El Salvador

domingo 09 de abril de 2023 | 3:23hs.

 “En el silencio Dios no habla. En el silencio, el silencio es Dios”

                                                                            Hugo Mujica

 

Cuando lo vimos aparecer en el pueblo, hace algunos años, se nos presentó cual Jesucristo, tal era su semejanza con el Nazareno.

Estábamos preparando con entusiasmo el Vía Crucis y no vacilamos.

Le propusimos el principal papel porque no había nadie tan exactamente igual.

Aceptó sin aspavientos. Nunca supimos de dónde provenía, cuál era su oficio.

Parco, mesurado, concurrió a los ensayos durante una semana, cada día por las tardes.

Los vecinos, fascinados con su sencillez y la paz que transmitía, nos dejamos llevar por su alquímica presencia.

Lo cierto es que no hubo otro Vía Crucis como el protagonizado por Leonel.

Según nos dijo, ese era su nombre. El apellido se los debo.

No hablaba casi, pero cantaba y muy bien.

Sabía música. Era indudable, porque tocaba el piano y la guitarra con gran habilidad.

Los niños y niñas del pueblo constituían su audiencia más fervorosa.

Lo seguían admirados.

Uno de ellos, a quien en el pueblo apodaban “el mudito” comenzó a hablar y nunca cesó de hacerlo con fluidez y gracia.

Otro, el inefable Ramón -el gurí de Don Irala- no necesitó más sus muletas para desplazarse.

¡Caramba! Dos milagros para nuestro pequeño paraje escondido en la selva misionera.

Sentíamos que Dios había reparado en nosotros ¡y vaya que lo necesitábamos!

Cuando finalizó aquella inolvidable semana santa lo perdimos para siempre.

Desapareció como había llegado.

Nadie nos quita la certeza de que esas Pascuas nos visitó Él.

 

Marta Stella de Gasparini

La autora es abogada y docente. Este texto pertenece a su libro “Cuento con Vos (Recargado)”

 

 

¿Que opinión tenés sobre esta nota?