¿Por quién doblan las campanas?
Campanas en la noche. Campana de palo. Campana sobre campana. La otra campana. Las campanas tañen para avisar que se avecina una tormenta, para llamar a clase, avisar que es la hora del Ángelus, “porque Cristo resucitó”, porque falleció alguien. Suenan cuando es la hora. El peligro, la tragedia o las alegrías han sido motivos para que los repiques suban al aire y el sonido se oiga lejos. Instrumento musical, metálico, de diferentes tamaños y de diversos usos. Es posible encontrarlas en los campanarios de los templos, en las cocinas de las casas, en las escuelas, en barcos.
Foto: Natalia Guerrero
Se usan en competencias deportivas, para alertar, para anunciar. La que vemos está como un ornamento en el frente de una casa de familia, recuerdo de una época pasada donde la madera y el metal, el vidrio y el cuero eran material habitual. En el cerro Pelón hoy conviven construcciones modernas, nuevas, con edificios sabor a antaño.
En ese cruce de actualidad y recuerdos se encuentra la campana, en la calle en la que nace la 25 de Mayo y casi llega a la Alvear. Ahí, pegadita a la antigua casa de la esquina, que aún resiste en pie, como la campana y su badajo de la cual pende la cadena, atenta, lista para doblar anunciando quizás, buenas nuevas, que para tragedias y malas noticias hay otros canales más fáciles.
