Los tambores que unen

“El ser parte del carnaval es algo que todo tamborero, tamborilero siempre espera”, alegó Mauricio ‘Chori’ Ovando. Liderando un grupo de posadeños, el percusionista desembarca este fin de semana en Encarnación de la mano de la comparsa uruguaya Uganda. El lazo trinacional comenzó en 2019 pero con la pandemia obligando a detener todas las actividades, recién el año pasado retornaron a los carnavales encarnacenos.

En total unas quince personas partirán de Posadas a desfilar y acompañar a la comparsa de Uruguay y la idea es que la actividad reactive el movimiento de tambores también de este lado del río. Con experiencia en el rubro, muchos de los integrantes del contingente posadeño fueron parte de la comparsa Mamboretá, Candombe de la selva, según detalló Ovando, y ahora buscan reorganizarse, sumar más gente y seguir creciendo.

“Todo tamborilero siempre espera la fecha de los carnavales para poder tocar, demostrar y compartir con la comunidad, con los amigos y con los vecinos. Gozar con el tambor, disfrutar con el barrio es una alegría”, sumó al expandir que esa expresión se contagia y que la gente se involucra con el festejo. “Porque los carnavales son eso al fin y al cabo, copar las calles con los vecinos tocando los tambores, bailando, cantando”, graficó.

Si bien el grupo se reúne desde hace unos meses en la plazoleta popularmente conocida como Malvinas, en la intersección de las avenidas Ituzaingó y San Martín, ahora buscarán llevar su sonido a toda la ciudad.

“Queremos empezar a conformarnos bien como grupo, consolidar el toque, el baile y brindar talleres para que la comunidad se acerque. Tener más tambores para también empatizar y simpatizar con los vecinos, que todos sepan que pueden acercarse a participar, simplemente escuchar, tomar un mate, compartir unas palabras… esa es nuestra idea”, manifestó.

Sobre el vínculo con los uruguayos y paraguayos, en tanto, detalló que el responsable de unir todas estas culturas es Roberto, quien está a cargo del colectivo uruguayo 33 millones, en Encarnación. “Ellos se encargan de gestionar también para que la comparsa venga de Montevideo hasta Encarnación para participar”, contó Ovando.

En esa línea, entendió que aunque no tiene en claro si el carnaval en la ciudad vecina “es realmente accesible para todos, el hecho de contar con un sambódromo tan lindo y tan importante ya es algo bueno”. “Más allá de que lo haya hecho la EBY, es decisión política. Son políticas culturales que invierten y que acompañan”, agregó.

En contraposición, el carnaval local se sostiene a fuerza de trabajo a pulmón, “siempre mancomunadamente, mano a mano metiéndole esfuerzo con una situación económica que no es fácil, con precios que se dispararon un montón”. “Parches, plumas, lentejuelas, ropa para vestir a toda la gente cuesta un montón”, contó Ovando, dejando el dato de que un simple parche para tambor cuesta 40 mil pesos.

De todas formas, los tambores siguen y seguirán sonando desde la alegría y desde la resistencia. Este domingo, por ejemplo, a partir de la 17.30 en el Galpón de la Murga de la Estación, los tamborileros posadeños se reunirán a los uruguayos en una tocada única que finalizará con una llamada de candombe por el barrio. Estas llamadas vienen de la cultura afro, los tambores llaman a la acción, a la reunión y eso es lo que se busca generar en la sociedad local.

Según graficó Ovando “todos tenemos ritmo adentro, desde que nacemos escuchamos el latido del corazón de nuestra mamá y después nuestro propio pulso”. “Entonces ese es nuestro primer indicio y acercamiento a la percusión que hace que sea más amigable al momento de tocarlo. También es una forma de resistencia pacífica, pero activa”, deslizó.

En definitiva una manera de conectar en comunidad, de unir latidos y pensar desde lo colectivo.