En Sudamérica, Alto Paraná y Chaco, publicado por la Editorial de la Unam

Un descubiertero italiano en la selva misionera

El libro del italiano Adamo Lucchesi que exploró la región a fines del siglo XIX, estaba considerado perdido. Décadas de búsqueda y trabajos de rescate permitieron recuperarlo.
miércoles 25 de septiembre de 2024 | 4:30hs.
Imagen referencial.
Imagen referencial.

En la selva de San Pedro, en ese gran manchón verde que acompaña la ruta provincial 16 quedan vestigios de una antigua picada, de un sendero gastado por el uso del tiempo, que los antiguos lugareños llaman "el camino de mulas". Conectaba los yerbales del norte provincial con el puerto de Piray, donde efectivamente hoy desemboca la ruta provincial 16. Esa picada de más de 100 kilómetros fue construida por el explorador y descubiertero italiano Adamo Lucchesi entre enero y abril de 1877. Lucchesi, con Carlos Bosseti, un grupo de peones y voluntarios, partió de Campo Eré (actual Brasil) munidos de hachas y machetes para conectar esa zona con el río Paraná, la salida de toda la producción de entonces.

El relato de esa epopeya, entre otras, es parte del libro "En Sudamérica. Alto Paraná y Chaco" que Lucchesi escribió muchos años después ya de regreso a Lucca Italia, su ciudad de origen, donde falleció.

La obra editada por la Editorial Universitaria en conjunto con Neaconatus Ediciones, fue presentada la semana pasada en la Facultad de Humanidades de Posadas y es probablemente uno de los acontecimientos más importantes de los últimos años para los historiadores y para la construcción de la memoria de los habitantes de esta región.

Epopeya, es una palabra también aplicable a esta otra historia, la del libro. De la publicación original, realizada en Florencia en 1936, casi no quedan ejemplares. El historiador Aníbal Cambas obtuvo una copia, probablemente la única que exista en el país, pero en su idioma original, italiano. Por distintos motivos, la falta de una traducción adecuada, entre otros, Cambas no pudo cumplir con su anhelo de editarlo en castellano. El historiador falleció en 1982, su hija Graciela, también historiadora, heredó el legado. Completó el trabajo, pero paradójicamente no pudo ver la obra publicada ya que murió el 24 de mayo pasado. Gervasio Malagrida, hijo de Graciela, representó a la familia Cambas el día de la presentación. Hubo emoción en la sala, por el largo anhelo finalmente cumplido, y por las ausencias.

La edición de este libro entonces, es un trabajo en conjunto desarrollado por Graciela Cambas y el historiador Alberto Alcaraz, que hicieron el estudio preliminar, y la traducción de la profesora Carolina Repetto.

El descubiertero

Descubiertero, dícese de la persona que hace de guía y orientador en las marchas a través de la selva en busca de yerba mate y luego de madera de ley. Probablemente es la mejor definición que le cabe a Lucchesi. Llegó a la Argentina muy joven, en 1871, ya con ese espíritu de aventurero probablemente fruto de la lectura de libros de viajes: Robinson, Cook, Saint-Pierre, entre otros. Apenas hizo pie en Buenos Aires empezó a navegar los ríos Paraná y Uruguay como mozo escribiente en el bergantín Fazio. De ahí a comprar con sus primeros ingresos armas y elementos para iniciar sus futuras expediciones, fue un solo paso.

Luchesi llegó al Alto Paraná una vez finalizada la guerra de la Triple Alianza. Lo que quedaba en los puertos y pueblos, eran los vestigios de la guerra.

Es interesante el minucioso relato que hace de Posadas de aquella época, entonces conocida como Trincheras o Itapúa, con descripción de las casas, y de los nombres de las primeras familias asentadas en torno a lo que había sido el cuartel del ejército brasileño.

Pero después en formato de diario de viaje relata sus expediciones al Alto Paraná, la búsqueda de las "minas" de yerba mate, la elaboración de la madera y las distintas exploraciones que hace a los ríos y arroyos que desaguan en el Paraná en busca de alternativas para sacar la producción, que, cada vez más, avanzaba selva adentro.

Es de destacar lo minucioso que es la descripción de las distintas experiencias que realiza. El armado del equipo de exploradores, los campamentos, el alimento que se consumían, la fauna y las distintas aldeas de aborígenes que visitaba en sus recorridas.

Aquí también derriba otro mito construido en torno a toda esta gran región: que estaba deshabitada. Queda claro cuando describe la técnica que usaba para establecer o definir el rumbo en selva. Se trepaba a un árbol grande para desde la copa observar en la distancia, única manera de ver más allá en la espesura. Por el color del monte determinaban los manchones de yerba mate y por el humo… la presencia de aldeas. Y sí, la región estaba habitada por distintas tribus, algunas enfrentadas entre sí, y los grandes sistemas extractivos que avanzaban desde el sur, como desde Brasil.

No menos interesante es la experiencia en el Chaco Paraguayo donde fundó Puerto Casado y describe también el surgimiento de la sociedad asuncena de postguerra.

El aventurero

Pero al contrario de los otros autores mencionados, en cuyos informes se prepondera la información, el dato económico, la posibilidad de nuevas empresas; los escritos de Lucchesi denotan su perfil de explorador, de ir por la aventura de lo desconocido. Y ello queda claro en una anécdota que describe el propio autor. Ocurrió cuando con Carlo Bosseti, otro explorador italiano cuyo nombre lleva un salto de las cataratas, abrían la picada hacia Puerto Piray. En determinado momento, después hallar los yerbatales de San Pedro, la relación entre ellos se enfría y deciden separarse.

Esto escribe Lucchesi: "La razón hay que buscarla en el idealismo desinteresado del que escribe el tomar parte en la expedición, en contraste con el objetivo progresista, pero interesado de Bossetti".

Luego cuenta que Bossetti obtuvo el nombramiento de "comisario de los yerbales misioneros" de parte del gobernador de Corrientes.

"Solo quien escribe, más afortunado que el resto, conservó intacta su independencia e ideal virgen del servil encomio con el bagaje de los conocimientos adquiridos".

Por esos años, el viajero y naturalista inglés Ernest Willian White encuentra a Lucchesi viviendo en una choza de maderas y tacuaras en el Alto Paraná. Escribe White (texto que también aparece en el libro): "Sabía de las artimañas del indio y pisó donde ningún otro hombre blanco lo hizo antes. Encuentra camino de su casa lagartos, mariposas de brillantes colores, loros parloteando en la foresta, tucanes volando sobre sus cabezas y enjambres de zumbantes mosquitos".

En cuanto a la contribución que hace Lucchesi, es uno de los imprescindibles, junto Alvar Núñez Cabeza de Vaca y Félix de Azara, que dejaron testimonio y registro de su paso por la región. El mismo Lucchesi se sitúa en ese lugar en sus escritos y reflexiones. Después vendrían Juan Queirel y Juan Bautista Ambrosetti con sus viajes y relevamientos de la zona. De hecho, su publicación, hecha en Europa, fue clave en la consiguiente inmigración europea que pobló los pueblos misioneros.

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