Juicio Horacelia Marasca, día 2

Forenses derribaron el relato de Martín Monzón al describir las lesiones

Se descartó que las puñaladas más graves hayan sido producto de un forcejeo o un accidente. El golpe en la nariz y la pérdida de los dientes fueron hechos ante mortem
jueves 02 de marzo de 2023 | 20:05hs.
Forenses derribaron el relato de Martín Monzón al describir las lesiones
Forenses derribaron el relato de Martín Monzón al describir las lesiones

La segunda jornada del juicio por el crimen de Horacelia Marasca (16), llevada adelante en el Tribunal Penal II de Posadas, estuvo cargada de detalles tan duros como reveladores. En total comparecieron cuatro testigos profesionales, quienes estuvieron encargados de las pericias en la casa donde ocurrieron los hechos y de la autopsia de los restos encontrados en cuatro bolsas.

En este sentido, el testimonio de los forenses fueron contundentes a la hora de describir las lesiones y derribaron varios puntos de la coartada de Martín Monzón, quien insiste que se defendió de un ataque de su pareja y que la puñalada fue en medio de un forcejeo, accidental.

Al detalle, se expresó que las lesiones detectadas en el cuerpo se produjeron antes de la muerte de Horacelia. También se hizo una descripción de las tres heridas provocadas por el cuchillo en el pecho de la joven, analizando que al menos dos de ellas necesitaron de una excesiva fuerza, incluso para extraer el arma del cuerpo.

De esta forma se interpreta que la víctima fue duramente castigada antes de morir.

El primero en declarar fue Juan Antonio Galuppo, integrante del Cuerpo Médico Forense con una gran trayectoria, quien participó de la autopsia. El profesional expresó que se trató de un trabajo muy complejo debido al estado de descomposición del cuerpo - diez días-, que además había sido desmembrado en cinco partes.

Galuppo expresó que las lesiones en el cráneo, tronco y trauma dentario (la pérdida de los dientes incisivos) son “heridas vitales”. “Los signos de vitalidad son ante mortem, quiere decir que el cuerpo reacciona produciendo, por ejemplo una hemorragia, la presencia de sangrado o la retracción”, explicó ante la pregunta del defensor Miguel Ángel Varela, aclarando que en este caso en particular no había otros elementos para analizar debido al estado del cadáver.

Se explicó que este sangrado ocurre solamente cuando la persona está con vida y en menor medida cuando está agonizando. Sin embargo esto no es posible detectarse cuando no tiene signos vitales debido a que la sangre no circula por el cuerpo. Además el corazón de Horacelia había sido atravesado por un cuchillo.

Señaló que se trataban de lesiones muy evidentes y marcadas y reafirmó que “todas las heridas de arma blanca, hematomas y equimosis son vitales”.

La defensa se detuvo particularmente sobre la pérdida de los dientes de la víctima, algo que se había consultado en la audiencia indagatoria leída el lunes. Entonces Monzón dijo que no la golpeó en la cara y que no vio que le faltaban dientes cuando estaba muerta, pero posiblemente los haya perdido cuando intentó deshacerse de las bolsas.

Detalló incluso que golpeó una de ellas cuando la quiso introducir a la fuerza en una alcantarilla.

Esto quedó descartado mediante el testimonio de los profesionales e incluso Galuppo se animó a especular que los golpes en la cara podrían haberse provocado para “anestesiar a la víctima”. Es decir, dormirla de un golpe antes de rematarla con el cuchillo de carnicero que había en la casa de ambos.

Desde el Ministerio Público, en tanto, le consultaron al profesional sobre el esternón, un hueso que tiene la función de proteger los órganos de la caja torácica. El hueso, según la autopsia, fue dañado con el arma blanca y lo que se buscó saber es si para que esto suceda se necesita mucha fuerza o puede romperse producto de un accidente.

Galuppo dijo que “es necesaria una gran dinámica y no puede romperse en una pelea”. En el interrogatorio de las partes insistió: “Accidentalmente es imposible, está fuera de toda lógica y sentido común”.

