Persona siniestra y despreciable

sábado 25 de febrero de 2023 | 6:00hs.

Allá por el año 1993, trabajábamos en la Seccional Segunda de Iguazú, (no existía aún la Seccional Tercera), teníamos una amplia jurisdicción que se extendía hasta el río Paraná y numerosos barrios, la mayoría con gente humilde y trabajadora; un frío sábado de julio en horas de la noche, un vecino del barrio Belén dio aviso de que en una casa lindera a la suya, desde hacía más de una hora, dos niños de la familia estaban en el patio, solos y con frío y aparentemente llorando; nos trasladamos hacia allá y, efectivamente, encontramos a dos varoncitos de 5 y 3 años respectivamente, y al preguntarles por sus padres, el mayor contó que su papá había discutido con su mamá, que los sacó a ellos al patio y luego escucharon un estruendo dentro de la casa; que posteriormente su padre salió y cerró la puerta desde afuera con una cadena y candado, por lo tanto, los menores no podían ingresar; también el chico contó que tenían hambre y frío, que llamaban a su madre, pero aparentemente ésta estaba durmiendo pues la miraban por una rendija de la pared, y con la luz de un viejo televisor que se hallaba encendido, alcanzaban a verla en la cama. Con orden judicial y testigos derribamos la puerta y encontramos a la dueña de casa sin vida, con un disparo en la cabeza; no cabían dudas, se trataba del esposo, a quien tras un rápido operativo lo encontramos bailando en una pista distante 200 metros de nuestra comisaría, como si nada; cuando lo detuvimos, aún llevaba oculto en su cintura un revólver marca Dóberman calibre 22 largo y dos vainas servidas. Todas las pericias que se realizaron tanto en la persona del sospechoso y en su casa como en el arma incautada lo incriminaron en forma determinante, y al poco tiempo fue alojado en una Alcaidía, procesado por homicidio calificado. Cuando ocurrenestos hechos, nos obligan a pensar sobre lo complejo de la personalidad humana, este hombre mató a su esposa en la misma habitación donde tenía su cama matrimonial y una cama cucheta donde dormían sus dos pequeños hijos; los dejó con frío y hambre fuera de la casa, con la madre muerta adentro, y se fue a bailar a una pista. Sólo una persona siniestra y despreciable, puede ser capaz de semejante actitud.

Por Luis Eduardo Benítez
Comisario general (RE), Abogado

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