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Adjudican el fenómeno a la crisis económica que atraviesa el país

En Posadas recurren cada vez más al fiado en almacenes para aprovistarse

Comerciantes advierten que a las familias se les dificulta llegar a fin de mes y que las necesidades por la comida son evidentes. Anotan arroz, fideo, azúcar y legumbres

viernes 10 de marzo de 2023 | 9:45hs.
En Posadas recurren cada vez más al fiado en almacenes para aprovistarse
Ismael Ortigoza, titular de la Centro de Almaceneros, con su libreta de clientes que piden fiado. Foto: Natalia Guerrero
Ismael Ortigoza, titular de la Centro de Almaceneros, con su libreta de clientes que piden fiado. Foto: Natalia Guerrero

Almaceneros aseguran que ante la crisis económica se frecuenta cada vez más el pedido de provistas mediante fiado. Se trata de una vieja usanza que se practicaba décadas atrás pero los dueños de almacenes de barrios de Posadas implementan nuevamente la libreta para fiar a sus clientes de confianza.

Los comerciantes consultados por este matutino indican que el fenómeno se da “porque es difícil para las familias llegar a fin de mes”. Entre las anotaciones predominan paquetes de arroz, fideo, azúcar y legumbres. Manifiestan que la situación se agudizó el año pasado “porque la inflación supera los sueldos de la mayoría de los trabajadores”.

“Utilizamos este método para los vecinos del barrio, los más allegados que sabemos que cuando cobran cumplen con lo escrito en la libreta”, dijo a El Territorio el presidente de la Cámara de Almacenes, Ismael Ortigoza.

Fiado
El fiado es una práctica que hace tiempo dejó de ser cotidiana, pero en los diversos barrios de Posadas, según los comerciantes que dialogaron con este medio, son varios los almacenes que con esfuerzo vuelven a utilizar la antigua libreta para anotar los gastos de las provisiones que llevan sus clientes de confianza.

Al respecto, Ortigoza, remarcó que “no hay sueldo que alcance y que desde mitad del año pasado comenzó a anotar arroz, fideo y azúcar, entre otras bebidas y alimentos para sus clientes”. El comerciante explicó que está en el rubro hace más de 50 años, y que tuvo buenas y malas experiencias con respecto a fiar.

Seguidamente, lamentó que desde hacía tiempo no veía un fenómeno similar “la necesidad de la gente por comprar un paquete de arroz para una familia de cinco personas y que este te dure varios días es lo que te lleva a anotar en el cuaderno pese a la incertidumbre”.

Destacó que el esfuerzo que hace el almacenero para realizar este tipo de método es extremo debido a que los aumentos de los alimentos son semanales.

“No sucede como en otras épocas que aumentaba cada mes o dos meses $5 o hasta $20, ahora sube cada semana de $50 en adelante, no hay una medición, es sorpresivo y el comerciante debe adaptarse. Nosotros regulamos lo más que podemos, pero a veces nos supera. Trabajamos de esto y también tenemos que tener algo de ganancia por más mínima que sea”, expresó.

Luego, contó que los ciudadanos recurren al fiado después del 15 de cada mes.

También, señaló que algunos almaceneros están de acuerdo con esta práctica y otros no, “por eso el cliente suele ir donde le conviene y sí conoce que se le fía te elige”. Sin embargo, aclaró que es una práctica que realiza con los vecinos y conocidos que son clientes desde hace años y no con desconocidos porque le pasó con anterioridad de quedarse con grandes deudas debido a que no le pagaban.

“El vecino apenas cobra y ya te paga lo que debe, pero pasa mitad de mes y vuelve a consultarte si se le puede anotar un arroz, un fideo o yerba”, dijo.

Crisis
No obstante, Ortigoza señaló que sus pares comerciantes le relatan que tienen su cuaderno de anotaciones para las familias que piden fiado. “Todos coincidimos que algo así no pasaba desde los años 2000 y 2001”, recordó.

Después, lamentó que la parte más difícil es cuando el cliente llega a la caja con varias mercaderías y debe descartar porque no le alcanza. “Ese es el momento más doloroso porque la situación no es fácil para nadie, pero la necesidad es evidente y uno quiere colaborar porque a veces son familias con muchos niños”, aseveró.

