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Pepe Novoa y el órgano romántico del Litoral

viernes 22 de noviembre de 2019 | 5:00hs.
Pepe Novoa y el órgano romántico del Litoral
Nota de El Territorio publicada el 27 de mayo de 1985.
Nota de El Territorio publicada el 27 de mayo de 1985.
Por Sonia Benítez

Por Sonia Benítez comerciales@elterritorio.com.ar

¿Puede realmente una canción contar cómo es Misiones? Cómo son sus paisajes, sus relieves, sus olores, sus colores, las formas de la selva... Pepe Novoa, como fue popularmente conocido, compuso canciones para esta tierra que tanto amaba, casi tanto como a la música.
Música y Misiones se unen en una persona que marcó un antes y un después en la música folclórica litoraleña al formar el conjunto “Los Tareferos”, siendo este el primer grupo musical folclórico del país que utilizó instrumentos electrónicos. Más que música misionera José María Amador “Pepe” Novoa hacía música regional. Nació el 15 de junio de 1929 en Paso de Los Libres, Corrientes, y fue único hijo de Alejandro Novoa y Elvira Olga Cabrera.
Vivió desde sus dos años en la ciudad de Posadas, por la calle Rivadavia, y cursó sus estudios primarios y secundarios en la escuela Normal Superior Estados Unidos del Brasil, terminando estos en el colegio De La Salle en Buenos Aires. “Cuando estaba allá mi abuelo le mandaba dinero para que estudiara latín, pero él, como le gustaba tanto la música, estudiaba piano. De noche se escapaba del colegio (porque estaba pupilo) y tocaba en los cabarés de Buenos Aires”, recordó su hija Cotita, en una entrevista realizada por esta periodista en el año 2010.
Después de haber terminado sus estudios secundarios, Pepe volvió a Posadas. A pesar de su gusto por la música, nunca se recibió de profesor de música o piano, pero sí recibió el título de Despachante de Aduana en el año 1954, cuando tenía 25 años.
Al regresar también comenzó con las famosas serenatas. Miguel Viarengo, el “Negro” Gómez, “Pepe” Chemez, son algunos de sus amigos que lo acompañaban en esta aventura: la de llevar serenatas a las señoritas de la ciudad.
Su compañero, el Negro Gómez, entre sonrisas y mirada nostálgica, recordó -también en una entrevista realizada hace nueve años- que “antes estaba prohibido. Llegaba la Policía (la mayoría era policía a caballo) y decían: ‘¿Qué están haciendo ustedes ahí?’ Y estamos de serenata le decíamos. ‘Ah Bueno, sigan nomás muchachos. Ese Pepe Novoa hace lo que quiere… Sigan nomás’ nos decían”.
A pesar de su buena posición económica, Novoa era una persona sin aires de arrogancia ni altivez. Sus compañeros de la música lo recuerdan como un hombre sencillo, que siempre trataba de dar ayuda a los demás. 

Familia y compañeros
Por aquellos tiempos el Club El Progreso era el encargado de las fiestas de los fines de semana, y Amador iba al club a divertirse, sin saber que uno de esos días conocería a la compañera de toda su vida: Carmen Rosa Gularte. Sin duda alguna, la muchacha había conquistado su corazón, porque seis meses después de haberse conocido, contrajeron matrimonio.
Pronto Novoa tendría su propia familia. En 1957 nació su primer hijo, Alejandro y al año siguiente su hija Cotita.
“Él se subía al auto, se iba al interior, y paraba en donde él quería parar. Allí se ponía a escribir. Él era así, un bohemio muy especial”, recordó Cotita en 2010.
Así nació Misiones La Hermosa en el año 1965, su canción más conocida.
Al principio el conjunto musical de Amador contó con la participación del Cholo Todero en la voz, Miguel Viarengo y Justo Benítez en guitarras, el Negro Palacios en el bajo y por supuesto él mismo en la ejecución del piano. El conjunto de proyección folclórica se había formado. Ahora necesitaban un nombre, y cual mejor para representar a Misiones que el de ‘Los Tareferos’.
Pero había algo nuevo y diferente en este grupo, algo único que no se había escuchado antes y a lo cual el público de música folclórica  no estaba acostumbrado: los instrumentos electrónicos. “Él fue un innovador usando el piano electrónico y pionero en haber grabado, porque antes era todo tradicional. Vendía muy bien, cajas y cajas de vinilo”, recordó Celio Clausen, propietario de Rincón Musical. 
‘Los Tareferos’ interpretaban las canciones que Pepe componía y que –por la falta de conocimientos de gramática musical de Novoa- Ricardo Ojeda escribía.
Amador no leía ni escribía música. Su tarea era componer y ejecutar. Pero igualmente, siempre leía un pentagrama. “Él no leía lo que Ricardo escribía, él armaba otro pentagrama de acuerdo a lo que él entendía. Cada uno con su librito”, recordó con risas Cotita.
El 8 de octubre de 1970 participaron en el VII Festival Nacional de la Música del Litoral, con muy buena repercusión. ‘Los Tareferos’ comenzaron a llevar su música por toda la provincia y a los escenarios más importantes del país.
Fue así, como en el año 1972 se los nombra Conjunto Revelación del Festival Nacional del Folclore en la ciudad de Cosquín, provincia de Córdoba. Este fue el empujón que los llevó a grabar su primer disco en Sello Columbia con canciones como Misiones La Hermosa compuesta por él, y Salto del Indio compuesta por su amigo Miguel Viarengo.

