Fue la primera contienda naval de Argentina

La Batalla de Mobororé o el símbolo de la resistencia

El hito histórico significó un freno al avance de los bandeirantes sobre occidente y consolidó al río Uruguay como el límite geográfico hasta el día de hoy
sábado 11 de marzo de 2023 | 6:04hs.
La Batalla de Mobororé o el símbolo de la resistencia
La Batalla de Mobororé o el símbolo de la resistencia

El 11 de marzo de 1641 miles de guaraníes comandados por jesuitas fueron partícipes de una cruenta resistencia en la costa del río Uruguay, frente a un poderosísimo contingente de bandeirantes, que tenían como objetivo esclavizar y hacerse con las tierras de lo que hoy es Misiones.

Tras un tiempo de combate en selva y agua, los guaraníes vencieron a las bandeiras paulistas y dispusieron ante los ojos de la región la soberanía sobre las tierras y al río Uruguay como el límite que jamás iba a poder atravesar Portugal.

“En los primeros meses de 1641 se aproximó una gran Bandeira que bajaba por el río Uruguay para atacar a los Indios de las Reducciones del Acaraguá, San Javier, Concepción, Santa María y Santo Tomé hasta Yapeyú”, explicó, en diálogo con este medio, Ricardo Argañaraz, abogado y autor del libro “Batalla Naval de Mbororé”.

El objetivo, luego de enviar a los aborígenes esclavos a San Pablo, era avanzar hacia las Reducciones Jesuíticas de la costa del río Paraná. Al descender por el Uruguay, “fueron esperados y los enfrentaron en la desembocadura del arroyo Mbororé, hoy Once Vueltas, entre las actuales localidades de Puerto Panambí y San Javier”, señaló.

“Fueron siete u ocho días de sangrienta batalla en el río Uruguay y la costa, siendo que la batalla principal se produjo el 11 de marzo de 1641”, explicó el escritor. Y añadió que en esta disputa, “los bandeirantes portugueses fueron rechazados y vencidos totalmente por el ejército precario de guaraníes en las Reducciones, conducidos por los jesuitas y los caciques: Nicolás Ñeenguirú, Ignacio Abiarú, Arazay y Mbayroba”.

“En menos tiempo de lo que se esperaba los bandeirantes quedaron destrozados debido al doble ataque fluvial y terrestre. Cientos de cadáveres flotando y solitarias embarcaciones vacías se deslizaban blandamente río abajo”, narró en su libro “La Batalla de Mbororé” (2017), Rubén Emilio García. Y, en la misma obra, resaltó sobre el momento de la victoria: “De pronto el griterío de los bravos defensores estalló ensordecedora al darse cuenta de que la batalla en el río estaba ganada”.

Dado el tiempo histórico del conflicto bélico y al tratarse de una lucha sobre el cauce del río Uruguay, se la considera como la primera batalla naval de la que se tiene registro en Argentina.

La resistencia
Para poder resistir el ataque en el territorio propio, el grupo de valientes jesuítas y guaraníes tuvo que contar con “anuencia de la Corona Española y el Consejo de Indias, con permiso del Virrey del Perú y las armas que se pudieron comprar en Lima, con adiestramiento de ex militares españoles asentados en Buenos Aires, los jesuitas prepararon milicias de defensa y miles de guaraníes varones las integraron”, explicó Silvia Gómez, historiadora, fundadora y directora del Archivo Histórico Municipal de Posadas.

Cabe recordar que en ese entonces, Brasil no existía como tal, eran territorios conquistados por la Corona Portuguesa. “Las bandeiras -grupos armados de mercenarios europeos, mamelucos y nativos de esa zona- fueron empresas financiadas por los estancieros, proveían de una mercancía muy necesaria: esclavos para el trabajo rural”, destacó Gómez.

Para el armado de la resistencia guaraní la figura de Antonio Ruíz de Montoya fue elemental según subrayó García porque “sabiendo lo que se venía solicitó personalmente al rey de España la necesidad de armar a los misioneros, enseñarles el uso de las armas de fuego, prohibidas a los originarios hasta entonces, y las tácticas del combate”.

Además de los sacerdotes jesuítas, la contienda histórica contó con figuras aguerridas tales como “el capitán general que fue un renombrado cacique del pueblo de Concepción, Don Nicolás Ñeenguirú. Le seguían en el mando los capitanes Don Ignacio Abiarú, cacique de la reducción de Nuestra Señora de la Asunción del Acaraguá, Don Francisco Mbayroba, cacique de la reducción de San Nicolás, y el cacique Arazay, del pueblo de San Javier”, entre muchos otros que dieron la vida por la causa.

Consecuencias
La principal consecuencia del hito fue que los jesuitas y los guaraníes tomaron conciencia de sus propias fuerzas para defenderse de los esclavistas.

Gracias a la demostración de fiereza por parte de los guaraníes “por más de cien años no llegaron más Bandeiras importantes en la región misionera. Y los portugueses cambiaron las actividades económicas al organizar las Entradas destinadas a descubrir metales preciosos”, señaló el autor de “Batalla Naval de Mbororé”.

El imperio portugués continuó con su vocación de ampliar sus fronteras hacia occidente, pero la Batalla Naval de Mbororé puso límites a sus pretensiones territoriales, y el río Uruguay se estableció como el límite, que persiste hasta nuestros días, cerró Argañaraz.

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