Me lo contó un policía (Basado en hechos reales)

“Madre joven”

sábado 11 de febrero de 2023 | 6:00hs.

En el año 1982 (aún era gobierno militar) fui trasladado a la Comisaría de Montecarlo; eran otras épocas, donde el oficial recibía la notificación del cambio de destino, preparaba sus bártulos, se despedía de sus camaradas y hacia allá partía en un términos de 48 horas si era soltero (que era mi caso), y cinco días si era casado y debía trasladar mudanza y familia. Al llegar, teníamos que buscar un lugar para alquilar, un lugar para almorzar o cenar, y por supuesto, alguna persona, generalmente alguna señora que se dedicara a lavar ropas y específicamente, tener nuestro uniforme en condiciones; así fue que me recomendaron y conocí a doña “R”, mujer de unos 45 años, con varios hijos, la cual aceptó ocuparse del lavado y planchado de mis ropas una vez por semana, con pago al contado según sus condiciones. Aún existía el Servicio Militar Obligatorio (Colimba) a los 18 años de edad, y los llamados llegaban para ser notificados a través de la Policía, fue así que uno de esos llamados fue para un hijo de mi lavandera. A los pocos días, y como era habitual en aquellos tiempos, recibimos la orden de realizar una razzia debido a  quejas de vecinos que denunciaban a varias jovencitas que ejercían la prostitución en la plaza de la ciudad y lugares aledaños, causando molestias y espectáculos “reñidos con la moral”. Para mi sorpresa, entre las chicas demoradas se hallaba la señora “R”. Ya en la comisaría, al tomar los datos a todas, cuando le tocó su turno e interrogada por su edad, me reprochó: “A una dama no se le pregunta la edad, igual no tengo inconvenientes en decirlo: tengo 25 años”. Le dije: “Señora, hace una semana le vino la convocatoria a su hijo para el Servicio Militar”, a lo que me contestó: “Lo que pasa, oficial, es que yo comencé a tener hijos de muy joven”. Imposible discutir o rebatir sus afirmaciones, después de todo no había cometido ningún delito, sólo se trataba de una contravención al Código de Faltas de la época; en fin, desde esa fecha tuve que buscar otra persona que ponga en condiciones mis ropas, pues esta “madre joven” no volvió a dirigirme la palabra…

Por Luis Eduardo Benítez
Comisario general (RE), Abogado

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