Pinceladas de historia

Inicio del poblamiento moderno de Misiones

domingo 19 de febrero de 2023 | 6:00hs.

La ocupación de Corrientes del territorio misionero-guaraní se originó en el tratado firmado el 19 de abril de 1830 entre el gobernador Pedro Ferré y unas pocas familias asentadas en La Cruz, retazos que aún pervivían de la disolución de las Misiones. En ese convenio se sometía el territorio misionero al gobierno de Corrientes aunque en se artículo 4º se indicaba expresamente que la cesión era provisoria hasta que un Congreso Nacional definiera sobre el particular, lo que claramente no se cumplió nunca. A partir de 1830, desde el río Miriñay hacia el norte fue ocupado el territorio misionero por la administración correntina que empezó a entregar tierras en enfiteusis (o arriendo), que con el tiempo se transformaron en cesiones definitivas.

En apenas una década el territorio meridional, desde Yapeyú hasta el norte de Santo Tomé, en las nacientes del Aguapey, fue ocupado por estancieros correntinos. La ocupación del sector norte, es decir la actual provincia de Misiones, se demoró por más de dos décadas por estar ocupado por fuerzas paraguayas. Recién en 1856 se concedieron los primeros terrenos en enfiteusis en la zona de San Javier, sobre el río Uruguay.

Como el relieve misionero, mayoritariamente boscoso y serrano, ofrece espacios abiertos en la zona sur, lo que se denomina “Campos ñú”, allí se constituyó la base del poblamiento misionero hacia el interior. Según el censo correntino de 1879, en ese año había 11.000 pobladores en Misiones, siendo la inmensa mayoría de origen correntino o paraguayo.

El poblamiento se inició en torno a la planta urbana de los viejos pueblos jesuíticos, San Javier, Concepción y Candelaria. Pero la mayor población se concentró en Trinchera de San José, surgido como asiento de las fuerzas paraguayas. Tras el retiro de éstas, en la guerra de la Triple Alianza, se inició una fuerte actividad comercial, especialmente portuaria a partir de la actividad maderera y yerbatera.

El otorgamiento de campos en la zona Sur de Misiones, y la creciente valorización de éstos comenzó a crear conflictos entre el gobierno de Corrientes y el gobierno nacional. Pese a la firme oposición de Corrientes, en la década de 1870 se fue afianzando el plan de crear una jurisdicción nacional en el actual territorio misionero que derivó con la formación del Territorio Nacional de Misiones en 1881.

Según Enrique Schaller, historiador correntino, especialista en temas de distribución de la tierra pública, el proceso de adjudicación de la tierra en la actual provincia de Misiones se inició a partir de la solicitud del padre Juan Gay, de San Borja, en mayo de 1860, del paraje denominado Cerrito, entre los arroyos Capivarí, Concepción y el río Uruguay, es decir una muy importante franja del sudeste misionero. La idea era crear una colonia agrícola.

El gobierno de Corrientes aceptó el pedido y el cura Gay viajó a Montevideo, Río de Janeiro y Buenos Aires para interesar a alguna empresa colonizadora. En Montevideo, incluso, llegó a firmar un contrato con una empresa colonizadora con sede en París, pero por diferentes razones el plan fracasó, específicamente por ausencia de recursos económicas del Padre Gay, según narra Schaller.

Mientras el cura buscaba inversores, el terreno continuaba sin mensurarse, lo que hizo que empezara a poblarse de nuevos ocupantes que solicitaron al gobierno de Corrientes la nulidad de la cesión al P. Gay. Finalmente la situación quedó sin solución pues el gobierno de Corrientes ya había perdido el interés por la colonización agrícola y se enfocaba en la explotación de los yerbales, prohibiendo todo tipo de poblamiento particular en las zonas donde predominaba este producto. La idea era preservar el poder de los yerbales exclusivamente para el Estado provincial, obteniendo altas rentas fiscales con el impuesto que se cobraba a quienes deseaban explotar los yerbales. Pero, cuando la nacionalización de Misiones era inminente, el 22 de junio de 1881 se dejó de lado esta política de preservación de los yerbales y se autorizó la venta indiscriminada de todos esos terrenos, con la excusa de que la política de posesión de los yerbales no estaba dando los resultados esperados. Tanto fue el apuro por concretar las operaciones que la ley autorizaba a suprimir “por ahora” la mensura de los terrenos, siempre y cuando éstos tuvieran límites naturales al menos en dos lados. Esta falta de claridad en las superficies de los terrenos hizo que se obtuvieran enormes terrenos que llevó a que en poco tiempo se enajenaran más de 2 millones de hectáreas repartidas entre 27 compradores.

Así, Corrientes, que inicialmente proyectó un poblamiento con colonias agrícolas, propiedades particulares con condicionamientos tendientes a una mejor explotación de las concesiones y el mejor aprovechamiento de sus recursos naturales, terminó enajenando el territorio, a bajo precio, como consecuencia de su enfrentamiento con el gobierno nacional. Ello constituyó un serio obstáculo para la ocupación futura del territorio misionero.

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