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Hermanados por el teatro y el arte pedagógico

Chispita y Chispón, de la docencia al clown

al como vienen haciendo hace 35 años, los hermanos Daniel y Marcelo Rosch se convierten en Chispita y Chispón con el fin de alegrar a toda la familia.
jueves 11 de enero de 2024 | 18:00hs.
Chispita y Chispón en acción junto a los niños. / Foto: Gentileza
Chispita y Chispón en acción junto a los niños. / Foto: Gentileza

El humor se vuelve una necesidad imperiosa en tiempos de crisis, poder distender la mente y aflojar el cuerpo nos permite enfrentar la vida de otra manera. Y si bien creemos que las infancias están ajenas a los problemas adultos, sin dudas el clima de estrés en cada casa influye en los más pequeños. Por eso Chispita y Chispón se elevan como aliados perfectos, una vez más en este verano y pretenden llenar el aire con Risas y Sonrisas, el espectáculo que los caracteriza. Tal como vienen haciendo hace 35 años, los hermanos Daniel y Marcelo Rosch se convierten en Chispita y Chispón con el fin de alegrar a toda la familia.

La clave, según reveló Marcelo es la interacción con el público. Sumando distintas herramientas de animación, juegos, títeres y mucho clown, construyen este show que van renovando año a año, atendiendo a las nuevas características de los niños modernos. Aunque hay un libreto y una guía dramática, los hermanos explicaron que mucho de lo que sucede en escena se va construyendo a la par del feedback del público en particular, entendiendo que “cada grupo y cada momento es diferente”.

En esa línea, sobre los cambios que avizoraron, durante todos estos años de experiencia, en la manera que tienen los más chicos de jugar o de interpretar el mundo, Marcelo graficó que “hoy los chicos son mucho más interactivos, tendrá que ver esto con las redes seguramente…” Y remarcó que “hay una participación constantemente directa en la construcción y deconstrucción, pues nosotros trabajamos mucho la deconstrucción del clown, vamos construyendo con ellos ese espacio lúdico dentro del hecho teatral”.

Ambos profesionales, los hermanos Rosch no pueden dejar de lado su visión escénica desde la docencia y aportar así el toque pedagógico y catártico que tiene el arte. “Mi hermano, Chispita, es docente de primaria entonces él trabaja mucho la cuestión lúdica, los juegos y todo lo que tiene que ver con eso y yo soy docente de Filosofía en el nivel secundario y terciario entonces con esta base vamos creando los espectáculos”, manifestó atento a que las formas de humor también fueron cambiando.

Con un legado plagado de artistas, Daniel y Marcelo se codearon desde chicos con tíos teatreros y titiriteros. Su madre se animó a la actuación y su padre, músico comparsero, también les contagió la alegría del hacer artístico. Así, compaginan docencia y arte de manera natural y buscan formarse siempre con más herramientas que les permitan mantenerse vigentes.

“Hace 35 años el paradigma era ver al niño como un adulto en miniatura y no como un ser que atraviesa un momento histórico en su vida como lo es la niñez, entonces también esa mirada nuestra fue cambiando por sobre cómo construimos desde ese momento histórico que es la niñez, desde ese poder imaginar y proyectar esa imaginación todo el tiempo”, contó Marcelo, convencido de que desde el arte se puede construir lo pedagógico.

¿Cómo sumaron herramientas para poder seguir siendo Chispita y Chispón?

Yo estudié en la Escuela de Bellas Artes de Concordia y mi hermano se fue formando con distintos cursos, talleres y más. Fuimos aprendiendo en el ruedo también pero cuando empezamos era exclusivamente clown y después fuimos incorporando más herramientas, capacitándonos. Eso gracias también al Instituto Nacional de Teatro, que hoy peligra su continuidad por todo lo que sabemos de la ley ómnibus que se busca aprobar.

Nosotros existimos como grupo antes del instituto y antes había un vacío para los grupos independientes y nos dimos cuenta -a través del instituto que amalgamó todos estos grupos independientes- que en realidad no estábamos solos y que la formación era necesaria a través del intercambio. Entonces con el instituto fuimos aprendiendo, nos fuimos capacitando y llegamos a muchos lugares impensados, donde el teatro no podía llegar por cuestiones económicas como Tobuna, por lo que tiene que ver el traslado escenografía y demás costos. Por eso es importantísimo sostener el Instituto, que se siga sosteniendo a los artistas independientes y llevando teatro a todos los rincones.

Más allá de los cambios ¿qué es lo que más disfrutan de hacer teatro infantil?

Todo es un disfrute pleno. Siempre hablamos con mi hermano que el día que no nos divirtamos más, abandonamos porque la verdad que no podemos subir a un escenario y no pasarla bien. Entonces tenemos ese disfrute constantemente con las ocurrencias de los chicos, las nuevas miradas, las construcciones… ese aprendizaje constante que nos dan los niños sobre el humor. Y nosotros todo el tiempo vamos disfrutando, no podríamos no disfrutar, no nos permitiríamos eso.

¿Cómo equilibran la labor docente con la artística?

De lunes a viernes estamos en las escuelas y los findes en el teatro. Lo interesante es que podemos combinar ambas y hacer catarsis porque las instituciones tienen ese límite estructural de creación y de construcción y entonces eso también hace que uno vaya entrando en un clima denso con el tiempo, pero nosotros tratamos de -a través de todo el espectáculo- hacer esa catarsis. Si bien el cansancio es físico, te renueva lo mental para arrancar la semana con todas las pilas. Siempre digo que el que va al teatro no le hace falta ir al psicólogo, yendo un poco en contra de mi hermano que es psicólogo. Pero vivimos de esa manera, del arte, del clown, vivimos actuando en las aulas también y jugando todo el tiempo.

Para agendar
Chispita y Chispón se presentan este domingo a las 19.30 en Eldorado, Sala Teatro Mbopi (Suiza 1933)
Actúan: Ricardo José Marcelo Rosch (Matu) y
Daniel Guillermo Rosch.
✅Técnicos: Pavón Gabriel y Jonathan Rosch.
✅Dirección: Daniel Guillermo Rosch.

 

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