La estudiantina tuvo su cierre soñado en el anfiteatro
Brillos en el aire. Con una explosión de papelitos plateados en un despliegue juvenil furioso, el puntapié del Show de Scolas comenzó a acompañar el atardecer sobre la vera del Paraná con un Roque González encendido.
El cierre de la Estudiantina en el imponente anfiteatro Manuel Antonio Ramírez fue una maravillosa fiesta familiar, en un domingo que ofició como oasis en medio de las tormentas y permitió a los jóvenes desplegar todo su potencial en el Show de Scolas.
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Con gradas repletas, la fila afuera se extendía por varias cuadras y llegaba hasta Ivanowski en todo momento. A pesar de que el público se iba renovando porque cada colegio lleva a sus adeptos, está claro que la Estudiantina no sólo mueve multitudes sino que está para llenar algunos estadios. Es más, la sensación general es que todo lo que sucede en el anfiteatro tiene otro cariz. Más allá de los números especiales que los chicos no quieren revelar hasta su estreno, la posibilidad de que el público en todo momento preste atención al escenario en el que los estudiantes se lucen con coreografías y novedosos instrumentos, permite una contemplación más profunda del fenómeno.
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Tanto Darla Reimann Darla como Tomás Saldaña, representantes del Instituto Jesús Niño destacaron que en cada jornada de la Estudiantina pudieron disfrutar de esta fiesta única que los tiene como protagonistas y este año con un rol especial. “La Estudiantina es algo hermoso, es algo único de nuestra ciudad”, alegaron al tiempo que marcaron que en el anfiteatro se siente la presión de que mucha más gente es la que los observa detenidamente.
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En los cortísimos entretiempos entre colegio y colegio en este despliegue de 12 horas de fiesta (se extendería hasta las 5 am con el Janssen cerrando) familiares, amigos y público en general agitaban globos e hinchaban por algún colegio en particular, elevando la alegría del ambiente.
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El tradicional haka del ‘Nacional’ Martín de Moussy también despertó vítores desde las gradas. Bajo el encanto de Nación Oculta, el misterioso reino que creó Marvel para Pantera Negra, los jóvenes del ahora Provincial Nº 1 encantaron con su estilo afro en danza y música. Percusión de congas se sumaron a los xilofones y shekeres o sonajeros caseros para preparar la explosión del haka, siempre amparados bajo la pancarta que rezaba: ‘La banda del tío Ichu vive’.
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En la tanda de romper el hielo en escenario, le siguirían los alumnos del Bop 1 que apelando a la nostalgia con su tema, se destacaron en una intro a pura melódica.
Mauricio García, director de cuerpo de baile enfundado en lentejuelas con La Pantera Rosa como inspiración y Victoria Martínez, representando al colegio, se mostraron en la previa llenos de alegría y energía de poder manifestar lo que vienen preparando hace meses y meses. Para Mauri este es su último año por lo que la despedida se torna en un cúmulo de emociones y manifestó que antes de extrañar todo pensaba dejarlo todo en su último show. Victoria subrayó los talentos que despierta la fiesta en sí, en todos los roles que incluye diseño, baile, música y otros al tiempo que Mauri cerró que la fiesta es la forma de expresión más genuina de los estudiantes locales, frente a un público masivo.
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Entre plumas de colores, nuevas formas de hacer música, coreos pulidas y toda la vibra fresca de una etapa que refleja plena eudaimonía, los adolescentes posadeños cerraron una de las Estudiantinas más prolíficas de los últimos tiempos, con el clima de su lado y a la espera de nuevos campeones.
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