Enfocados en asegurar la soberanía alimentaria, realizaron feria de semillas

El polideportivo de San Pedro se colmó de sabiduría y una rica historia detrás de cada productor que se sumó a participar del encuentro local de semillas nativas y criollas. El evento tuvo como finalidad poner en valor el esfuerzo que hacen las pequeñas familias agrícolas en preservar las semillas nativas y criollas.

La reunión resulta valiosa por la riqueza en sabiduría y la importancia del intercambio para rescatar lo perdido y reivindicar la cultura de producir alimentos.

En los diferentes stands se pudo observar el entusiasmo y orgullo de cada productor o guardián de semillas por tener en sus manos algo tan necesario y preciado. Mientras afuera la inestabilidad se hacía notar, adentro del polideportivo llovían ideas, experiencias, historias y alegría por los buenos resultados y el crecimiento que año tras año tienen este tipo de movimientos, al que se suman cientos de familias ocupadas en volver a los cultivos tradicionales y orgánicos que, ante las nuevos sistemas comerciales, tienden a desaparecer.

Los distintos expositores dejaron en evidencia la riqueza en diversidad que hay detrás de cada puñado de semilla rescatada, protegida y cuidada, casi como un tesoro que luego siembran, crece, da frutos y ese fruto, por las mismas o similares manos, es procesado en un subproducto como una mermelada, un envasado o una artesanía, llevados a cabo bajo el sistema orgánico. Es así que con esa calidad de producción llegan hasta la mesa de muchas familias, tornándose un alimento sano, tarea que representa enorme sacrificio y conlleva años de lucha en busca de revalorización.

En ese sentido, Adriano Matter, coordinador provincial del Instituto Nacional de Agricultura Familiar, Campesina e Indígena (Inafci) hizo referencia a la necesidad de que desde el estado se fomente el arraigo en las chacras. “Nosotros como instituciones tenemos que tratar de acompañar para que el productor vuelva a ver al campo como una alternativa productiva y con las condiciones que fortalezcan al sector campesino. Desde el estado se debe llegar con las herramientas necesarias al sector”, señaló a El Territorio.

Y destacó el interés de las familias en rescatar las variedades de semillas en peligro de extinción y de a poco se nota la reivindicación de la cultura de producir alimentos “A nosotros nos sacaron el enfoque de producir alimentos teniendo la semilla, esa cultura se fue perdiendo con la llegada de alternativas comerciales. La expectativa es que se está volviendo a esa cultura y se genera conciencia o entiende que lo que se produce en el campo es la garantía de alimento del 70% del pueblo”, resaltó Matter.

Gerardo Segovia, del Movimiento de Semillas Campesinas, quien está presente desde la primera feria de semillas hace dos años, hizo referencia al rol de las organizaciones campesinas para fortalecer un sector muchas veces golpeado u olvidado pese a que se trata de un sector que deja un legado y de cierta manera dona una herencia en favor de alimentos del buen vivir.

“Las organizaciones campesinas e indígenas tienen la capacidad de unirse -más allá de los vaivenes de la política o la economía- en la diversidad como son las semillas y para alimentar un modelo organizativo democrático, de respeto y que tiene el objetivo común recuperar las semillas amenazadas, acá recuperamos e intercambiamos las semillas pero en especial la sabiduría de tantos años”, explicó Segovia.

Y resaltó la cantidad de encuentros de feria de semillas que se realizan durante este año: “Misiones es la única provincia del país en hacer trece ferias regionales, este año es récord, dejando a la provincia como un faro de esperanza en lo que es conservación de semillas nativas y criollas y así hacemos honor a ser denominados capital de la biodiversidad”.

De cierta manera, lo mencionado anteriormente es celebrado por los productores que desde hace mucho tiempo trabajan, gestionan y buscan mejorar la calidad de vida de los campesinos, para quienes contar con este tipo de espacios, donde dar a conocer lo que hacen, es una oportunidad para sumar conocimientos y compartir experiencias como así también abrir nuevos mercados de venta.

“Estamos rescatando las semillas antiguas, mostrando el resultado de ese trabajo, cuidamos las semillas y transformamos los frutos con nuestras manos, trajimos semillas como soja Santa Rosa, maíz de marlo fino, kayano, rama de mandioca antiguas que ya no se conseguía en la zona y productos elaborados de forma artesanal como azúcar mascabo, mermelada de frutas nativas, miel de abeja de monte nativo. Es una riqueza poder participar, rescatar semillas que no tenemos, encontrarnos e incentivar a que más gente se sume”, dijo Romilda Padilla, productora y presidente de la Asociación de Mujeres Rurales de Belo Horizonte.

Para garantizar la seguridad y soberanía alimentaria, durante el encuentro, se hizo énfasis en la necesidad de que el estado devuelva al productor el pago de los impuestos con la disponibilidad de servicios que resultan básicos para dar continuidad a sus proyectos productivos, como lo son las asistencias técnicas y con recursos materiales como insumos o subsidios, caminos en buen estado que les permita sacar la producción sin dificultades y energía eléctrica óptima para avanzar en propuestas para el agregado de valor de la materia prima producida, sobre todo en una zona como la del Alto Uruguay, donde la presencia de campesinos “netos” es amplia.

La jornada, que se extendió desde las 8 hasta las 15 horas, contó con la participación de técnicos de instituciones abocadas a brindar asistencia a las familias agrícolas, quienes desarrollaron talleres a modo de complementar y fortalecer los conocimientos de los presentes.

Cabe mencionar que este tipo de eventos se desarrolla en la provincia hace 26 años y este año lo celebran bajo el lema “La semilla es tierra, es vida, en manos de las y los agricultores es soberanía y libertad”.