¿Otra vez peronismo versus antiperonismo?

jueves 09 de marzo de 2023 | 6:00hs.

Nos enfrentamos a una nueva elección nacional que aparentemente es diferente a otras pero que sin embargo guarda una cierta similitud ya que centralmente se enfrentan el peronismo con el antiperonismo.

Numerosísimos autores y politólogos han escrito sobre esta polarización, sin encontrar aun sus causas profundas. El doctory docente en ciencias sociales Mariano Fontela, en particular, ha pensado que “la intensidad odiadora del antiperonismo a esta altura parece ser una constante histórica: puede variar algo con los años, pero nunca es poca. Al no ser algo modificable, quisiera explorar si es posible establecer algunas explicaciones sobre por qué ese odio se transforma tan fácilmente en irracionalidad”.

Reflexionando sobre sus escritos, personalmente me surge que el comportamiento de un amplio sector de la sociedad no respeta el bien común, desprecia casi cualquier autoridad y considera como una conducta aceptable el “no te metás”. La incertidumbre y la frustración que genera –por ejemplo– la elevada inflación, facilitan que afloren los prejuicios y los chivos expiatorios. Ciertamente, buena parte del antiperonismo le echa la culpa de todo al peronismo, pero en particular esto ocurre porque hoy es “la autoridad gobernante”.

Más allá del momento actual, lo cierto es que durante décadas –pero con especial intensidad a partir de 2003– un amplio sector de las y los antiperonistas se consideraron con pleno derecho a insultarnos en público, a burlarse adjudicándonos intenciones, frases o expresiones que jamás dijimos ni respaldamos, a generalizar atribuyéndonos casi cualquier defecto eventual,

Otro aspecto destacable de esta tendencia es la manera en que esto afecta a la democracia, acá y ahora: la irracionalidad que profesa un amplio sector del antiperonismo es un enorme obstáculo para el desarrollo del principio democrático de soberanía del pueblo, por dos razones: la primera es que favorece el incumplimiento de normas dictadas durante los gobiernos peronistas, afectando uno de los elementos fundamentales del principio de soberanía popular que establece la Constitución Nacional: que el gobierno hace lo que vota el pueblo, y que el pueblo implementa las normas que dicta el Estado.

El segundo obstáculo para la democracia de la irracionalidad antiperonista es que impide el desarrollo de debates sobre políticas concretas. La democracia, para funcionar como tal, supone siempre un cierto nivel de deliberación. Es una obviedad que el pueblo solamente puede ser soberano no solamente si vota a los gobernantes, sino si éstos explican públicamente qué políticas van a impulsar y por qué. En el extremo –uno muy cercano a la situación actual– prácticamente es imposible debatir seriamente si parte de quienes lo hacen no tienen el menor interés en citar datos realistas, en usar argumentos lógicos y consecuentes

El doctor Fontela señala que la comunidad nacional –la del simple nacionalismo– no es el antídoto para la violencia, sino su combustible. Porque emana de una formación económica y política estatal basada en ciertos supuestos de individuo, propiedad, libertad, democracia, república, justicia, derechos y castigos, mayoría y minorías, amigos y enemigos, etc., que naturalizan la exclusión y la opresión. La fuente más común y duradera de la grieta producida por el antagonismo es la diversidad y la desigual distribución de la propiedad. En nuestro país lo sabemos plenamente. Lo actualizó la fallida 125 y, en el año de la pandemia, el caso Vicentin.

Ninguna paz social duradera se sostiene en base a la relegación de ciertos otros y otras a una cierta subclase social. Las trabajadoras y los trabajadores subsidiamos la sociedad capitalista; podríamos comenzar por llamarnos por nuestro nombre y convocarnos a una forma de cooperación donde el antagonismo no esté maquillado, sino abiertamente expuesto para ser realmente tratado, abordado: somos trabajadoras y trabajadores.

O sea que en fondo, la grieta entre peronismo y antiperonismo –que viene durando más de 50 años– se basa en cuestiones conceptuales, metodológicas, filosóficas e ideológicas; es el reino de lo individual, lo unipersonal o es el reino de lo social y lo comunitario.

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