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Pasta de superhéroe

lunes 06 de enero de 2020 | 6:00hs.
Quería terminar el secundario a pesar de ir con las zapatillas rotas, tarefeó cuatro años y hoy Agustín Da Silva, tricampeón nacional en cross country, disfruta el presente.
Roxana Ramírez

Por Roxana Ramírezdeportes@elterritorio.com.ar

La vida del obereño Agustín Da Silva es de película y hasta se podría decir que de manera literal, ya que a sus 21 años tiene en su haber un documental que se volvió viral, de la mano de una productora estadounidense que plasmó en el 2018 su carrera, y el cambio que generó el atletismo en su existencia luego de años de trabajo en la tarefa en su niñez y adolescencia.
Hoy, tras seis años surcando su camino a zancadas y mucho sacrificio, el obereño cosecha premios y no yerba. Es tricampeón nacional en cross country, también brilla en pista y ha ganado carreras importantes en el calendario nacional que lo hacen una de las perlas del atletismo argentino.
Carismático y sensible, Agustín compartió con El Territorio su historia y este momento que lo tiene en pleno disfrute, como en aquella primera carrera en Puerto Rico en la que ganó los 5 kilómetros de punta a punta y hoy siente que esa llama sigue ahí intacta, pero con la vara cada vez más alta.
“Cada vez que corro, disfruto muchísimo y la paso bien, no sufro ni ando con bronca si me va mal, yo sigo trabajando. Durante este proceso en el atletismo aprendí muchas cosas y si hay algo de lo que estoy seguro es que cuando el atleta, o cualquier persona, está decidida a hacer algo, puede hacer grandes cosas”, reflexionó.
Y la palabra decisión la remarca en cada frase, claramente porque para que algo cambie hay que tomar un camino y en su caso, esta toma de decisiones lo lleva a tener un futuro prometedor y tal vez impensado en el contexto humilde en el que creció.
“Antes de comenzar el secundario, tomé la decisión de que pasara lo que pasara yo iba a terminar los estudios; y todos los días me iba al colegio sin importarme con qué zapatilla... yo me iba y tampoco me importaba si se iban a reír si estaba rota, yo sabía que tenía que ir y estudiar; y así terminé el secundario”, señaló.
Con el atletismo, esa firmeza fue la misma: “También tomé la decisión de esforzarme y ganar carreras. La primera fue justamente hace seis años en una competencia de calle en Puerto Rico, yo había entrenado tres meses y me anoté en los 5 kilómetros. Me acuerdo que salí adelante y gané de punta a punta porque tenía unas ganas impresionantes de correr, y los chicos me decían ‘no especules y corré’, y con más razón salí a darlo todo… qué importante es tener objetivos, buscar hacer lo que a uno le gusta y disfrutarlo, porque no tiene que ser un peso, tiene que ser un disfrute”.

El despegue
El 2019 fue sin dudas un año fantástico para Agustín y sin dudas que las condiciones las tiene, pero se sostienen con trabajo. En estos años de atletismo, el obereño sólo tuvo dos semanas de descanso, pero sin reproches, y tal vez esa sea la clave que le resulta para ser el campeón argentino de cross country por tercer año al hilo.
“Fue un gran año en lo deportivo y en el desarrollo personal, como en el estudio. Se me dieron varios objetivos que me planteé, como correr en pista, que buscaba marcas y las cumplí; y gané carreras importantes a nivel nacional como la maratón de Mar del Plata, en los 10 kilómetros, en la que hubo más de 10.000 personas. Fue cerrar un año impresionante, sin dudas, ni quejas”, dijo contento.

