que para reemplazar las vigas (colocadas por Carlos Onetto en 1940) fue necesario desmontar el muro. Se trabajó con un andamio doble (para abarcar los dos frentes) lo cual permitió  la limpieza y consolidación del lado de la placa y el desarme en la cara hacia el templo.
Antes de desarmar el muro se armó una cuadrícula (de un metro por un metro), comenzando desde arriba, dibujando cómo estaban acomodadas las piezas. Después se las numeró con una inicial que simbolizaba la ubicación (ejemplo: N Norte), un número que identificaba la hilada y otro número que identificaba la piedra o el mampuesto. Por ejemplo: la piedra N, de la hilada 6 y la 13 del conjunto. Ese número fue pintado en la parte de arriba y la pieza fotografiada. Recién entonces se comenzó a bajar las piedras, 250 sólo en el frente.
Las vigas nuevas fueron tratadas con betún asfáltico en las esquinas y en la parte superior para evitar la acción de la humedad. Los cabezales y el lomo fueron cubiertos con una plancha de plomo de un milímetro. Después se volvió a montar piedra por piedra. Para las juntas se utilizó una composición de cuatro baldes de tierra (la misma que se había retirado), un balde de cal y agua. Las vigas y la laja fueron marcadas con R 04 que testimonia el trabajo de restauración que llevó casi 40 días y se terminó a principios del mes de octubre.


Señales de la restauración
Para estabilizar el muro se hicieron tomados de juntas y recalce o reintegraciones estructurales en los espacios que presentaban riesgos estructurales. Se trabajó con una mezcla de tierra, cal, barro ñaú y tierra de hormiguero para tomar las juntas.  Los trabajos son evidentes. "Son diferentes a propósito para que se sepa que son una intervención actual. En restauración se lo conoce como no hacer un falso, como sucedería si ponés algo nuevo que parezca original", explicó Hermida.
En el muro también se realizaron trabajos de capping (cierre protector superior). Se utilizó una mezcla de laja molida y cal, en dos capas, con una malla cuadriculada plástica para dar flexibilidad. Se dispuso que el agua se escurra por los huecos dejados por las desaparecidas columnas de madera del templo original.
La placa se limpió con cepillos y se aplicó pulpa de papel con cloruro de benzalkonio.


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