El almacenero afirmó que para paliar la situación tiene a la venta y a disposición de las familias una “canasta solidaria” que incluye un kilo de azúcar, un kilo de harina, un kilo de arroz, un kilo de arvejas, medio kilo de fideo, un aceite mezcla por 900 milímetros, un paquete de sal fina y un pack de puré de tomate a $1.500.

Fiar restringidamente
Por su parte, Juan Techeira, desde que se jubiló tiene su kiosco en el barrio Alta Gracia de Posadas y hace más de 15 años tiene su almacén a disposición de los vecinos de la zona. Tras ser consultado, manifestó que no está “muy de acuerdo con la libreta de almacén”, pero que tiene “una para sus clientes que le compran desde sus inicios”.

Lamentó que “la situación económica del país hizo que las familias de clase media prácticamente desaparecieran y que las necesidades sean mayores”.

Acongojado relató: “Es triste lo que está sucediendo, entre mis clientes y vecinos nos conocemos de años y de anotarle cada tanto cerveza o bebidas algo que no es de necesidad básica más bien de ocio. Un gusto después del trabajo, algo que se daba unos días antes del pago del sueldo. Y una semana más tarde ya me pagaban. Ahora las anotaciones son de fideo, arroz, legumbres, yerba, sal o azúcar. Cambiaron las cosas”.

De este modo, el comerciante dio a entender que la situación de aprovisionarse cada vez es más difícil para las familias de su barrio. Pese a ello, aclaró que el método sólo lo utiliza con conocidos de confianza.

En cuanto a precios, comprar en un almacén de un barrio un paquete de arroz sale entre $150 y $250, mientras que el fideo cuesta entre $120 y $200. Un paquete de azúcar puede costar entre $180 y $280. Un paquete de sal vale entre $80 y $120. Un paquete de legumbres como poroto, arvejas o lentejas cuesta entre $150 y $220. Un paquete de yerba de medio kilo vale entre $700 y $1200. Todos los alimentos varían sus precios dependiendo de la marca.

Para finalizar, Ortigoza sostuvo que a los almaceneros les cuesta mantener los precios y que tratan constantemente de buscar lo más económico para sostener la situación. “La incertidumbre está presente, pero ante la necesidad se agotan todos los recursos. De tener cinco personas solicitando fiado pasé a tener quince en los últimos meses y es un número que va a crecer aún más durante este año”, analizó.

Clientes
Algunos vecinos de distintos barrios de Posadas fueron consultados sobre esta práctica. En su mayoría coincidieron que “les recuerda a una época de crisis donde la plata no alcanzaba y la última opción era pedirle al kiosquero que te anote para estirar con esas provistas hasta el próximo sueldo”.

Silvia Báez, vecina, recordó que en la crisis del 2001 habituaba sacar fiado porque el sueldo que tenía le bajaron a la mitad y debía sostener a su familia en aquel entonces. Actualmente dijo que no le volvió a pasar, pero que sí tendría que volver a utilizar esa metodología para dar de comer a los suyos no lo dudaría.

Por otra parte, Jorge García, indicó que al vivir sólo no realiza las compras semanales o al por mayor por lo que frecuenta bastante el almacén de su barrio. “Conozco a la familia de comerciantes de la zona, es mi despensa de siempre. Me pasa que una semana antes de llegar a fin de mes, donde te queda lo justo para moverte, uno opta por pedir que te anote pan, fiambre, queso o algo para comer que te salve en el día”, contó.

 

Cámara de Almaceneros de Posadas

La Cámara de Almaceneros de Posadas nuclea a 360 despensas de toda la ciudad. Los comerciantes compran al por mayor de manera conjunta productos como harina y azúcar. “Esto se hace para que nos salga a todos mucho más económico”, dijo el presidente de la entidad, Ismael Ortigoza.

Seguidamente, relató que se encuentra en planteos constantes con los supermercados mayoristas de la ciudad que “también venden mercadería de menudeo”, lo que según los almaceneros, se trata de una competencia poco favorable para los almacenes. Otra de las cuestiones por la que se trabaja desde la Cámara de Almaceneros es conseguir un descuento para cada comerciante.

“Estamos luchando para que los mayoristas de la zona nos reconozcan con descuentos por la cantidad de mercadería que se le compra. Que cada despensero tenga su tarjeta diferencial y que se lo reconozca para que luego se le realice un mini descuento por la cantidad de productos comprados”, explicó Ortigoza.

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