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“Para que no cuente nada a nadie, el maestro siempre me regalaba algo”

domingo 07 de junio de 2020 | 6:00hs.
Los hechos se registraron en la localidad de Campo Ramón y la denuncia fue radicada en 2015.
Daniel Villamea

Por Daniel Villamea Corresponsalía Oberá

A punto de cumplirse cinco años de la denuncia en su contra, finalmente un docente de la localidad de Campo Ramón llegará a juicio oral acusado de abuso sexual calificado en perjuicio de una alumna de 11 años, tras lo cual una sobrina del sujeto testificó que también fue víctima y ratificó el modus operandi.
La menor aseguró que el docente, identificado como Gustavo Agustín A. (53), la manoseó varias veces y luego le regalaba golosinas para que no cuente lo sucedido. Los abusos se habrían registrado en diferentes aulas y en los sanitarios de una escuela de la zona rural del municipio.
Para la imputación fue clave la declaración de la menor en Cámara Gesell y el posterior informe de la pericia.
“Se infiere que el relato sobre los hechos denunciados sería congruente con la realidad percibida, no se trataría de una construcción fantaseada, inoculada o tendiente a perjudicar a terceros con otros fines”, concluyó el perito del Cuerpo Médico Forense que entrevistó a la nena.
Por su parte, desde un primer momento el docente negó las acusaciones y contó con el apoyo de las autoridades educativas, tal como mencionó el padre de la víctima, quien aseguró que la directora de la escuela le rogó que no hiciera la denuncia.
“Pensá lo que vas a hacer, porque si algo te sale mal te vas a quedar en la calle”, citó el progenitor en su declaración.
Pero no sólo eso, ya que la supervisora le dijo: “Te pusiste a pensar lo que puede ser más adelante. Sabés lo que es la Cámara Gesell. Acordate de que si te sale mal la declaración de la nena, te va a costar tu chacra y todos los bienes que tenés”.
Incluso mencionó que las autoridades trataron de poner a la comunidad educativa en su contra, pero remarcó que nunca dudó de su hija y radicó la denuncia a pesar de las presiones.

Grave acusación
La denuncia fue radicada el 31 de agosto del 2015, cuando la víctima asistía a quinto grado. El expediente 103048/2015 fue caratulado como abuso sexual calificado, aunque el imputado aguarda el juicio en libertad y el debate se halla postergado por las restricciones por la pandemia de Covid-19.
“Me llevó a un grado donde hay un kiosco y ahí me empezó a manosear”, declaró la niña en Cámara Gesell.
Además de maestro de grado, el sujeto estaba a cargo del kiosco escolar.
La menor contó que la última vez que la sometió, la llevó a un aula cerca del jardín.
“Me preguntó si sabía hacer el amor, yo le dije que no, y ahí él me dijo que me iba a enseñar”, detalló.
Luego, el docente le dijo que lo siga hasta los baños, pero la nena se negó. Ese mismo día también la besó en la boca, agregó.
La niña aseguró que “a un montón de guainas el maestro les sentaba en el regazo”, al tiempo que agregó: “A veces yo llevaba un pantalón con cinto y él desabrochaba el pantalón para poder meter la mano adentro. También metía la mano adentro de la remera”.
Luego de los abusos le regalaba golosinas del kiosco para que no cuente lo sucedido. “El maestro siempre me regalaba algo: un alfajor, una cajita de menta, un turrón para que yo no le cuente a nadie”.
Asimismo, relató que “siempre que me tocaba me decía ‘sos muy linda’. Yo no me defendía porque tenía miedo de que me pegue. Después le conté a la directora y ella también me dijo que no cuente nada”.

“Tenía miedo”
La madre de la menor recordó que el 31 de agosto del 2015, alrededor de las 13.30, la directora Blanca B. y el maestro de su hija llegaron a su casa para informarle sobre a acusación de la nena.
Dijo que el docente insistió en su inocencia, mientras que la directora pidió que no lo denuncie y que al otro día vaya a la escuela para arreglar la situación sin involucrar a la Policía.
“Hablé con mi hija y me contó que el maestro la manoseaba, que le bajaba los pantalones en la dirección y en las aulas, y le toqueteaba en sus partes íntimas. Dijo que fueron varias veces. Yo notaba que mi hija andaba rara y después me confesó que no contó antes porque tenía miedo de que el maestro se enoje”, declaró la progenitora.
Recordó que el mismo sujeto ya había sido el maestro de su hija el año anterior, en cuarto grado.
También se mostró molesta porque la directora insistía en la inocencia del docente.
“Decía que era muy bueno, que hable con mi hija porque estaba equivocada. Dijo que el maestro tenía la costumbre de abrazar a las nenas por cariño, nomás”, mencionó.
En tanto, agregó que el docente dijo que se queden tranquilos, que no hagan nada y que no lo denuncien porque podría perder su trabajo.
Por su parte, padres de otras alumnas reconocieron que existían rumores sobre el proceder del docente, aunque no hubo denuncias previas.