¿Qué se dio este año para ver estos resultados? 
Maduré mucho mentalmente. También recibí mucha motivación de parte del Ministerio de Deportes y de mi familia, que me da aliento y fortaleza. Hubo mucha gente que me ayudó a llegar a esto, porque para entrenar todos los días se requiere el apoyo de muchas personas que influyen muchas cosas. Estuve a su vez mejorando mucho la parte de alimentación y el ministerio nos becó a los deportistas; eso me ayudó mucho con la nutrición y la indumentaria. Además estaba muy entusiasmado y también por eso quizás logré correr bastante mejor.
Tengo pensado de acá a tres o cinco años estar a un nivel más rápido, estos años son clave, por eso es importante la motivación, estar fortalecido y tener objetivos… todavía me falta muchísimo por recorrer.

Con un año tan bueno, ¿qué metas te planteás para este 2020?
Ya tengo organizado lo que son los grand prix sudamericanos y los campeonatos nacionales de pista, calle y cross; y si se da la oportunidad de viajar a un Sudamericano, va a ser de diez, esa es la idea.

¿Qué te pasa por la mente cuándo te das cuenta que sos el mejor del país en cross country?
Es increíble, es mi tercer año consecutivo. Yo decía ‘este año tengo muchos rivales y muy fuertes’, pero confiaba en lo que estaba haciendo y me presentaba fortalecido, motivado... y los chicos conocidos me decían ‘vos podés ganar, metele ficha’, y yo iba con eso en la cabeza; y antes de largar yo también me decía ‘tengo que ganar’; me planteaba eso y las cosas salían.
Es saber esperar, ahora llevo seis años sin parar casi y hay que ser muy paciente en el deporte, también para no lesionarme e incluso estaba entrenando un turno nomás. Muchos creen que yo me mato entrenando, pero a veces corro dos horas por día y tranquilo, pero siempre es constante, nunca abandoné el entrenamiento, no pongo excusas.

También vas teniendo salidas fuera del país… imagino que eso también debe ser una motivación especial
Uh, sí, cuando llegué a Paraguay -corrió y ganó la maratón internacional del asfalto en Encarnación, en diciembre- decían “ahí viene el argentino” y es re lindo. Es una alegría poder representar al país y representar a Misiones también ya es un logro, porque en la provincia hay muchos deportistas muy buenos. 
Ya a nivel nacional, la mayoría de los corredores de elite se dedican sólo a correr, son profesionales, y yo aspiro algún día también a dedicarme al ciento por ciento al atletismo. Ahora no lo estoy haciendo por el tema de estudio y no estoy tan ágil con el tema de la alimentación porque yo me cocino solo, lavo mis cosas y eso requiere tiempo, así como el estudio... ahora curso la carrera de Kinesiología en la Universidad Gastón Dachary en Oberá. Eso también fue maravilloso porque el dueño me becó y eso hizo que sienta que el esfuerzo de estos seis años no fue en vano y quiero ir por más, pero tranquilo y despacio, si yo vengo bien... No es necesario matarse sino estar enfocado. 
Justamente estos buenos resultados hicieron que le llame la atención a la firma Fila y el año que viene me van a dar un contrato por un año. Ahora ya me dan indumentaria y zapatillas y eso ya es una motivación más.

Para finalizar, ¿qué recordás de los años trabajando en la tarefa y cómo vivís hoy estos días con una realidad tan distinta?
Soy el más grande de la casa y tenía que trabajar. Lo que recuerdo es que era una vida muy dura y no se la deseo para nadie. La tarefa, más allá de ser duro el trabajo en sí, hace que te ganes honestamente el dinero, pero lo feo es que no se accede a la educación o cosas lindas para los jóvenes. 
Hay peligro, malos ejemplos, peleas y vicios. Estuve más de cuatro años ahí y sí, la pasaba bien, porque el ser humano se adapta a cualquier ambiente, yo nunca me prendía en los malos ejemplos; sólo hacía mi trabajo y cuando vi que había otras puertas, otras oportunidades y sobre todo otra educación, decidí dejar ese trabajo para que mi futuro no fuera un desastre. Así que estudié y hoy cuando los veo a los otros chicos que siguen ahí me da lástima, pero me alienta a seguir en este camino y sentir que es el correcto.
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