Su exmujer lo denunció por amenazas, lesiones y daño a la propiedad

Cumplió condena por narco y ahora está prófugo por violencia de género

Gustavo Aldo Candia integra un clan familiar con múltiples antecedentes por venta de drogas en Oberá. La semana pasada agredió a su expareja. Lo busca la policía
domingo 12 de marzo de 2023 | 6:03hs.
Cumplió condena por narco y ahora está prófugo por violencia de género
Cumplió condena por narco y ahora está prófugo por violencia de género

A mediados de 2017, la Justicia Federal condenó a Gustavo Aldo Candia a cuatro años de prisión por tenencia de estupefacientes con fines de comercialización. La misma pena alcanzó a Ricardo Daniel Dos Santos y a Alberto Alex Antúnez.

Los tres habían sido detenidos en junio de 2015 acusados de manejar gran parte de la venta de drogas en los barrios Cien Hectáreas, Villa Stemberg, 180 Viviendas y San Miguel de Oberá.

Se probó que comercializaban cocaína y marihuana en dos inmuebles, uno de los cuales se ubicaba justo frente a la cancha del Club Ex Alumnos 185 y el otro a metros de dos establecimientos educativos.

En el primer lugar, sobre avenida Yerbal Viejo, tenían una gomería como fachada y el predio era coronado por un santuario del Gauchito Gil.

Una vez cumplida la pena en una cárcel federal, Candia recuperó la libertad y regresó a Oberá.

En tanto, en los últimos días su nombre volvió a aparecer un expediente judicial por un hecho grave, aunque no tiene que ver con drogas.

Esta vez fue denunciado por violencia de género en perjuicio de su ex pareja, quien lo acusó por amenazas, lesiones y daño a la propiedad.

La denuncia fue radicada el pasado 4 de marzo por Cecilia M. (33) ante la Comisaría de la Mujer, donde mencionó que ese día el sospechoso se presentó en su casa y la agredió verbal y físicamente, tras lo cual le profirió amenazas.

Al retirarse del lugar, visiblemente alterado, Candia golpeó y rompió la puerta de acceso a la vivienda.

El médico policial constató que la mujer presentaba excoriaciones en el cuello, brazo derecho y mano izquierda.

El juzgado interviniente dispuso la activación del botón antipánico para la víctima, al tiempo que se libró orden de detención para el sospechoso, quien hasta ayer continuaba prófugo.

Pesado antecedente
Hace seis años, Candia y sus cómplices reconocieron su culpabilidad en juicio abreviado y fueron condenados a cuatro años de cárcel por venta de drogas.

En la instrucción se probó que durante muchos años operaron desde un búnker a pocos metros de un colegio secundario y de una escuela primaria, pero además tenían otra base de operaciones en una casa frente al club de fútbol del barrio Cien Hectáreas.

Los narcos vendían en los barrios Cien Hectáreas, Villa Stemberg y 180 Viviendas.

Durante cinco meses fueron seguidos de cerca por los investigadores federales a partir del aporte anónimo de algunos padres, preocupados por la cantidad de chicos adictos en proximidades de los lugares donde concurrían sus hijos a estudiar o hacer deportes.

Las detenciones se dieron en el marco de una serie de allanamientos realizados por efectivos de Gendarmería Nacional Argentina (GNA).

Uno de los operativos fue en una vivienda sobre la calle Peteribí y avenida Picada Argentina, a unos diez metros del Bachillerato 10 y menos de dos cuadras de la Escuela 448.

En ese lugar incautaron la mayor cantidad de evidencia que dejó al descubierto la venta al menudeo de diferentes tipos de drogas, tal cual fue denunciado.

Se secuestraron casi tres kilos de picadura de marihuana acondicionada en pequeños paquetes de entre cinco y quince gramos, además de once tizas de xilocaína, utilizada para estirar la cocaína antes de ser comercializada.

En tanto, en la casa de Candia -frente al Club Ex Alumnos 185- se develó una llamativa modalidad que hacía funcionar su estructura criminal.

La fachada
El “Gordo” Candia, tal su apodo, fue ganando prestigio en el mundillo del narcomenudeo, por lo que su vivienda se convirtió en un quiosco de drogas y era visitado por chicos (muchos estudiantes) de todas las edades que llegaban dispuestos a repartir y consumir.

El negocio de la venta de marihuana iba viento en popa pero tanto movimiento en la casa les obligó a crear una estrategia para pasar desapercibidos, entonces le dieron vida a una supuesta gomería que sirvió para esconder el verdadero negocio.

Los dealers iban en moto para parchar un neumático pero en realidad lo que hacían era llevar pequeños envoltorios, se explicó en el expediente de la causa.

Pero eso no fue todo, ya que el secreto mejor guardado tenía que ver con el santuario del Gauchito Gil que construyeron en la vereda de su casa y al poco tiempo estuvo cubierta de banderas y velas rojas.

No tenía nada que ver con la fe sino con una modalidad de aviso a los distribuidores y compradores.

Los detectives descifraron que cuando la luz roja del interior del santuario estaba encendida había marihuana u otra sustancia, pero cuando estaba apagada era porque algo no estaba bien o no había drogas.

“Se pudo observar a personas que arribaban caminando o en motocicletas, aguardaban en un sector próximo para que alguien se apersonara a la vivienda donde se entrevistaban haciendo efectivo el ingreso a la morada y posteriormente, al egresar, hacían entre ellos una especie de pasamanos e inmediatamente después, se retiraban”, precisó entonces un vocero del caso.

 

Un apellido respetado en el ambiente narco local

En abril del año pasado, tres integrantes del denominado clan Candia fueron condenados a cuatro años de prisión por el delito de tenencia de estupefacientes con fines de comercialización tras haber admitido -en un juicio abreviado- que vendían cocaína en sus casas.

Se trata de Norma Alicia Silva (59) y su hijo Enzo Candia (23), además de Yesica Noelia Rocha (25), conocida en el ambiente del narcomenudeo como “Polaca” y quien a su vez es concuñada de Silva y tía de Candia.

Más allá de la pena impuesta por el Tribunal Federal de Posadas, cada uno de los tres debió hacer frente a una multa de 162.000 pesos, aunque solamente Candia y Rocha continuaron privados de la libertad en una institución carcelaria, puesto que a Silva los jueces decidieron mantener el beneficio de la prisión domiciliaria por estar a cargo de sus hijos menores.

Juicio oral
En la misma causa otra hija de Silva, Marianela Candia, detenida a la par del resto, no aceptó admitir algún tipo de responsabilidad en el delito y por ende tampoco el acuerdo de pena, por lo que prefirió enfrentar un debate oral y público.

El expediente de la causa indica que Silva, los dos Candia y Rocha fueron detenidos en la noche del 20 de septiembre de 2019 en el marco de los allanamientos ordenados después una investigación de aproximadamente dos meses que estuvo a cargo de la Policía de Misiones, por medio de seguimientos y vigilancia en los domicilios de los involucrados.

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