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Día del Animal en Argentina

miércoles 03 de mayo de 2023 | 6:00hs.
Día del Animal en Argentina

Domingo Faustino Sarmiento fue el primer presidente de la Sociedad Protectora de Animales, institución fundada en 1879 por el sanjuanino, acompañados en su concreción por Mitre, Guido y Spano, Ignacio Albarracín y Vicente Fidel López. Le sucedió en el cargo el jurisconsulto Ignacio Lucas Albarracín, pariente suyo, quien por más de cincuenta años fue secretario primero, y luego presidente de esa sociedad, cargo que desempeñó hasta su muerte. Participó, junto a él, de algunas luchas políticas, pero jamás admitió ningún cargo de tal naturaleza. Durante su gestión realizó campañas contra las riñas de gallos, las corridas de toros y el tiro a la paloma. Fue uno de los propulsores de la Ley Nacional de Protección de Animales (Nº 2786), promulgada el 25 de julio de 1891. Esta Ley, llamada comúnmente “Ley Sarmiento”, es la precursora del proteccionismo animal contra la crueldad hacia los animales.

En Argentina, el 29 de abril de 1908 fallece el Dr. Ignacio Albarracín, en su recuerdo, se conmemora el día del animal.

El 4 de octubre de cada año se celebra el día de San Francisco de Asís. Hombre de posición acomodada, renunció a todas sus riquezas para dedicarse a Dios y a los animales del planeta, a quienes consideraba hijos del Ser Supremo y los llamaba hermanos.  Fue el primer humano en tratarlos de tal manera.

En el año 1929, debido al hecho de proclamar a San Francisco de Asís patrono de los Animales, fue declarado el 4 de octubre Día Mundial de los Animales, iniciativa de la Organización Mundial de Protección Animal en congreso celebrado en Viena. A la par, existe, desde 1997, el Día Internacional de los Derechos Animales, donde se estipula que todos ellos merecen el mismo respeto que los seres humanos. Y Argentina, fue el primer país en declarar el Día del Animal como un festejo nacional desde el año 1907. 

El primer animal domesticado fue el perro allá por el Neolítico, cuando atraído por el fuego y las comidas desechadas por el hombre primitivo se arrimó de manera cautelosa. Después lo siguió en su deambular nómade y se hicieron amigos. La diferencia de relación entre ellos estriba en que el hombre necesita de otros semejantes para su diario vivir. El perro depende exclusivamente del cariño de su amo y su cuidado.

El relato bíblico refiere que el primer desencuentro del hombre con los animales aconteció en el paraíso terrenal por causa de una serpiente. El diablo metido en el cuerpo del pobre animal reptante incitó al pecado a Adán y a Eva y por ese yerro original todos fueron expulsados del paraíso y condenados a subsistir como podían. Así, tanto el hombre como los animales debieron buscar su propio sustento y para ello cada especie famélica no encontró mejor forma de alimentarse que devorando al animal más débil. De esta forma, la naturaleza no siguió siendo el paraíso, sino que se convirtió en un gran ring de la lucha por la vida y en el cual los más fuertes triunfarían. Arrojados del paraíso cada especie tuvo su propio sino, pero con una gran diferencia: Dios le dio al hombre la razón y le metió el diablo en el cuerpo. Los otros perdieron la capacidad de razonar, pero sin el diablo en su anatomía. De ahí ambos tienen el mismo principio universal de subsistencia: matar para alimentarse, nada más que el hombre, además, mata a los de su misma especie por alguna mala sin razón. Se dio con los primeros hermanos cuando en la inmensa soledad terrestre Caín mató a Abel por culpa nuevamente de un animal. Esta vez una oveja robusta dada en ofrenda a Yahvé, que fuera recibido con más agrado que los productos agrícolas ofrecidos por el otro. Fue el principio de los celos, la envidia y el crimen. También este manso animal tendría un significado especial para los cristianos. Cristo se llamó así mismo pastor de ovejas del rebaño de los que creyeran en Él. Y el ícono del cristianismo: el Espíritu Santo, está representado por otro animal: la paloma. Ave que al formar pareja no se separa jamás. Precisamente palomas mandó Noé para que observaran si las aguas bajaron y se había formado tierra firme, después del gran diluvio mandados por Dios para destruir a los pecadores, salvando solo a Noé y a su familia para dar inicio a una nueva estirpe menos malvada. Y le indicó que salvara a todos los animales de la tierra, incluido al escorpión que siempre pica por instinto, metiéndolos a cada especie por parejitas en el arca que construyera. De esa manera los animales siendo inocentes fueron arrancados de su cómodo hábitat natural y encerrados en el enorme cajón flotante. No obstante, la promiscuidad, el arca se convertiría en el símbolo de la convivencia universal y Noé en el primer filántropo protector de animales. Después, con el devenir del tiempo, algunos irracionales fueron objeto de adoración como el buey Apis, chivos en las hogueras para expiar pecados del hombre, caballos usados en guerras y otros feroces para diversiones cruentas en los circos romanos. Y precisamente, en los modernos circos de las corridas de toros se siguen asesinando a pobres animales indefensos, que ante la agonía y muerte del animal la muchedumbre vitorea con hurras y tiran sombreros al aire. Como decía apesadumbrado Joaquín Castellanos en El Temulento: “He ahí al hombre, el rey de la creación”. Por eso se entiende que las leyes protectoras de animales se dictaron para evitar la crueldad física y psíquica de seres irracionales indefensos, que indefectiblemente serán atendidos por veterinarios cuando lo necesiten.

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