En este sentido también se desarrolló el testimonio de Silvia Carolina Lanzos, médica forense que declaró por último, aunque su comparecencia fue la más importante debido a que fue ella quien estuvo a cargo de la necropsia. La profesional fue muy clara en sus conceptos, aún cuando las partes la “bombardearon” a preguntas.

Lanzos empezó describiendo las tres heridas penetrantes que tenía Horacelia, ordenándolas por la gravedad de estas. Dijo que el esternón tenía dos lesiones, una pequeña que “lo tocó” con el cuchillo y una segunda que lo atravesó; la tercera tenía 14 centímetros de profundidad, ingresó entre costillas, atravesó el corazón, el pulmón y llegó hasta la columna.

Sobre las heridas del hueso, la mujer declaró que hay que hacer muchísima fuerza para penetrarlo y que incluso el cuchillo habría quedado trabado, lo que también se necesitó mucha fuerza para sacarlo. Ante la consulta de Glinka, detalló que con esta agresión Horacelia no se habría mantenido en pie, además de que la hubiera matado en poco tiempo.

También necesitó muchísima fuerza, al decir de la profesional, la lesión que le atravesó en el corazón, descartando que se haya tratado de un accidente. En este punto, especuló sobre la posibilidad de que el cuerpo esté apoyado sobre algo rígido, plano, una estructura, cuando fue golpeado o que incluso el arma esté firme - fueron puntazos, no cortes- y que el cuerpo caiga con todo su peso encima desde un lugar muy alto.

Fue en ese momento que el fiscal Glinka trazó una hipótesis y se la puso a su consideración: el cuerpo de Horacelia estaba acostado en el piso boca abajo cuando Monzón la apuñaló esas tres veces. La mujer, que aclaró varias veces que no podría saber la secuencia de los hechos ocurridos en la casa del crimen, dijo que podría ser posible.

No obstante esto desde la defensa se consultó en varias oportunidades si las lesiones podrían ser producto de un enfrentamiento, una disputa: “En el cuerpo de la víctima no encuentro signos de que ella pudo haber atacado algo, las uñas no las tenía desgarradas, no había nada como que ella pudo haber lesionado. O los nudillos, cuando uno propina golpes hay…”, siguió hasta que el defensor la interrumpió nuevamente.

Al respecto, expresó que Horacelia tenía también lesiones en los brazos provocadas por pulpejos de los dedos - también vitales -, lo que podría presumir una sujeción.

También se le preguntó y repreguntó a Lanzos sobre la pérdida de los dientes, instancia en la que coincidió con su colega al decir que habían sido perdidos en vida y añadió que la joven también perdió un colmillo, pero que no tenía filtración hemática - no había sangrado - por lo que ese sí lo perdió pos mortem.

Respecto de la teoría de Monzón, explicó que si los dientes hubieran caído por la manipulación de la bolsa cuando intentó ocultarla, hubiesen estando dentro de estas cuando las abrieron. Y no estaban. 

La “separación perfecta” del cuerpo
La forense Silvia Carolina Lanzos también fue consultada por la disección del cuerpo de la adolescente de 16 años de edad. Remarcó que se trató de un “cuerpo desarticulado”, con una “separación perfecta”.

Esto hizo que los huesos en aquellas partes donde el homicida separó no queden “astillados”, sino más bien “limpios” o “intactos”, según los términos utilizados en la sala de debates.

Esto sorprendió a los presentes, incluso a los jueces del tribunal, quienes pidieron que se les exhiban las imágenes tomadas en la autopsia, aunque no fueron proyectadas.

Al respecto, Lanzos expresó que ese trabajo le llevaría más o menos una hora si contara con sus utensilios en su lugar de trabajo y remarcó que los cortes fueron muy prolijos.

Confirmó que se podría haber hecho con el cuchillo de cocina con el que se presume mataron a Horacelia, aunque eso generaría un gran agotamiento debido a la fuerza que debe hacerse para cortar.

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