La tormenta perfecta que azota a Lasso en Ecuador

viernes 24 de marzo de 2023 | 6:00hs.

Por Ociel Alí López Para Actualidad.rt.com

Una lluvia de acontecimientos impactan en la sociedad ecuatoriana. La semana pasada, la exministra de obras públicas del gobierno de Rafael Correa, María de los Ángeles Duarte,reapareció en la embajada argentina de Venezuela. La exfuncionaria había obtenido asilo diplomático del país austral, pero el gobierno ecuatoriano le había negado el permiso requerido para salir del país.La situación abrió unaffairediplomático entre los gobiernos en cuestión, que han retirado sus respectivos embajadores: el argentino Gabriel Fuskha salido de Quito y el ecuatoriano Xavier Monge de Buenos Aires.

El caso es que este nuevo flanco que se abre al gobierno del presidente Guillermo Lasso dice mucho la coyuntura actual y la proyección política que puede hacerse hacia el futuro próximo de Ecuador. Lasso utiliza la vieja estrategia derevivir al enemigo para unificar a la derechay no enfrentar, aislado, la crisis que vive su gobierno.

El escenario del momento está condicionado por un avance electoral de las fuerzas progresistas, tanto del correísmo como del movimiento indígena (Pachakutik), en medio de una debilidad del gobierno que se mide tanto por su incapacidad para hacer frente a los problemas centrales de la población (crisis económica y aumento de la criminalidad) como por los escándalos de corrupción que han estallado en su seno.

La situación es evidente: a partir del resultado electoral, el gobierno luce acorralado.El lamentableterremotoocurrido el sábado –que ha dejado más de una docena muertos y casi 500 heridos– no hace sino profundizar el panorama de crisis social y política. Pero ni el sismo puso pausa a la política. Ellunes de esta semana, lasolicitudde juicio contra Lasso fue verificada por el Consejo de Administración Legislativa (CAL) de la Asamblea Nacional y reenviada a la Corte Constitucional para evaluar su legalidad, lo que representa un paso más hacia su destitución. El pasado 17 de marzo, la Asamblea Nacional de Ecuador solicitó un juicio político contra el presidente. Los votos dispuestos para la moción sumaban no sólo diputados del correísmo y del movimiento indígena (Pachakutik), sino tambiénalgunos del Partido Social Cristiano, que apoyó a Lassoen su triunfo presidencial.

El resultado electoral del pasado 5 de febrero desveló una merma del apoyo a Lasso y un fortalecimiento de las fuerzas adversas. Su plataforma,el movimiento Creo, no logró ninguna prefectura. En cambio, Revolución Ciudadana (RC), el espaciopolítico liderado por el expresidente Rafael Correa, obtuvo nueve prefecturas (de 23), incluyendo las dos provincias más pobladas del país (Guayas y Pichincha) y 50 alcaldías (de 221), obteniendo las de Quito y Guayaquil, esta última después de 30 años de liderazgo ininterrumpido del Partido Social Cristiano, quequedó diezmado con apenas dos curulesa escala nacional. Mientras, el otro adversario de Lasso, Pachakutik, partido del movimiento indígena, logró seis prefecturas y 26 alcaldías; con este resultado, el espacio político parece preparado para tomar las calles nuevamente. Sus levantamientos, a los largo de las últimas tres décadas, terminan siempre con un arrinconamiento al presidente de turno o defenestrándolo del poder.

Además, el día de los comicios seccionales, Lassoperdiólas ocho preguntas del referendo que él mismo había impulsado sobre temas como extradición, reducción de partidos y asambleístas y medio ambiente, entre otros. La consulta tenía como objetivo políticobuscar oxígeno para su gestión, que quedó fisurada justo desde el levantamiento indígena de junio pasado. Parece obvio que el mapa político ecuatoriano ha cambiado en relación a las presidenciales de 2021 en las que ganó Lasso. Pero las causas del agotamiento de su gestión no se circunscriben únicamente al terreno electoral. El banquero, que conserva uno de los pocos gobiernos derechistas en la región, enfrenta un sonado escándalo de corrupción, conocido como “el gran padrino’, en el que su cuñado, Danilo Carrera, ha sido denunciado comojefe de una amplia tramadelictiva en empresas públicas. Por este caso, Lasso tendrá que enfrentar el juicio político que ha demandado el Congreso. Vale recordar que ya en junio de 2022, el correísmo intentó destituirle infructuosamente por la misma vía, sólo que ahora el gobierno luce mucho más impotente.

Es en esta encrucijada que Lasso busca revivir al correísmo como adversario para unificar a las derechas y las izquierdas anticorreístas y, con esto,impedir que una mayoría legislativa pueda destituirley convocar nuevas elecciones, tal como lo dispone la Constitución. En ese contexto, el conflicto diplomático con Argentina abre un nuevo flanco que evidencia la persecución contra los líderes del correísmo, una fuerza política que ha resultado ganadora en las seccionales de febrero y quepodría triunfar en un hipotético adelanto electoral.

La criminalización contra los ministros de Correa busca, por un lado, debilitar a sus altos cuadros políticos, y por el otro, unificar los bloques de la derecha y los críticos delcorreísmo en momentos de debilidad oficialista.

El “caso sobornos”, que reaparece con la llegada a Venezuela de la exministra, ha sido utilizado anteriormente para sentenciar al propio Rafael Correa y también a Jorge Glas, quien se desempeñara como su vicepresidente (2013-2017). Así, entrepedidos de juicio político por parte de la Asamblea Nacional, derrota electoral, escándalos de corrupción, aumento inusitado de la delincuencia, ahora se suma elaffairecon Argentina y un demoledor terremoto. Una verdadera tormenta perfecta que podría tener efectos políticos, también demoledores, en el corto plazo.

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