Frente a frente
La directora señaló que la nena le contó que el maestro “le judeaba, que le manoseaba y le tocaba sus partes íntimas”, por lo cual convocó al acusado para que haga su descargo. Otra docente participó del encuentro donde la menor ratificó todo ante el sospechoso.
Ya en sede judicial, dicha testigo comentó que el docente solía trasladar en su vehículo a las alumnas que vivían lejos de la escuela.
“Cuando la nena todavía estaba en la dirección, la directora me dijo: ‘Podés creer que esa nena vino a decirme que A. le manoseó… qué hacemos, qué hacemos’, estaba desesperada. Cuando se retiró la nena, lo llamamos y le comentamos lo que pasó. Se sentó en el sillón, se agarró la cabeza con las manos y negó la acusación”, indicó la testigo.
Luego llamaron a la niña, quien ratificó la acusación: “Maestro, usted me tocó, usted me quería besar y hace rato que usted me hace esto”.
El sujeto negó todo, pero la criatura replicó: “Sí, maestro, yo volví del baño y usted me decía que me iba a enseñar a besar”.
Actualmente, el docente está afectado a otra escuela de la zona rural de Campo Ramón.

La defensa
En su declaración, el docente negó las acusaciones y argumentó que junto a sus colegas venían haciendo un seguimiento del comportamiento de la menor, ya que notaban actitudes raras en ella, sospechaban que algo había porque empezó a bajar sus notas.
Decía que tenía problemas estomacales, no quería hacer la tarea e iba mucho al baño. También mencionó que existían versiones de que se besaba con otros alumnos.
Comentó que ese día algunos alumnos volvieron del recreo y dijeron que la nena “estaba haciendo el amor con otro chico atrás del baño, lo que me llamó la atención y pregunté si tenían idea de lo que estaban diciendo”.
En otro tramo, el maestro fue más allá y aseguró que “los varones se quejaban de que ella los manoseaba y que casi no jugaba con las nenas”.
Resaltó que el trato con los chicos de la colonia “es muy distinto, los chicos tienen falta de cariño, falta de afecto, todos trabajan y ayudan en la chacra desde chicos, por lo que el maestro también es asistente social y psicólogo”.
Comentó que la escuela primaria compartía el predio con el secundario y por eso tenían mucho cuidado con la seguridad de sus alumnos. Incluso, cuando un alumno tardaba en el baño, iban a ver qué pasaba.
En su defensa, destacó que “en las escuelas rurales es una costumbre premiar a los chicos con alguna golosina. Como también se acostumbra que los chicos lleguen y abracen o les den un beso al docente”.


“Lastimó a muchas nenas”

En el requerimiento de elevación a juicio también sobresale la declaración de una sobrina del imputado -ya mayor de edad-, quien aseguró que ella y una hermana fueron víctimas del mismo sujeto y ratificó su modus operandi.
“Me enteré de lo que pasó y hablé con los padres de la nena porque me sentí identificada. Cuando me contaron los hechos no tuve dudas, porque lo mismo hizo conmigo y mi hermana. Por eso decidí declarar”, explicó la mujer.
Comentó que el relato de los hechos le trajo a la memoria sus pesares y tuvo la certeza de que la niña decía la verdad.
“A mí también me decía ‘yo te voy a enseñar o te voy a mostrar cómo se hace’, igual que le decía a la nena. Cuando escuché que le decía eso, no tuve dudas”, destacó.
En su caso, los abusos habrían comenzado cuando tenía 6 años y vivía en la chacra. “Empezó como un juego, siempre con manoseos y me tapaba la boca para que no grite. Me decía que no cuente nada porque me iban a pegar por mentir”, relató.
También aseguró que la madre del sujeto siempre lo apañó, en perjuicio de sus nietas.
El daño dejó secuelas en su mente y tuvo que recurrir a un psicólogo para sanar las heridas del pasado.
En tanto, rogó que “ahora pague el daño que hizo, porque fue impune muchos años y lastimó a muchas nenas”.
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