Perseveró para triunfar
El pibe que pasaba por el club San Francisco en colectivo y veía a otros chicos jugar no se imaginaba lo que le deparaba el futuro. Se imaginaba dentro de una cancha, en Primera División. Ese sueño siempre lo mantuvo intacto, pese a que tuvo que comerse varios golpes antes.
A sus 17 años, Gonzalo Valdivia decidió irse a Buenos Aires a probar suerte, a perseguir ese sueño de jugar al fútbol y ser un profesional. Pero el camino no fue sencillo. El posadeño tuvo que superar varias vicisitudes para llegar a su primera meta.
El 13 de marzo de 2023 quedará para siempre en la memoria del misionero de 21 años y su familia. “Valdivia vení”, gritó Martín Palermo desde el banco de suplentes de Platense y, minutos más tarde, el de la Tierra Colorada saltó al campo de juego del José Amalfitani, dónde cumplió el sueño de jugar en Primera.
“No lo podía creer. Había ido muchas veces al banco y estaba tranquilo, pero cuando Palermo dijo ‘Valdivia vení’ se me puso la piel de gallina”, recordó el posadeño y contó que “cuando terminó el partido me arrodillé, miré al cielo y se lo dediqué a mi padrastro. Él fue muy importante para mí y hace un año que se murió”.
Esa fue una de las tantas pruebas que tuvo que superar Valdivia desde que llegó a Buenos Aires y que lo hizo fuerte de la cabeza para poder y, a la vez, madurar antes de la cuenta.
Un camino sinuoso
“Disfrutaba de jugar, pero no tenía la esperanza de jugar en Primera. Tenía 17 años y estaba en Posadas. Recién ahí me pude probar en Buenos Aires. Estuve en Banfield por tres años, pero por problemas de pases y convenios apenas pude jugar uno”, contó.
“Cuando estaba bien me rompí los meniscos y después me agarró la pandemia. Mi familia no tenía plata para bancarme y fui a pedir al club para estar en la pensión. Estuve a prueba un mes y me dieron la pensión gratis”, recordó.
Claro que no fueron momentos fáciles para Gonzalo. La incertidumbre era grande, pensó en dejar todo y volver a Misiones, pero esa prueba en el Taladro lo hizo volver a enfocarse en su sueño.
La mala llegó un tiempo después, cuando quedó libre de Banfield: “A través de un amigo salió la posibilidad de ir a Platense. Hablé con un dirigente y estuve a prueba un par de semanas”.
“Me quedaba en lo de una tía que vive en Florencio Varela y tenía cuatro horas de viaje hasta el entrenamiento. Estuve un par de semanas así, fue duro, pero quedé en la cuarta. Jugué un par de partidos y me subieron a Reserva”, agregó.
En el Calamar encontró su puesto, mejor dicho le encontraron su puesto. “Cuando llegué a Banfield jugaba de media punta y en Platense me pusieron de marcador de punta. Aprendí a marcar y me ayudó, porque si jugás en una sola posición tenés menos posibilidades”, reflexionó el misionero.
“Tuve un buen año en Reserva y Omar De Felippe me subió a Primera. Fui varias veces al banco y con la llegada de Martín Palermo pude jugar en Primera”, se emocionó.
“A veces la gente piensa que es fácil llegar a Primera. Con todo lo que me pasó me hice fuerte de la cabeza”, analizó y confesó que “cuando debuté me sentía tranquilo y dije ‘lo logré’. Sentí que me saqué una mochila pesada de muchas cosas y ahora voy a tener un plus”.
Gonzalo Valdivia empezó a escribir su historia en Primera División con Platense y espera que tenga muchos capítulos. Pero en su camino dentro del mundo de la redonda la viene peleando hace varios años.“Quiero ganarme mi lugar en el equipo de Primera”, aseguró el posadeño que sabe de dar batallas dentro y fuera de la cancha.
