Una esquina con aroma a tabaco

Roque Pérez y Arrechea. Esquina con aroma a tabaco. El silbato de la fábrica que estaba ahí anunciaba a todo el pueblo que comenzaba la jornada, “a eso de las 6”, comentan los memoriosos, y “otra vez a las cinco de la tarde” se escuchaba la chicharra que indicaba que terminaba el día laboral para las mujeres que confeccionaban los cigarros en la Ciba (Compañía Introductora de Buenos Aires), que fuera dirigida por Juan Nobs. Descendiente de suizos que arribaron a la colonia de Puerto Rico, sección Cuñá Pirú, hace una centuria, y con experiencia en la producción de tabaco, fue elegido para estar al frente en 1946, por sus antecedentes.

Hoy la esquina ha cambiado. No queda nada de lo que fuera aquella fábrica. Cuentan que aún viven algunas de las mujeres que trabajaron ahí y atesoran en la memoria de la piel de sus manos las arrugas de las hojas que con su laboriosidad se transformaban en los finos cigarros que aromatizaron salas y tertulias, siendo el humo testigo de fiestas y reuniones.

Memorias de una ciudad que se transforma, pero no quiere olvidar y se resiste a ello, aunque todo cambie.