La era de los introvertidos

sábado 04 de marzo de 2023 | 6:00hs.

El mito de que saldríamos de la epidemia del Covid-19 y del confinamiento fortalecidos, siendo mejores personas, más altos y más guapos, parece que ha quedado claro que no cuela. Pero debemos reconocer algo, hay un asunto que sí se ha visto favorecido por esa temporada en el infierno centrada en la comunicación no presencial, en estar en casa sin ver a otros por obligación y de socializar a distancia. Se trata del auge, del “blanqueamiento”, de los introvertidos.

Hasta hace nada serlo era un lastre. Nuestras madres nos animaban a ser más sociables en el parque y a relacionarnos con desconocidos, en una serie de órdenes contradictorias que iban del “juega con esos niños (a los que no conoces de nada)” a “no hables con desconocidos”; en el trabajo inventaban reuniones para realizar actividades “extralaborales” que hacían formar equipo y en las que los tímidos sufrían terriblemente.

Pero se acabó la era de denostar a los callados, poco alma de la fiesta, incapaces de hablar del tiempo en la máquina del café de la oficina. Ahora tienen una etiqueta, son los “introvertidos” , y podríamos incluso decir que serlo está de moda.

El asunto de los libros y las charlas TED sobre el tema es especialmente interesante. Hasta hace poco el meollo giraba acerca de cómo dejar de serlo o cómo aparentar que uno no lo es. En ellos se habla de lo valioso que es el silencio en un mundo lleno de ruido o cómo la soledad (como forma de recargar pilas) y actividades para las que se necesita el aislamiento son esenciales para triunfar en este mundo. Resulta curioso este cambio repentino de paradigma. Y está claro que tiene que ver con ese tiempo en los que los introvertidos podían practicar con absoluta impunidad y sin buscar excusas para sus actividades favoritas: no salir de casa, comunicarse por escrito, mantener una distancia prudencial si se encontraban con alguien, no subir en el ascensor con nadie, no abrazar al tuntún.

El empoderamiento de los poco sociables ha hecho que salgan de sus guaridas y que puedan proclamar sin miedo al ostracismo (bueno, un poco no les importa) que no van a ese acto social no porque les duele la cabeza sino porque odian los sitios llenos de gente y que para ellos que un bar tenga “ambientazo” es que esté medio vacío.

Einstürzende Neubauten, ese grupo de rock experimental, siempre en la vanguardia, ya lo decía hace años: “El silencio es sexy”. Y en la era en la que todo el mundo tiene algo que decir, parece que más que nunca.

Por Silvia Grijalba
Escritora. Para Público.es

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