Las paradas de colectivos suelen ser un lugar solitario, pero no siempre es así. En horarios pico como a la mañana, los usuarios se agrupan a la espera del traslado. A veces pueden ser un refugio de la lluvia, del frío, del sol o del calor abrasador misionero. Tiempo atrás fue un lugar de espera, en el que se detiene el tiempo para pensar y planear.

Las paradas de colectivos fueron cambiando de aspecto y de ubicación. Se ubicaban en las esquinas de los barrios o en intersecciones de avenidas. Esta paradita, por ejemplo, es de concreto, con techo y ambas paredes que simulan una ventana.

Con el cambio de sentido de la circulación urbana y la implementación de la bicisenda, algunas de ellas quedaron ahí, como refugio, siempre recibiendo a aquellos que necesiten protegerse o un momento de soledad. Se encuentra por Blas Parera entre las avenidas Lavalle y Santa Catalina.