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Me lo contó un policía (Basado en hechos reales)

Último acto

sábado 03 de junio de 2023 | 6:00hs.
Último acto

Por Luis Eduardo Benítez Comisario general (RE), Abogado

Hace muchos años, cuando trabajábamos en la Comisaría Segunda de Eldorado, hubo una denuncia por amenaza contra un vecino del kilómetro 2, el cual vivía frente a la plaza del barrio denominado Antiguo Centro. Fuimos a citarlo un domingo por la mañana, el hombre vivía solo, tenía un tejido de alambre alrededor de su propiedad, y un candado en el portón; cuando llegamos estaba dando de comer maíz a unas gallinas, nos vio pero nos ignoró completamente; golpeamos las manos, lo llamamos y ni siquiera nos miró, ingresó a su casa sin volver a salir y nos tuvimos que marchar.

Al día siguiente, lunes, fui a retirar un giro postal en la oficina del Correo ubicado en el kilómetro 4 de la ciudad, y grande fue mi sorpresa cuando al llegar, una persona de sexo masculino, empleado con uniforme del Correo, se apresuró desde el lado de adentro, y cerró violentamente la puerta de vidrio del local; le expliqué que sólo quería retirar un giro a mi nombre, que el horario de atención al público era hasta las 12.30 y aún faltaban varios minutos para ello. Me señaló el reloj de su mano izquierda, se dio vuelta y se marchó hacia el interior, dejándome plantado en la puerta; no obstante alcancé a reconocerlo, era el mismo hombre que el día anterior se negó a atendernos en su domicilio, supongo que quizá al verme uniformado creyó que íbamos a detenerlo. Me marché hacia la comisaría pensando “¡qué mal carácter tiene este tipo!

Ni bien llegamos de regreso, escuché que el teléfono sonaba insistentemente; era para dar aviso de un accidente ocurrido frente al Correo del kilómetro 4; raudamente concurrimos al lugar y una mayor sorpresa esta vez: una camioneta había embestido a un peatón, lo había matado en el acto, el cuerpo estaba tendido en medio del asfalto y vestía el uniforme con camisa celeste de la empresa postal; era el que no quiso atendernos el domingo, y que hacía diez minutos no me atendió en el Correo.

La muerte no redime a las personas, cada cual es como es. Sus compañeros de trabajo lamentaron su partida, pero reconocieron que era un hombre conflictivo y muy mal humorado, vaya a saber las causas, quizá la soledad en que vivía.

Mientras trabajaba en el lugar, pensaba “pobre... quizá si me hubiera atendido, saldría más tarde y así no habría sido embestido por esa camioneta”, pero es un pensamiento contrafáctico, pues el hecho ya había ocurrido y nuestro encuentro de pocos minutos antes, quizá se transformó lamentablemente, en su “último acto” en la vida.

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