En primera persona: Victoria perdió y ¿quién quedó?

Todos quieren una foto con el campeón. La mamá, las hermanas, los sobrinos y hasta toda la gurisada. La familia que vino a acompañar a alentar, a ponerle ganas a empujar esa pelota que nunca entraba. De qué otra manera se explica que el Pniti pueda elevarse por sobre todos los flacos altos y más jóvenes defensores de Victoria?. Fueron las mujeres de afuera las que lo elevaron y dieron dirección con potencia al cabezazo que venció la buena suerte del arquero visitante.

Empate. Tanda de penales. Alan potente para meter el último en el rectángulo meta y festejos. El portón que separa parcialidad de jugadores se vuelve permeable y las familias llegan junto a sus héroes. Todos quieren una foto con el ganador. Es su campeón. Desde el hijo, el hermano, el novio, el esposo, el padre, el tío y el cuñado.

Festejos y fotos con el celular. Por la cancha de Mitre pequeños grupos de “hincados y parados” alrededor de su campeón. El Piti rodeado de los pequeños. Marcia con Alan y su hija también posan. Ulises con más alegría que la que cabe en una sola sonrisa.

Un señor que entró con muletas y varias bolsas, se las arregló para ponerse la camiseta de Mitre. El viejo peregrinaba foto en mano pidiendo la firma de los jugadores, y en la foto había dos jugadores, uno era el D10S. Otro hincha acompañado por su hijo también habían entrado al rectángulo verde con un cartón azul cuyas letras en oro brillaban un ‘Vamos Mitre’.

No faltó la familia con trapo que declaraba el apoyo a su jugador.

Fue una linda tarde donde hasta el calor se tomó un descanso a la vera del paraná y faltó a la cancha. Por suerte para los de la azul y oro el que no se hizo la rata fue el festejo,ese sí que brilló. Tardó un poco, se hizo esperar, pero cuando llegó trajo con él alegría y alivio. Ahora resta esperar que la próxima esté presente desde más temprano, porque todos queremos un campeón en casa y una foto.