Padres acampan en el colegio Santa Catalina para inscribir a sus hijos

viernes 30 de noviembre de 2018 | 5:00hs.
Padres acampan en el colegio Santa Catalina para inscribir a sus hijos
Padres acampan en el colegio Santa Catalina para inscribir a sus hijos
Conseguir una vacante a esta altura del año en algunas escuelas puede resultar una odisea para los padres. Sobre todo en aquellos establecimientos que ganaron prestigio en la comunidad. Es el caso del colegio Santa Catalina -ubicado en avenida Leandro N. Alem 3220-, que tuvo una alta demanda para ciclo escolar 2019, para el que sólo había 30 lugares disponibles para el primer año del secundario.
Desde la tarde del miércoles, decenas de padres acamparon en la vereda del colegio con la esperanza de concretar el trámite de inscripción, que se hizo ayer, y se organizaron a través de un cuadernillo en el que iban anotando sus nombres por orden de llegada.
No faltaron los mates y las silletas y cada familia se arregló para cubrir y cuidar el lugar hasta el momento de la apertura del colegio.
Andrea Yaboski es una de esas madres que pasó la noche fuera de la escuela y si bien no tenía con quién hacer recambio de guardia, su mamá se puso a disposición para llevarle comida y agua caliente para el mate. “Nos fuimos anotando por nombre en el cuadernillo para que los números sean organizados”, dijo. En este sentido, sostuvo que es una escuela muy requerida debido al buen nivel académico que ofrece.
El mismo caso es el de Ana María, quien fue acompañada de su esposo para garantizar un banco para su hijo en primer año. “Hay que venir un día antes porque el colegio tiene mucha demanda, es un colegio con una buena base”, afirmó.
En tanto, otra de las personas que se encontraba haciendo fila comentó que cinco años atrás realizó el mismo procedimiento para anotar a una de sus hijas. “Había venido tipo 6 de la tarde y para las 21 la cola ya llegaba hasta la otra esquina”, recordó.

La historia se repite
Como todos los años, fueron varios los colegios que registraron demanda y al Santa Catalina se le sumaron el Roque González y el Bachillerato Humanista. Ya sea por tradición familiar, calidad educativa o comodidad por su ubicación, padres, abuelos y tíos decidieron someterse a largas horas de espera y con temperaturas mayores a los 30 grados. 
En algunos casos, los cupos son escasos porque las vacantes son prioritarias para los hermanos de alumnos que ya forman parte de los establecimientos.