Hermana de desaparecidos sostiene que “hay que hablar de lo que pasó”

Mabel Coutada es politóloga, y durante la dictadura perdió a dos hermanas: Myriam y Norma. Con los años pudo reconstruir lo que pasó con ellas, y llegar a un juicio. Busca a un sobrino
viernes 24 de marzo de 2023 | 18:57hs.
Hermana de desaparecidos sostiene que “hay que hablar de lo que pasó”
Hermana de desaparecidos sostiene que “hay que hablar de lo que pasó”

Mabel es hermana de Myriam "Mirita" y Norma “Lluvia” Coutada, dos desaparecidas de la dictadura militar oriundas de Santo Tomé. Junto con ellas también secuestraron y asesinaron a Eduardo Lagrutta, pareja de Miryam.

En ese tiempo Myriam militaba en Montoneros, era pareja del dirigente de esa misma agrupación Eduardo Lagrutta, de quien esperaba un hijo. Al momento de su secuestro, en su casa en Zárate el 15 de octubre de 1976, estaba de siete meses de gestación. Se cree que fue llevada al centro clandestino de Campo de Mayo. Norma también militaba en Montoneros. Fue secuestrada entre septiembre y octubre de 1977 en Rosario, pero se desconoce su paso por algún centro clandestino de detención.

Mabel lleva adelante la búsqueda de sus hermanas en las instancias judiciales desde el retorno de la democracia, y busca también a su sobrino o sobrina, probablemente nacido durante el cautiverio de Myriam.

Mabel Coutada es santotomeña, es politóloga y docente de la Universidad de Quilmes, pertenece al colectivo Por la Memoria, Verdad y Justicia, como tía es integrante de Abuelas de Plaza de Mayo.

“Me parece importante hablar de esto, porque hablar de esto tiene que ver con no olvidar y con la memoria colectiva, que se forma, o se hace, o se construye con todos los pedacitos de memoria que tenemos cada uno de los sobrevivientes", expresó en diálogo con LRA12.

"Nosotros éramos cuatro hermanos, hijos de padres docentes, todos los conocen porque es una familia grande de Santo Tomé. Fuimos siempre muy estudiosas, las tres fuimos abanderadas de la Escuela Normal de Santo Tomé y yo soy la mayor. Fui en el 68 a estudiar Ciencias Políticas a Rosario, era la época de la dictadura de Onganía. Al año siguiente fue mi hermana Mirita, después fue Guido, y Norma en el 74. Eran años de cambios, de militancia, de compromiso, de revolución en toda Latino América. Tenemos que ubicar todo esto que pasó en el contexto de aquella época. Era inevitable no interesarse por lo que estaba pasando, no querer saber, buscábamos saber, querer leer, estudiar, participar en los debates que se hacían en la universidad sobre lo que estaba pasando en el mundo”, relató.

Prosiguió contando que los cuatro, cada uno desde su espacio, "yo en ciencias políticas, Miryta psicología, Norma arquitectura y Guido contador, empezamos a conectarnos, a escuchar y a formar parte de todo lo que pasaba en esos centros estudiantiles y empezamos a militar. Las tres hermanas empezamos a militar en el peronismo de base y después en la juventud peronista. Fuimos militantes primero en la universidad, y después mis hermanas siguieron en el territorio. Yo dejé de militar en el año 74. Ellas eran montoneras y soñaban, todos soñábamos, con cambiar el país, soñábamos que éramos protagonistas de la historia. Había mucho por hacer y queríamos un país más justo, más solidario. Como militantes se comprometieron. Nadie quería morir. La vida es lo que nos movía. Fue una generación generosa, solidaria, inclusive priorizaron ese compromiso por los que menos tienen, los trabajadores, por los más pobres de la sociedad para una vida mejor, y eligieron un camino" recordó Mabel.

Respecto al destino de Myriam, señaló que “embarazada de siete meses, la llevan herida de su casa de Zárate el 16 de octubre de 1976. Su compañero Eduardo Lagrutta pudo huir en ese momento. A otra compañera que vivía con ellos, Olga Ventorino, la matan. Tenía dos hijos de 9 y 6 años que se los dejan a una vecina a los tres días que vienen a buscarlos, y los llevan a la comisaría, los torturan para que les cuenten cosas, los ponen boca abajo. Fue un gran operativo que yo pude reconstruir recién en el año 2010 a través del contacto con dos docentes, profesoras de historia, que me ubicaron por Facebook. Gracias a ellas pude ir a Zárate, conocer el barrio, recorrerlo, hablar con los vecinos, y ahí hicimos reconstrucción de toda la memoria con todos los compañeros y familiares sobre lo que había pasado en Zárate y Campana, área 400 del Ejército. Y reconstruimos toda esa historia, fue un proceso muy intenso, muy importante hasta llegar al juicio, que mi hermana Myriam estaba en la megacausa de Campo de Mayo, y con mi marido declaramos en 2019. La sentencia se hizo en julio del año pasado, fueron sentenciados 22 genocidas. Lo más importante es que tenemos que seguir buscando a su hijo o hija, porque a ella se la llevaron viva a Campo de Mayo”.

Hay gente que le preguntaba si realmente tiene sentido ir a declarar por algo que pasó hace mucho tiempo, “hay un negacionismo total. O te dicen ‘ese tema ya pasó, es doloroso’. Ese negacionismo en esta situación, en esta coyuntura difícil que estamos viviendo, con tanta precariedad laboral, con tanta necesidad económica, con tantos cambios y crisis en el país, está totalmente alimentado y rebrota, y eso es efecto de los medios de comunicación y del pensamiento hegemónico que le dan, como el pájaro carpintero, diciendo que no hay que hablar más de esto. Hay sectores que no les interesa que se hable de esto”.

Remarcó: “Yo estoy convencida que la palabra es sanadora, hay que hablar de esto. Esto nos pasó a todos, a algunos más directamente que a otros. Hablar de estos temas, de nuestros ausentes, es resignificar la memoria”.

Respecto a esta ciudad, Mabel dijo: “Se comete el error de creer que Santo Tomé está muy lejos de todo lo que pasó en la dictadura militar, y por ejemplo tenemos que investigar cual fue el rol de Santo Tomé, con la Comisaría, el Ejército y la Prefectura, durante la dictadura. Figura como ‘centro clandestino de tránsito’, y hay que juntar todas las pruebas para que eso después sea sitio de memoria, para que sea reconocido así, porque pasaron cosas en Santo Tomé como pueblo de frontera, como en Paso de los Libres”.

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