jueves 23 de marzo de 2023
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Me lo contó un policía (Basado en hechos reales)

Habilidad femenina

sábado 04 de marzo de 2023 | 6:00hs.
Habilidad femenina

Si hay una profesión que puede ser denominada multifacética, esa es la profesión del policía. Si a usted le roban la bicicleta, la garrafa de gas, el perro o un televisor, recurre a la Policía; si es agredido y lesionado, si sufrió un accidente de tránsito, si se produjo un incendio, si existe un hecho de violación, de estafa o defraudación, un hecho de daños, extravío de personas o documentos, si fue atacado por un perro en la calle, si robaron en una escuela o comercio, si se produjo un homicidio o un suicidio, si roban en un banco, si hay una pelea entre vecinos, o bien, si hay que brindar seguridad al presidente de la Nación, al gobernador de la Provincia, o  brindar seguridad en los espectáculos deportivos, etc. Etc., siempre se recurre al auxilio de la Policía. Así ocurrió allá por fines de los 70 principios de los 80: se realizaban razias en Eldorado, específicamente sobre la avenida San Martín (la principal) con el fin de dar cumplimiento a la Ley de Profilaxis; así se alojaban a veces hasta treinta mujeres (algunas reincidentes por tercera, cuarta o quinta vez) en la Comisaría Primera, y al día siguiente, todas trasladadas al hospital Samic para su revisación médica. Como era norma, en la guardia existía un pizarrón donde constaban los nombres del jefe de Comisaría, del oficial de servicios, del jefe de guardia etc.; por lo tanto, los detenidos, en este caso las mujeres, al leer el pizarrón identificaban al personal. Fue en una de estas oportunidades, un sábado a la noche de intenso movimiento, con distintos hechos por resolver e investigar, con el móvil que llegaba y volvía a salir, con el teléfono que sonaba insistentemente, la detenida “M”, alojada junto a las demás en la celda para mujeres, parada detrás de las rejas, cada vez que el oficial pasaba hacia la guardia para atender a alguien, o bien regresaba a su oficina,  gritaba: ¡Oficial, oficial, lárgueme porque tengo que ir a cuidar a mi hija!. Pero éste, con tanto trabajo, no le prestaba atención, hasta que a la cuarta o quinta vez, con mucha gente en la guardia, se escuchó: Oficial “B”, ¿usted no me escucha? Lárgueme porque tengo que ir a cuidar a mi hija…, ¡que es su hija también! imposible rebatir, explicar o aclarar tal afirmación, solo concentrarse y continuar en la difícil y multifacética profesión del policía.

Por Luis Eduardo Benítez
Comisario general (RE), Abogado
dereleb58@hotmail.com

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