Juicio a Lutz: “Vi el velocímetro antes del impacto e iba a más de 130”

Con la declaración de quien iba al lado de Julio Werner Lutz (30) al momento que chocó y mató a Fernando Vázquez (24) en agosto del 2016, en la jornada de este miércoles se terminó la ronda de testimonios en el juicio oral y público en el que se lo acusa por el delito homicidio simple, carátula que prevé entre 8 y 25 años de prisión.

De esta manera  el Tribunal Penal Uno de Posadas, integrado por Gustavo Bernie - presidente -, Viviana Cluka y Miguel Mattos por subrogación, decidió un cuarto intermedio hasta las 9.00 de mañana, cuando se iniciarán los alegatos de las partes. Posteriormente podría haber sentencia.

Inicialmente estaban previstos seis testigos, pero por diferentes razones cuatro de ellos se incorporaron por lectura. Así la voz más importante en el SUM del Palacio de Justicia fue la de Sabina Chávez, quien estaba en el asiento del acompañante del Ford Fiesta que manejaba Lutz esa luctuosa noche.

Chávez confirmó que la tarde del 20 de agosto en el autódromo habían tomado cervezas con Lutz y su amiga Florencia W. - la otra acompañante, que iba atrás y declaró el martes -. Ante la consulta del fiscal Martín Rau, fue precisa: fueron seis botellas de vidrio chicas en unas dos horas, más o menos.

También relató que cuando salieron en el auto la música estaba fuerte, pero se podían comunicar entre ellos. No obstante, no hablaron mucho porque “la situación estaba tensa, porque nosotros estábamos asustadas”, en referencia a la conducción temeraria.

Respecto a la secuencia del siniestro, la testigo confirmó que el acusado pasó al menos un semáforo en rojo y que se movilizaba muy fuerte. “La única vez que vi el velocímetro fue antes del impacto, porque me asuste, y entonces iba casi a 140 (kilómetros por hora)”, puntualizó.

Confirmó que se movilizaban por el carril izquierdo de la arteria y que pudo ver que Vázquez estaba estacionado con su motocicleta esperando el semáforo “unos metros antes del impacto”. Expresó que notó al conductor como “en estado de shock” antes del choque al responder si él escuchó sus advertencias.

“La moto, la moto”, le habría dicho. Sin embargo, añadió que “lo noté en estado de shock, estaba como que no escuchaba, no movía la vista”, remarcó y que la reacción tras el choque fue de “sorpresa”. A pocos metros, como en todo el juicio, el imputado se mantenía con la cabeza gacha, inalterable.

Chávez expresó que el coche siguió su marcha - no sabe si se debió a un desperfecto mecánico - y fue ella quien accionó el freno de mano varios metros después. “Antes del impacto miré el freno a mano, pero como íbamos tan rápido no sabía qué pasaba si yo lo accionaba, tenía miedo que nos matemos todos”, recordó después.

El Ministerio Público también le consultó si recibió mensajes por parte de la familia y ella confirmó que esa misma noche se comunicaron con ella para preguntarle qué iba a decir en el marco de la investigación. Allá, amplió, dijo que iba a “decir la verdad”.

Volviendo a los momentos posteriores al choque, su declaración fue muy similar a la de la otra acompañante. “No se preocupó por nosotras, sólo se bajó y se preocupó por cómo estaba el auto. Ni se acercó. Estábamos asustadisimas y llenas de vidrio”, señaló.

Luego de la consultas del defensor Pablo Luján, quién se detuvo en cuestiones puntuales de las declaraciones hechas en la instrucción momentos anteriores y posteriores al impacto que la testigo respondió brevemente, Rau volvió a consultar sobre una supuesta picada que Lutz había querido correr.

En esa instancia Chávez expresó que había desafiado a otro vehículo: “Nosotros decíamos que cuando acelerá el auto es para incitar”.

Tras su declaración, llegó el turno de José Ifrán, un testigo que solamente se limitó a confirmar que los vehículos estaban dañados y en qué sectores. Afirmó que la motocicleta de la víctima tenía serios daños en la parte posterior y que el Fiesta del imputado tenía daños en el capot.