Los primeros en usar la albiceleste

De la gloria en Eldorado al reto del primer Mundial de futsal

Abel Osorio y Carlos Giménez representaron a Argentina en el primer mundial de fútbol de salón. En menos de diez días pasaron de competir en Eldorado a medirse con los mejores
miércoles 03 de enero de 2024 | 1:00hs.
De la gloria en Eldorado al reto del primer Mundial de futsal
De la gloria en Eldorado al reto del primer Mundial de futsal

Actualmente Argentina es una de las mejores selecciones del mundo tanto en el futsal Fifa como en la Asociación Mundial (AMF). Ese gran presente es el resultado de una progresiva transición entre el amateurismo y el profesionalismo, que tuvo su pitazo inicial en el primer mundial de futsal (Fifusa) Brasil 1982. Edición que tuvo entre sus listas a dos misioneros oriundos de Eldorado.

Abel Osorio y Carlos Darío Giménez ostentan el orgullo de haber sido de los primeros en usar la camiseta albiceleste en una competencia mundial, que tuvo su sede en el Gimnasio Ibirapuera de la ciudad brasileña de San Pablo.

La particular historia comenzó con una sorpresiva convocatoria a pocos días de iniciar la competencia, debido a que dos jugadores rosarinos se bajaron de la lista y de manera apresurada había que encontrar reemplazantes que estén a la altura para ocupar esas plazas. Fue así como pusieron su interés en convocar a referentes del fútbol sala de Misiones.

Osorio junto a Douglas, pivote de la selección brasileña en la previa al cruce.

La oportunidad llegó para Abel Osorio que en ese entonces tenía 32 años  y Aníbal López, ambos campeones regionales de futsal en Eldorado. Desafortunadamente, López no pudo ingresar al país vecino dado al mal estado de su documento de identidad, lo que llevó a que Carlos Giménez (32) sea elegido para ocupar ese lugar.

“No tengo certezas de por qué eligieron a dos misioneros, quizás por una cuestión geográfica, pero sí que éramos los mejores jugadores de la provincia, en mi caso capitán y referente del equipo”, recordó Osorio, quien con humildad se describió como un defensor técnico con llegada al gol.

Giménez en cambio se describió como delantero ligero y ágil, capaz de cumplir las tareas encomendadas al atacante en el tradicional sistema 1-2-2 que se utilizaba en las ligas menores del interior del país.

Cita con el destino

La primera fase estuvo dividida en dos grupos. Argentina integró el grupo A, junto a Brasil, Checoslovaquia, Costa Rica y Uruguay, mientras que en la otra zona, estaban Paraguay, Italia, Colombia, Japón y Países Bajos.

El mundial para la albiceleste no arrancó bien y perdió 5 a 0 contra el combinado anfitrión, que desde un principio era considerada la mejor selección de la competencia. En los siguientes partidos Argentina empató 1 a 1 con Checoslovaquia, ganó 6 a 3 a Costa Rica y perdió 5 a 0 contra Uruguay, finalizando en primera ronda su participación en el mundial que finalmente se lo terminaría llevando Brasil.

Los resultados adversos complicaron la participación de los misioneros, quienes esperaron desde el banco el voto de confianza para demostrar sus habilidades en el piso de goma de Ibirapuera.

“Hay que ser sinceros, los técnicos tienen sus jugadores preferidos, porque los conocen más o por gusto futbolísticos, y nosotros no pudimos entrenar como se corresponde por la apresurada convocatoria”, analizó Giménez.

Osorio en el mismo sentido explicó que “llegamos a una selección que ya tenía un grupo armado y un estilo de juego esquematizado del que no nos pudimos adaptar en tan pocos días”, enalteciendo el logro de haber formado parte de ese plantel que representó a los argentinos.

“El principal orgullo de esta experiencia fue haber destacado al futsal de Misiones, representando a Eldorado, como un broche de oro de una historia llena de alegrías y títulos regionales, abriendo las puertas a que más misioneros se sumen a la selección y demuestran el nivel del futsal provincial”, agregó, comentando que poco tiempo después se retiró de la disciplina.

La particular historia invita a reflexionar y cuestionar la manera en la que se mide el éxito en el deporte. Mientras los focos están puestos en las estadísticas y los títulos, el camino del deportista está impulsado por sueños y anhelos que una vez cumplidos se transmiten en inolvidables historias guardadas en un mejor lugar que una vitrina, en las páginas de la historia del deporte y en la memoria de los seres queridos. 

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