Salto a la fama
Debido a su éxito y aprobación popular, en 1972 grabaron su segundo disco, esta vez un larga duración, con algunas canciones creadas por Pepe como Pirá Pitá, Jesuita Misionero, Salto Apipé, Yo soy la galopa y Rincón de Quiroga. Reflejos de estas la misma vida en Misiones, su gente, sus paisajes, sus ríos y leyendas.
No tardaría en aparecer su tercer disco: Mi amigo el mate, con  el mismo compromiso con la tierra colorada. Al ritmo de chotis, se dibujaban sus paisajes y su gente.
“Todero cantó en el Festival del Litoral con Pepe, yo canté con él en otros festivales y después fuimos a Buenos Aires a grabar, tocamos más o menos un año y medio juntos. Actuamos en varios festivales, principalmente en Corrientes o Cerro Azul”, recuerda su ex compañero Vicente Olguín. 
Pronto sus incontables presentaciones, en escenarios, emisoras e incluso el programa que mantenía los fines de semana por el Canal 12 titulado Tierra Colorada, se verían interrumpidos en 1975 por un problema de salud, un edema de pulmón. Pudo superar este obstáculo pero le quedaron serias secuelas de esta enfermedad. Causante: su compañero de años, el cigarrillo.
La enfermedad podría detener las actuaciones de Novoa, pero no su pasión por la música. Para demostrarlo grababa su cuarto disco, segundo larga duración dedicada a su familia.
Y en 1979 lanzó su quinto y último disco Misiones canta así.

Su paso al recuerdo
Pasó los últimos días junto a su familia, en su casa natal, donde vivió toda su vida, en la ciudad de Posadas, que lo vio crecer, y  junto a su piano.
Diez largos años fueron los que convivió con su fatigosa enfermedad. Y junto a los festejos de la Revolución de Mayo de 1810, a las 4.30 de la madrugada, llegaría su descanso eterno en 1985.
Durante su despedida, varios músicos le rindieron homenaje. “Me acuerdo que era un fin de semana largo y fui con mi papá y Ricardo Ojeda, le cantamos Misionero y Guaraní, Así es Misiones y varias canciones más. Estaban muchos músicos en su entierro, él era muy reconocido”, rememoró Patricia Gaona, que interpretó varias veces las canciones de Novoa. Lo despidieron cantando y tocando la música que a Pepe más le gustaba, la música del Litoral.

Un homenaje a Pepe Amador

Amador Pepe Novoa ejecutó junto a su grupo ‘Los tareferos’ las canciones que más representan a Misiones y su maravillosa tierra colorada. Es por eso que el próximo 30 de noviembre, en el Festival Manduá Andrés que celebra el aniversario del natalicio del prócer misionero Andrés Guacurarí, se le rendirá también un homenaje a Pepe. En el evento actuarán Cacho Bernal, Frodo Peralta y el pianista Chungo Roy. Este último estará a a cargo de interpretar canciones con el órgano que utilizaba el mismísimo Pepe Novoa y que hoy, permanece al resguardo de la Peña Misionero y Guaraní.

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