Pinceladas de historia

Las comunidades guaraníticas de hoy

domingo 05 de marzo de 2023 | 6:00hs.

Una pregunta que suele hacerse cualquier ciudadano de estas partes es acerca de si las comunidades guaraníticas que viven actualmente en aldeas dispersas en un amplio territorio cercano a los ríos Paraná y Uruguay, son herederos de aquellos que fueron catequizados por los sacerdotes jesuitas durante los siglos XVII y XVIII. La respuesta es que estas comunidades descienden de aquellos grupos que justamente se negaron al proceso evangelizador y se refugiaron en extensas florestas como el Mato Grosso, por ejemplo. Por lo tanto no son descendientes de los guaraníes de las Misiones Jesuíticas.

La historia nos enseña que expulsados los jesuitas de estas tierras y desaparecidas las reducciones del escenario histórico, el nuevo espacio se abrió a nuevos pobladores de las regiones vecinas. Se inició así un proceso de mestizaje, algo tardío en relación a otras partes de América Latina, portador de nuevos contenidos culturales fundados en la tradición guaraní-jesuítica. Paraguayos que circulaban en el actual territorio misionero, correntinos que ingresaban a explotar los ricos yerbales naturales cercanos a los antiguos pueblos jesuíticos, brasileños que se asentaban como ocupantes de tierras de las misiones meridionales, entraron en contacto con aquellos guaraníes que habían sobrevivido a las guerras sucedidas en la región a lo largo del siglo XIX. El mestizaje fue el resultado natural de aquel proceso histórico dando origen a un nuevo poblador, común a todo el territorio de las antiguas misiones y su zona de influencia. Los guaraníes de los pueblos jesuíticos orientales y del sur, en tanto, fueron absorbidos como peones en las estancias que iban surgiendo en la Banda Oriental, Entre Ríos, Corrientes, alentadas por el valor que comenzó a tener el ganado vacuno a partir del libre comercio rioplatense de fines del siglo XVIII. Ese mestizo lleva diferentes nombres de acuerdo a la zona en que vive, pero tiene el mismo origen guaraní-criollo. En Rio Grande do Sul se lo denomina “gaücho”, en Corrientes “mencho”, en Paraguay “campesino”, etcétera. Ese es el verdadero heredero de las Misiones.

¿Y los kaynguá, los paí-tavyterá, los ava-katu-eté, los mbya?. Siguen portando sus costumbres ancestrales en un monte cada vez más estrecho, abrazados a la naturaleza que cada vez los protege menos. Se mantuvieron ajenos al proceso reduccional, aunque en varias ocasiones los jesuitas intentaron incorporarlos. Es el caso de los mbya por ejemplo, quienes habían entablado buenas relaciones con los pueblos misioneros. Cuando desde las comunidades religiosas se enviaban expediciones a los yerbales naturales los mbya se incorporaban como guías y trabajadores. En compensación recibían regalos como lienzos, alimentos, herramientas. Sin embargo jamás se avinieron al sistema reduccional. Otro caso semejante fue el de los guayanás, a quienes se intentó reducir poco después de la expulsión de los jesuitas pero la experiencia fue muy breve porque se negaron a la vida sedentaria y a abandonar sus costumbres ancestrales.

Desaparecidos los pueblos misioneros e integrada su población a la emergente sociedad mestiza, estos grupos continuaron existiendo en zonas geográficamente marginales y excluidas de los procesos históricos vividos en la región hasta fines del siglo XIX. Cuando se consolidan los estados nacionales de Paraguay, Argentina y Brasil, estas comunidades entran en contacto con la sociedad litoraleña que ya había avanzado sobre sus selvas, sus tierras, cercándolos a espacios reducidos y marginales.

Lo asombroso es la persistencia durante tres siglos de una conducta de aislamiento en resguardo de la cultura, manteniendo sus ancestrales modos de vida pero en una situación ineludiblemente dramática.

Contrariamente a ello, los guaraníes de las reducciones se hallan plenamente integrados a través del mestizaje, con una carga cultural decisiva en la conformación de la identidad cultural de la gran región litoral rioplatense.

Según los censos de los últimos tiempos, en Misiones viven actualmente entre 10.800 y 11.000 guaraníes en 127 comunidades, en Paraguay, entre las comunidades avá-chiripá y mbya-guaraní suman cerca de 40.000 habitantes y en Brasil unos 50.000.

Las diversas comunidades en Misiones se organizan en forma autónoma, dirigidas por caciques.  Una institución oficial de la provincia, la Dirección de Asuntos guaraníes, orienta su actividad hacia la promoción de estas comunidades.

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